En el centro de la foto Patricia Llosa, rodeada por sus hijos, Morgana y Gonzalo, y sus seis nietos. Álvaro se suma hoy al «clan»
En el centro de la foto Patricia Llosa, rodeada por sus hijos, Morgana y Gonzalo, y sus seis nietos. Álvaro se suma hoy al «clan» - abc

Los hijos de Vargas Llosa se van de vacaciones con su madre Patricia

El escritor e Isabel Preysler se preparan para salir fuera de España y descansar sin que los localicen

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El «clan Vargas Llosa» -el premio Nobel de Literatura, su mujer y sus tres hijos siempre se han hecho llamar así en la intimidad- se juntados veces al año: en julio, para disfrutar de las vacaciones estivales en España, y en diciembre, para festejar la Navidad en Perú. Son encuentros muy importantes ya que los tres hijos del matrimonio viven desperdigados por el mundo (una en Madrid, otro en Washington y otro en Londres) y esos días que pasan juntos han ayudado a que la prole se mantenga unida a lo largo de las décadas.

El «clan» consiste -o consistía- en Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa; su hijo Álvaro y su esposa, Susana, y sus hijos Leandro y Aitana; Morgana, su esposo Stefan y sus hijas, Isabela y Anais; y Gonzalo y sus hijas, Josefina y Ariadna.

Todos ellos están ahora juntos veraneando en una isla del Mediterráneo (Álvaro aterrizará hoy con los suyos). Todos, con excepción del patriarca. Esta es la primera vez que uno de los miembros claves -el «pater familias»- no se encuentra presente en una de las cumbres anuales de la dinastía más famosa de Perú. «Ese es el lado más triste y doloroso para la familia de Mario, ya que él siempre ha sido una pieza fundamental en estas reuniones, por la relación excelente que siempre ha tenido con sus tres hijos, así como con su yerno (Stefan), su nuera (Susana) y sus nietos, que le adoran y admiran», dice un amigo íntimo de los Vargas Llosa.

Según esta fuente muy próxima a la familia, los más apenados por la inesperada ruptura del escritor y su mujer son sus seis nietos. «El hecho de que hoy día, por primera vez, no se encuentre con ellos el abuelo es muy triste para todos, pero en particular para los más pequeños, que extrañan a quien se refieren cariñosamente como ‘‘el abuelito Mario’’: el que siempre contaba las historias más interesantes y entretenidas en la mesa, el que transportaba a sus nietos al mundo de lo imaginario con sus cuentos, el que les daba consejos sobre sus estudios, el que les recomendaba qué libros leer...», señala esta fuente. Ese «abuelo sabio» es el que precisamente hoy añoran, sobre todo la tercera generación Vargas Llosa.

Planes en vilo

Desde el jueves, Patricia Llosa, sus hijos y nietos se encuentran descansando en un lugar de vacaciones en España, que ABC no especifica para proteger la intimidad de la familia. «Por ninguna circunstancia quieren revelar el lugar. No quieren que los paparazis vayan hasta donde se encuentran y les compliquen estos pocos días de paz y tranquilidad que necesitan, sobre todo Patricia», dicen en su entorno. Según ha podido saber este periódico, cuando estas vacaciones se organizaron originalmente en abril de este año -es decir, hace solo tres meses- Mario y Patricia seguían juntos y por lo tanto se suponía que iban a reunirse, como todos los años, con sus hijos y nietos.

«En algún momento, cuando Mario decidió sorpresivamente marcharse de casa el 4 de junio, Patricia y sus hijos consideraron la posibilidad de cancelar estas vacaciones, por el shock de lo ocurrido. Sin embargo, al final Patricia decidió que las mantendrían, porque lo más importante en el mundo para ella es conservar la cohesión familiar. Nunca pondría nada por encima de eso. Ha querido mantener esta tradición familiar, a pesar de que su marido no se encuentra con ella», desvelan sus amigos más fieles.

Por su parte, Mario Vargas Llosa prepara sus vacaciones con Isabel Preysler en un lugar «secreto» fuera de España y, según ha podido saber ABC, volverán pronto: el 27 de julio. En cambio, Patricia Llosa no tiene planes de dejar España, mucho menos para consultar a abogados matrimonialistas de Lima como se dijo en algunos medios. «No ha contactado con ningún experto en divorcios. Mario tampoco. Es ahora ella la que ha asumido ese rol clave de asegurarse que esa unión familiar que ha caracterizado siempre a los Vargas Llosa no se quiebre. Y por eso, a pesar de su estado de ánimo, ha decidido seguir adelante. Y es algo que sus hijos le agradecen», destacan en su entorno.

El descanso del «clan» es el primer reencuentro de la familia Vargas Llosa desde su última cita en Nueva York, el pasado 4 de junio, cuando Mario y Patricia celebraron sus bodas de oro. «Todos están haciendo un enorme esfuerzo por mantener la alegría», explica una confidente de la mujer del Nobel que la está acompañando en estos momentos. «Pero no hay duda de que, cada vez que se sientan a la mesa, a cada uno de ellos, de distintas formas, les duele le ausencia del ‘‘abuelito Mario’’».

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