Un veterano inversionista de valores pasa frente a una pantalla que muestra el índice de valores
Un veterano inversionista de valores pasa frente a una pantalla que muestra el índice de valores - efe

La Bolsa china vuelve a caer tras su mayor desplome de los últimos ocho años

Después de una jornada de altibajos, el índice de Shanghái pierde un 1,68% pese a las medidas del Gobierno para estabilizar el parqué comprando acciones

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Tras empezar la semana con su mayor desplome desde 2007, la Bolsa china ha vuelto a caer este martes a pesar de los esfuerzos del Gobierno por estabilizarla. Después de una frenética jornada, que arrancó con una bajada del 5% y luego llegó a marcar una subida del 0,93%, el índice Composite de Shanghái ha cerrado con una caída del 1,68%. Aunque las pérdidas han sido mayores en el parqué secundario de Shenzhen, que cayó un 2,2%, al menos la Bolsa de Hong Kong (la segunda mayor de Asia tras la de Tokio) subió un 0,62%.

Durante todo el día, el autoritario régimen de Pekín ha intentado frenar la caída de la Bolsa ordenando a sus empresas estatales y fondos de inversión comprar acciones, como viene haciendo desde hace un mes. A mediados de junio, la burbuja bursátil china, que había subido más de un 150% en solo un año, empezó a desinflarse al sumar durante varios días una caída del 30%, lo que desató el pánico vendedor entre los accionistas, en su mayoría pequeños inversores.

Con el fin de atajar dicho desplome, que provocó unas pérdidas de capitalización de 2,7 billones de euros – equivalente a un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) –, las autoridades « intervinieron» la Bolsa inyectando dinero del Banco Central para que las empresas estatales compraran títulos. Además de cancelar las salidas a Bolsa previstas para este verano, suspendieron la cotización de la mitad de las 2.800 compañías que cotizan en Shanghái y Shenzhen y prohibieron a los accionistas con más del 5% de los títulos de una empresa venderlos durante seis meses.

Con estas medidas, la Bolsa china repuntó un 15% durante las dos últimas semanas, pero los inversores, temerosos de su volatilidad, han optado por vender para recoger beneficios rápidamente antes de que ocurra una nueva caída. Curiosamente, dicha reacción es la que ha generado este nuevo desplome.

Con sus medidas de choque, el Gobierno ha conseguido frenar en parte la caída, pero no revertir el sentido de la Bolsa. Insistiendo en la misma línea, la Comisión Reguladora de Valores de China ya ha dejado claro que su brazo financiero seguirá comprando acciones para estabilizar el mercado. Este intervencionismo estatal empaña las promesas reformistas del primer ministro, Li Keqiang, quien había anunciado a bombo y platillo una progresiva liberalización de la economía para que empezara a regirse más por las fuerzas del mercado.

Además, la actuación estatal sigue enviando a los accionistas el mensaje de que el Gobierno no dejará caer la Bolsa, lo que ha llevado a muchos de ellos a invertir parte de sus ahorros en el parqué sin apenas conocimientos y confiando demasiado en las autoridades. Según explica a ABC Oliver Rui, profesor de Finanzas de la Escuela Chino-Europea de Negocios de Shanghái (CEIBS), “muchos inversores están moviendo el dinero de sus cuentas de ahorro a la Bolsa por la atractiva y falsa impresión de que el Gobierno les ofrecerá un colchón para evitar su caída”.

La ruleta de un casino

Con una inversión media del 20% de su dinero, el 85% de los 90 millones de accionistas chinos son pequeños inversores que, en ocasiones, acuden a la Bolsa como si fuera la ruleta de un casino. Atraídos por su subida continuada durante el último año, que las propias autoridades habían ensalzado a través de los medios estatales, siete millones de inversores se sumaron a la Bolsa hasta finales de junio y se abrieron 40 millones de cuentas hasta mayo, justo antes de que estallara la burbuja.

Como de costumbre, el régimen chino ha vuelto a ver conspiraciones en este derrumbe de la Bolsa y ya está investigando por especulación a varios fondos de inversión y “brokers”. Pero el principal problema es que la burbuja de la Bolsa china aún debe seguir deshinchándose porque, a pesar del batacazo del lunes y de las pérdidas de junio, su valor sigue un 60% más alto que a principios de año.

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