Foto de archivo de Sara Carbonero e Iker Casillas durante unas vacaciones en Brasil en el año 2011
Foto de archivo de Sara Carbonero e Iker Casillas durante unas vacaciones en Brasil en el año 2011 - gtres

Iker Casillas busca trabajo para Sara Carbonero en Oporto

El exportero del Real Madrid pide al presidente de su nuevo club que interceda para que la periodista pueda desarrollar su labor en una televisión de Portugal. Aunque no le faltarán ofertas

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Es la pareja de moda en Portugal. Sin duda. Íker Casillas y Sara Carbonero, que acaban de estrenar su nueva vida en Oporto, ya están arrasando, pues ella también es una celebridad allí desde la famosa «entrevista-beso» ante las cámaras de Tele 5 en 2010, tras la victoria de la selección española en el Mundial de Sudáfrica.

Cada vez parece más cercano el momento en que la periodista cambie la cómoda situación de excedencia de la que disfruta con el beneplácito de Mediaset por una nueva ocupación, que tendrá que compaginar con sus colaboraciones estelares en la revista «Elle» y su web de belleza, www.slowlove.com, en la que se ve arropada por dos colegas.

Fuentes próximas al club apuntan a que Casillas se ha dirigido al presidente del Oporto, Pinto da Costa, para que trate de recomendarla en alguna televisión importante de Portugal, donde pueda explotar de nuevo sus dotes de comunicadora.

De momento, Canal Oporto le ha abierto sus puertas. La emisora de referencia en la ciudad ha sido definitivamente adquirida por el club de fútbol, y sus responsables, precisamente a instancias de Pinto da Costa, le ofrecen la fórmula que prefiera: presentar un programa o realizar apariciones esporádicas que, a buen seguro, dispararían la audiencia.

Claro que el primer paso sería que ella se soltara hablando portugués, algo que volvería locos a sus fans al otro lado de la frontera. Mientras aprende (se encuentra en fase de buscar el lugar y el método adecuados), podría comenzar a ejercer detrás de las cámaras, y dar el salto cuando domine la lengua de Camoes.

Para abrir boca y tomar contacto con la vida social a orillas de la desembocadura del Duero, Íker y Sara se han dejado ver por primera vez en Oporto «la nuit». Salieron a cenar el domingo en el restaurante «A Marisqueira de Matosinhos», una de las dos zonas de playas (junto a Foz) que rodean la ciudad y amplían su atractiva oferta de ocio.

Y allí, en una mesa próxima, se encontraba casualmente el concejal de Cultura, Paulo Cunha e Silva, quien no desaprovechó la oportunidad para sacarles una fotografía (aunque fuera de espaldas) y, como un superfan más, compartirla en Facebook con sus amigos.

Francesinha para el astro

El alcalde, Rui Moreira, y Cunha son grandes aficionados del nuevo club del exportero del Real Madrid y no se suelen perder los partidos que se disputan en el estadio Do Dragao. Ambos están encantados con la presencia del guardameta de la selección española, cuyo tirón mediático se deja sentir en el norte del país vecino. Así que Cunha e Silva no tardó ni un minuto en llamar al camarero para susurrarle al oído: «¿Puedes decirle al señor Casillas que el alcalde quiere invitarlos a una ‘‘francesinha’’, por favor?».

Se trata del contundente plato bandera de Oporto, que consiste en una rebanada de pan de molde tostada y con un relleno formado por carne y embutidos: desde un filete de ternera o cerdo hasta mortadela o jamón cocido. Por encima, otra rebanada más, lonchas de queso y una salsa picante. Patatas fritas y cerveza completan la delicia, no precisamente refinada, pero que se ha convertido en la más extendida seña de identidad gastronómica del lugar.

La anécdota ilustra el extraordinario recibimiento que se le está haciendo a la pareja, que aterrizó en Invicta (nombre acuñado desde que Napoleón fue incapaz de ejecutar su conquista) después del 0-2 a favor logrado en la localidad alemana de Duisburgo el pasado sábado.

«Estoy ilusionada»

Sara ha escrito en su blog para la revista «Elle» sobre este cambio de aires: «Empiezo ilusionada esta etapa en Porto, una ciudad preciosa llena de rincones que estoy deseando descubrir. He estado varias veces en Portugal, tanto por trabajo como por placer, y siempre me ha llamado la atención la amabilidad de su gente».

Y añade: «Seguro que pronto nos sentimos como en casa. Porque, aunque siempre he creído que los hogares no los hacen los sitios sino las personas, Porto es una magnífica ciudad para crear un nuevo hogar».

El vértigo arranca para un Íker ilusionado con su periplo luso, en el que Sara le apoya incondicionalmente y el pequeño Martín, de un año y medio, pone la guinda. Resulta evidente que su flamante vida los hace sonreír.

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