TODO IRÁ BIEN

Incierta cabra

El encuentro de ayer entre Pascal y Rubalcaba fue casual y sirvió para que Pascal ayudara al exsecretario general del PSOE a hacerse una composición de lugar en el agotador laberinto nacionalista

Carles Puigdemont junto a Marta Pascal durante un acto el pasado mes de julio EFE
Salvador Sostres

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El mayor mérito que ha tenido la aplicación del artículo 155 es enfrentar al independentismo con las consecuencias de sus actos. El independentismo ha ingresado en la edad adulta no gracias a la solvencia de sus planteamientos sino a la firmeza con que por primera vez España lo ha tratado como a un adulto, reclamándole la libertad y la democracia que tanto exige a los demás.

En tan crucial momento, el presidente Rajoy estuvo solo y no pudo contar ni con Ciudadanos ni con el PSOE , demasiado oportunistas para comprometerse con las más graves razones de Estado. Sólo cuando no les quedó más remedio, porque entendieron que la opinión pública no iba a perdonarles la tibieza, hicieron ver que ayudaban al Gobierno cuando en el fondo sólo se ayudaron a sí mismos a no hacer el más estrepitoso ridículo.

Pero aunque es cierto que la relación entre el presidente Rajoy y Pedro Sánchez ha mejorado mucho, y ambos están satisfechos en este sentido, desde que Felipe se fue, los socialistas son una cabra incierta sin otra dialéctica que el cuerno y la coz.

El encuentro de ayer entre Marta Pascal y Alfredo Pérez Rubalcaba fue casual y sirvió para que Pascal ayudara al exsecretario general del PSOE a hacerse una composición de lugar en el agotador laberinto nacionalista. Nada que decir. Pero es importante que Sánchez mantenga a su partido alejado de la frivolidad y de esa tendencia tan socialista de enredar en las tensiones territoriales para poder acusar de facha al PP y poder comparecer como los que intermedian entre distintas sensibilidades.

Entre el populismo de Podemos y el populismo de Ciudadanos, el PSOE tiene la oportunidad de recuperar su sentido de Estado, de volver a centrarse y de recuperar desde ahí su vocación mayoritaria. España necesita tener una izquierda moderada y seria a la que poder votar sin cargarse la integridad nacional ni la prosperidad económica y social.

Con la nueva relación entre Sánchez y el presidente Rajoy no sólo hemos recuperado la imprescindible normalidad y lealtad institucional entre Gobierno y oposición: también la idea central de que bien sea bajo la forma del comunismo, el independentismo o el narcisismo, el gran enemigo de una sociedad vertebrada es el populismo , los charlatanes de soluciones fáciles -y falsas- a problemas complejos y reales; y es contra ellos contra los que tendremos que articular mayorías y un proyecto político que nos aleje de los peores abismos de siglo XX y dé sentido y profundidad a nuestro tiempo civilizado y libre.

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