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Crónica de la gala de año nuevo chino: propaganda para 800 millones de espectadores

El programa es de los más vistos del mundo y resume la ideología del régimen

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Junto a los petardos y los «dumplings», las típicas empanadillas hervidas rellenas de carne y verdura, la gala de la televisión estatal CCTV es otra de las tradiciones del año nuevo chino, que se celebró el miércoles por la noche. Con una audiencia de 800 millones de espectadores, se trata de uno de los programas más vistos del planeta junto a las ceremonias de inauguración de los Juegos Olímpicos y los Mundiales de fútbol. La Gala de la Fiesta de la Primavera, como se denomina en mandarín al año nuevo lunar, es además el ejemplo perfecto de la propaganda que el autoritario régimen de Pekín impone a los medios de comunicación.

Durante sus cuatro horas y media de duración, sus 36 actuaciones abarcan desde la ópera china hasta las acrobacias y las artes marciales pasando por espectáculos de magia, almibaradas canciones del pop de Hong Kong y números cómicos que dan un repaso al país, al menos tal y como lo ven los ideólogos de la propaganda.

Junto a la exaltación del nacionalismo chino, la unidad de las etnias y la glorificación del desarrollo económico que ha traído el Partido Comunista, la novedad este año ha consistido en criticar con humor la corrupción rampante, un tema hasta ahora tabú en estos programas de entretenimiento. En línea con la campaña anticorrupción ordenada por el presidente Xi Jinping, que ha lanzado una purga contra sus rivales dentro del régimen, tres números se mofaron de los funcionarios y su generalizada costumbre de aceptar sobornos o fomentar el amiguismo con fondos públicos. Para escribir uno de ellos, la pareja de jóvenes cómicos formada por Miao Fu y Wang Sheng hasta fueron asesorados por los investigadores anticorrupción de la provincia minera de Shaanxi, que les contaron lo común que era comprar la voluntad de las autoridades locales con coches, casas y hasta mujeres. A tono con el discurso del régimen, y como si fuera un cuento de hadas político, el corrupto acaba entendiendo su error y entregándose.

Luz Casal actuó en la gala del canal Beijing TV, que no tiene tantos espectadores como CCTV. Interpretó «Historia de un amor» en chino con un cantante de Hong Kong y «Piensa en mí» en español
Luz Casal actuó en la gala del canal Beijing TV, que no tiene tantos espectadores como CCTV. Interpretó «Historia de un amor» en chino con un cantante de Hong Kong y «Piensa en mí» en español

Marcando la versión oficial, la agencia estatal de noticias Xinhua señaló que se trataba de la «comedia más satírica en las tres décadas de la gala», llegando a asegurar que había sido tan aplaudida en las redes sociales que su única pega es que podía haber sido todavía más divertida. Pero lo cierto es que numerosos internautas chinos criticaron la moralina del régimen y la hipocresía de estos sermones de la propaganda. «La gala era sólo para los dirigentes, no para la gente», se quejó un usuario de Weibo, la copia china del censurado Twitter, mientras otro denunciaba que «los números anticorrupción eran un ejercicio de peloteo político», publicaba ayer el diario de Hong Kong «South China Morning Post».

«¡Qué feo! Las actuaciones son cada vez peores», se indignaba ante ABC la señora Ru, una anciana asidua a las galas de la Fiesta de la Primavera desde que comenzaron a emitirse en 1983. Ajenas a la televisión, su nuera y su nieta seguían enganchadas a sus teléfonos móviles mofándose de las bromas que circulaban por internet y enviando y recibiendo felicitaciones con sus respectivos »sobres rojos» electrónicos de dinero. Una costumbre similar al aguinaldo a la que también recurrió la gala televisiva para repartir entre la audiencia hasta 500 millones de yuanes (70 millones de euros), según informa el portal TechInAsia. Pagado por los patrocinadores, dicho dinero se enviaba directamente a los móviles de los espectadores que agitaran en momentos determinados del programa su aplicación WeChat, una especie de What'sApp, en partidas que iban desde los 4.999 yuanes (700 euros) hasta unos pocos céntimos, que eran las más habituales.

Y así, entre críticas a las actuaciones y sobres de dinero, se pasó un fin de año chino más con su inevitable gala de televisión.

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