Alemania ha reconvertido su modelo productivo
Alemania ha reconvertido su modelo productivo - AFP

El consumo releva a la exportación como motor del crecimiento alemán

El aumento de la demanda interna ha provocado una subida de las importaciones más alta que la registrada por las ventas al exterior

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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El PIB de Alemania ha experimentado una expansión del 0,7% en los tres primeros meses del año, lo que supone más del doble que en el último trimestre de 2015 y su mayor ritmo de expansión en dos años. En términos interanuales, creció un 1,3% y, entrando a destripar los datos, nos encontramos con que el crecimiento se explica en gran medida por la contribución de la demanda doméstica, con un incremento del consumo de los hogares y del gasto público que consolida un cambio de modelo económico. Mientras las ventas al exterior eran el punto más vigoroso del PIB, ahora la balanza comercial tiene un ligero efecto bajista sobre el crecimiento, ya que las importaciones aumentaron significativamente más que las exportaciones.

«Debido al clima templado, la formación de capital fijo en la construcción, así como en la maquinaria y el equipamiento, aumentó de forma marcada», indican los expertos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis), dando lugar a un crecimiento del sector de la construcción del 2,3%. Además, son el mayor gasto de los hogares y las inversiones los que empujan el PIB. El gasto privado creció un 0,4% en el primer trimestre y el gasto público subió incluso un 0,5% debido a los desembolsos relacionados con la acogida de los refugiados.

Estos datos suponen un cambio significativo en la cultura económica alemana, anclada tradicionalmente en el ahorro y las exportaciones. Los consumidores germanos, alérgicos al gasto durante décadas, parecen haber descubierto el gusto por las compras, permitiendo el despegue del sector servicios y, además, se han lanzado a la compra de casas propias en un mercado en el que hasta ahora predominaba tozudamente el alquiler.

En la evolución pueden leerse las huellas de la política monetaria extremadamente expansiva y relajada del BCE. El hecho de que los tipos de interés pisen territorio negativo desincentiva el ahorro en sus modalidades tradicionales y está impulsando a los alemanes a la compra de inmuebles. Según el Bundesbank, el volumen total de hipotecas subió un 3,5% en 2015, la mayor tasa anual en más de una década, hasta alcanzar un récord de 1,23 billones de euros.

El Banco Central alemán descarta que, de momento, se hayan formado burbujas de precios en el mercado inmobiliario, aunque reconoce que en algunas ciudades los precios de los pisos en propiedad y de las casas unifamiliares están notablemente sobrevalorados. Una encuesta realizada por las cajas alemanas ha desvelado que el 50% de sus clientes considera que el ladrillo es la mejor forma de ahorrar. En 2013, el número de clientes que se lanzaron a la compra de su propia vivienda aumentó un 5% respecto al año anterior. Quizá sean unos porcentajes que no impresionen vistos desde España, pero en Alemania suponen una auténtica revolución.

Conviene recordar que durante dos décadas, desde la reunificación alemana hasta 2010, los precios de la vivienda en este país permanecieron prácticamente invariables, mientras que durante los últimos cinco años se ha visto una evolución marcadamente al alza y que ronda el 50% en ciudades como Berlín y Múnich. Entre las causas, además de los tipos de interés, está el empeoramiento de la calidad de la jubilación tras las reformas que comenzaron en 2000 y que empiezan a afectar ahora a las primeras remesas de jubilados. El 37% de los encuestados admite que «comprar una vivienda es invertir en jubilación», una afirmación que hace solo unos años habría sido considerada absurda a finales del siglo XX, cuando los jubilados alemanes seguían viviendo de alquiler en su casa mientras compraban su segunda vivienda en las costas españolas.

La nueva generación de alemanes compradores de vivienda financia casi un tercio de sus compras en efectivo, de forma que el ratio medio de endeudamiento fue del 71,7% en 2015, según Interhyp, el mayor distribuidor de hipotecas de Alemania. A cierre del pasado año, la agencia de estadística de la Unión Europea muestra que un 52,5% de los alemanes vivía en 2014 en inmuebles de su propiedad, bastante por debajo de la media de la UE, que ronda el 70%. En 2006, el nivel rondaba el 42% en Alemania.

Los emergentes se frenan

Pero además está la cuestión de las exportaciones. Alemania, tradicional líder exportador mundial que fue superado por China hace solo un par de años, constata ahora un aumento de las importaciones del 1,4% allí donde las exportaciones suben solamente un 1%, debido a la ralentización de la demanda en países emergentes como China, Rusia, y Brasil. «Teniendo en cuenta que en el último año las exportaciones a EE.UU. aumentaron un 19%, hasta los 114.000 millones de euros, podemos decir que la situación es saludable», defiende Anton Börner, presidente de la Federación de Comercio Exterior (BGA), que señala los sectores del automóvil, la maquinaria y la química como los de mejor comportamiento.

Pero es el hecho de que la economía interna haya florecido hasta el punto de sustituir el tirón de las ventas al exterior lo que permite mantener las previsiones de los institutos económicos alemanes. La última estimación para este año es del 1,6% y de un 1,5% para 2017, a pesar del enfriamiento de la economía mundial y el debilitamiento de la demanda procedente de las economías emergentes.

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