Sánchez e Iglesias no se verán antes de Semana Santa, como acordaron

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias enfrían su acercamiento en busca de una investidura del primero como presidente del Gobierno. Ambos han suspendido de mutuo acuerdo la cita a la que ambos se habían emplazado «antes de Semana Santa», segun quedaron en conversación telefónica el miércoles de la semana pasada, y la han sustituido por otra nueva conversación telefónica.

Según informan fuentes socialistas, Sánchez e Iglesias mantendrán este miércoles esa conversación telefónica tras «la imposibilidad de cuadrar las agendas respectivas». Y después emitirán una nota conjunta.

La posibilidad de que los dos líderes acabaran suspendiendo la reunión de este miércoles estaba en el ambiente por diversos motivos; no solo por el cólico nefrítico que llevó a urgencias en el hospital a Iglesias el sábado por la noche, sino por problemas más «políticos».

Ciudadanos, el todavía aliado férreo del PSOE, veía con «mucha preocupación» esa vuelta del PSOE a la idea del «gobierno de izquierdas» y así se lo había hecho saber a Mariano Rajoy y al PP. Y lo que no quiere Sánchez es perder la pátina de líder moderado que ha consolidado no solo en el debate de investidura sino en los tres meses que han transcurrido desde las elecciones del 20-D.

Los socialistas consideran que ahora es Podemos quien pasa por dificultades, debido a la crisis interna que causado el cese del secretario de Organización, el «errejonista» Sergio Pascual, partidario como el portavoz parlamentario de una abstención en la investidura de Sánchez, por Pablo Echenique.

Echenique, líder en Aragón, tiene mucho prestigio en las filas de Podemos, pero se sitúa más en la órbita de Iglesias, Juan Carlos Monedero y la corriente anticapitalista, muy reacios a pactar con el PSOE si no es entrando en el Gobierno.

A su vez, Sánchez tiene ante sí la «línea roja» establecida por el Comité Federal del PSOE el 28 de diciembre, que aleja cualquier posibilidad de pactar con Podemos y sus confluencias, partidarias del referéndum en Cataluña, y mucho menos contar para la investidura con la abstención de los independentistas catalanes de ERC y DiL (antigua Convergència).