El templo es conocido por tener una hermosa colección de vidrieras
El templo es conocido por tener una hermosa colección de vidrieras - INMA FLORES

Iglesia Nuestra Señora de las Fuentes, un «fuenteovejuna» ante las cuatro torres

El templo revivió en 2007 tras una polémica demolición, gracias a la generosidad de su comunidad

PERIODISTA Y PROFESOR DEL CEU-SAN PABLO Actualizado: Guardar
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Una parroquia unida jamás será vencida. Un fuenteovejuna parroquial en toda regla. Nuestra Señora de las Fuentes, en la calle Villa de Marín, 39, fue protagonista de una historia que en su día llenó páginas de periódicos. Ya casi nadie la recuerda, pero ahí está en la memoria colectiva de una comunidad que rezó, se encerró en el templo para que no lo derribaran, y reivindicó justicia y caridad. Una comunidad viva, bien formada, con un protagonismo especial de los fieles cristianos, volcados en construir, no destruir, el templo, su casa, la comunidad, el barrio. Ese grupo de fieles que se desgañitaron para que la versión mediática dominante respondiera a la verdad y no a lo políticamente correcto.

La verdad siempre en este apacible barrio de clase más que media y edificios espigados.

Lo cuenta el que fuera párroco desde el minuto cero, durante treinta y dos años, don Eusebio Caña Lázaro, en un precioso libro con motivo de los veinticinco años de la parroquia (1982-2007): «El 3 de junio de 1993, jueves, a las 10 de la mañana (tanta precisión significa lo que para mí supuso aquella hora), recibo una llamada telefónica del Arzobispado, con este lacónico mensaje: “Eusebio, retira del templo el Sagrario y las imágenes, porque el lunes van a derribar el templo”». Comenzó el calvario, detrás de la cruz, la luz, y don Eusebio, que aún hoy sirve a esta comunidad ya no como párroco, fue constructor de paz en un barrio agitado por una denuncia de unos vecinos y una demolición que se ejecutó pese a que la realidad de la invasión de lindes y otras causas era muy otra. El Ayuntamiento, de por medio, también condenado. «En la contrariedad, en la travesía del desierto, es dónde más se purifica el Pueblo de Dios», concluye don Eusebio ese capítulo de su escrito de descarga.

El templo dio un pequeño giro y el 11 de octubre de 2007 se presentó de nuevo, «más acogedor» incluso, en su nueva estructura cumplidora de una justicia humana que está en un veremos. Sus artífices fueron el arquitecto Ángel Sánchez-Bermuy y el aparejador Jesús Arellano. Destacan unas preciosas vidrieras que dan calor y color, factura del escultor Higinio Vázquez. Y una llamativa imagen de la Virgen, Nuestra Señora de las Fuentes, obra del profesor de Bellas Artes Hipólito Pérez. El pasado pertenece a la historia. Esta comunidad de fe es hoy comunidad de plena esperanza. Así lo describe el actual párroco, el sacerdote José María Crespo, que está acompañado por el sacerdote Manuel Cobo, ambos con experiencia misionera en Honduras, en dónde el párroco vivió un secuestro «express» de lo más impactante. José María Crespo, formado en el carisma de los misioneros claretianos, con espíritu de Iglesia en misión, es también capellán de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma. También colaboran los miembros de la comunidad de formación de los jesuitas.

Una comunidad viva con hechuras de fe joven. En el día a día, salir y entrar de gente, tránsito de la capilla al despacho y del despacho a los locales anejos de un complejo parroquial envidiable. La catequesis de todas las edades, con más de un centenar de niños; los cincuenta jóvenes universitarios, que son la joya de la corona; el grupo de matrimonios jóvenes, antes catequistas, ahora padres de niños en edad formativa; el grupo misionero; la comunidad de la Renovación Carismática «Fuente viva» y los que asisten a la Ultreya de Cursillos de Cristiandad. La otra punta de lanza son los cursos Alpha, preguntas sobre la fe de personas inquietas, y respuestas adecuadas. Un método que procede de Inglaterra y que es tan familiar como las cenas y esas conversaciones a tumba abierta. La caridad de la parroquia es mucha para con las Hermanitas de los pobres, el Cotolengo o el Hogar Jesús Caminante, iniciativa de pura gracia para quienes transitan sin nada en la vida. También es famosa la carrera solidaria que este año destinará el dinero al centro de apoyo escolar de las salesianas, Don Bosco, y a la Asociación vecinal Valdeperales. «Armen lío», dijo el Papa Francisco, y de eso, en esta parroquia, se trata.

La próxima semana: Parroquia de Jesús de Medinaceli

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