La Bolsa china desencadenó el pasado lunes un día negro en todos los mercados del mundo
La Bolsa china desencadenó el pasado lunes un día negro en todos los mercados del mundo - reuters

EE.UU. aguanta la embestida de China

Los expertos sólo temen un contagio a las economías asiáticas, con las que la primera economía del mundo tiene más relación

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Del pánico a la confianza. Los inversores y las autoridades económicas y financieras norteamericanas afrontan las próximas semanas con la convicción de estar superando el desafío chino. La reacción de Wall Street al temblor del pasado lunes hasta lograr casi la plena recuperación de lo perdido, avalada por el inesperado buen dato de crecimiento, apuntalan la idea de que la economía de Estados Unidos se mantiene firme. Sin dejar de mirar de reojo a Shangai en un momento de especial volatilidad, el contagio al resto de economías asiáticas constituye hoy el verdadero temor, más que China en sí misma. La Reserva Federal, más reforzada hoy para subir los tipos de interés pero con división de opiniones sobre si hacerlo en septiembre, tiene ahora la llave para ir cerrando el grifo de una política ultraexpansiva que ha funcionado.

Estados Unidos ha vivido una semana de confirmación de que su economía descansa sobre bases sólidas. El 3,7% de crecimiento en el segundo trimestre, que contrastaba con el 2,2% de previsión estimada y con una caída del PIB del 0,6% el trimestre anterior, catapultaba a Wall Street. Si el estallido chino había tenido como origen precisamente el freno a un crecimiento siempre enormemente superior al de Estados Unidos, algo había cambiado: el país oriental pasaba de subidas por encima del 10% a un 7%, mientras el nortamericano se encontraba ahora muy cercano al 4%.

El segundo trimestre sólo ha ofrecido datos para el optimismo: un refuerzo de la confianza del consumidor, un incremento del venta al por menor cercano al 3% y un dato de venta de pisos que no se conocía desde 2007, justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria.

Sólo la amenaza de que China ahonde en su crisis y remueva los cimientos del resto de la economía mundial ofrece dudas. A ese riesgo, la mayoría de expertos contrapone el argumento de que la influencia directa de la economía china en la de Estados Unidos es relativa. En términos de relación comercial, a pesar de que las exportaciones nortamericanas hacia el gigante asiático se han incrementado un 50% desde el año 2008, hoy sólo suponen un raquítico 7% del total de las ventas en el exterior, frente al 21% que constituyen las compras de Estados Unidos en territorio chino. De tal forma que el freno a las exportaciones de las grandes compañías norteamericanas debido al fortalecimiento del dólar (sólo contestado esta semana por un euro en alza) no viene a suponer un perjuicio tan notable en el conjunto de la economía nacional.

Donde la mayoría de los analistas sitúan la verdadera espada de Damocles, todavía lejana, es en un contagio de la crisis al resto de países asiáticos, con la mayoría de los cuales Estados Unidos mantiene unos lazos comerciales mucho más estrechos.

Tampoco la bajada del petróleo, que cerraba otra semana de bajada en Estados Unidos en los 45 dólares el barril, constituye argumento suficiente para los pesimistas. En el peor de los casos, los expertos dividen beneficios y perjuicios a partes iguales. Siendo verdad que el imparable abaratamiento del crudo está minando en parte los beneficios de las grandes compañías norteamericanas, y, aún peor, agravando el negocio y el empleo en las pequeñas empresas dependientes del sector, la bajada de precios para el consumidor en la que se está traduciendo compensa a un nivel similar, a juicio de los expertos y las autoridades económicas. Frente al 0,6% en 2015 y el casi 1% en 2016 de menoscabo en el PIB que supondrá un petróleo tan barato según la proyección de Goldman Sachs, las previsiones tanto oficiales como de diferentes estudios auguran asimismo un incremento del consumo y la demanda interna.

A las buenas cifras económicas puede sumarse una confirmación de la caída del desempleo, si el dato del mes de agosto que se publicará esta semana mantiene la tendencia de los últimos meses. Como confesó el vicepresidente de la Reserva Federal, Stanley Fischer, las cifras de creación de empleo y la evolución de los mercados van a tener su influencia en la decisión final que sobre una subida o no de los tipos de interés adoptará el guardián de la política monetaria estadounidense en su reunión del 16 o 17 de septiembre, en la que están puestas las miradas de todo el mundo económico y financiero.

La prueba de que la FED no es ajena a los movimientos de los mercados vino esta semana de la mano de William Dudley, presidente de la Reserva Federal neoyorquina, quien en plena calma tras la tormenta financiera vino a enfriar la posibilidad de que el incremento de los tipos se produjera el mes entrante.

No está tanto en tela de juicio la cuantía de la posible subida, que se limitaría inicialmente a un cuarto, hasta el 0,5%, según ha apuntado Fischer, con progresivos pequeños aumentos posteriores, como el hecho en sí de esperar a diciembre o iniciar ya un cambio de tendencia desde que a finales de 2008 se decidiera situar el tipo de interés en el 0,25%, el más bajo de la historia del país. Son muchas aún las voces de expertos y analistas que reclaman un mantenimiento de los tipos alegando el riesgo de un debilitamiento del crecimiento y que el bajo precio del crudo garantiza el control de la inflación, que la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ha fijado en un máximo de 2% como gran objetivo.

Ayer mismo, su vicepresidente Fischer, manteniendo el cambio de discurso hacia el fin de la política monetaria expansiva que ya anunció la propia Yellen, recordó la importancia de controlar la inflación, actualmente en el 1,2% en los últimos 12 meses. En un ambiente de dudas durante la reunión de gobernadores de bancos centrales en Jackson Hole, en Wyoming, Fischer no dejó dudas sobre la determinación de que la inflación no se dispare.

Ver los comentarios