HSBC es uno de los bancos que ha barajado la posibilidad de trasladar su sede central a Hong Kong
HSBC es uno de los bancos que ha barajado la posibilidad de trasladar su sede central a Hong Kong - reuters

Hong Kong, el Edén de las finanzas

Es el centro neurálgico de la banca por su eficiente marco regulador, los bajos impuestos y por ser la entrada a China

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Cuando recientemente el presidente del HSBC Douglas Flint deslizó en la asamblea general la posibilidad de que el banco abandonase su domicilio en el Reino Unido, provocó un gran revuelo en el mundo de las finanzas. El comportamiento en Bolsa del coloso bancario en los días siguientes no hizo sino llenar de razón a aquellos que valoran esta posibilidad, por muy compleja que pueda parecer ahora mismo.

La razón, el impuesto con el que el Gobierno británico ha gravado a las entidades financieras del territorio desde 2010. Los más de 1.000 millones de dólares que tuvo que abonar el año pasado y las sombrías previsiones de futuro hacen que los dirigentes de la entidad se planteen seriamente el cambio de sede.

Su destino más probable es Hong Kong, y existen poderosas razones para que así sea. Los románticos pueden decir que con este movimiento el banco se reencuentra con sus raíces volviendo al lugar donde fue creado hace 150 años. Pero la banca tiene motivos más prosaicos, y los debemos buscar en las peculiaridades del sistema bancario de la excolonia, así como en su estratégica posición como portal de entrada a la economía más pujante del planeta, la china.

Hong Kong es considerado uno de los principales centros financieros del planeta. Su sistema ha sido catalogado como el más libre del mundo en un ranking creado por la Fundación Heritage, valorando aspectos como su eficiente marco regulador, sus bajos y sencillos impuestos y su sofisticado mercado de capitales.

Baja carga de impuestos

Según el informe del Banco Mundial sobre el pago de tasas en 2014, Hong Kong tiene una de las economías más laxas a nivel de impuestos. Las rentas personales en Hong Kong están gravadas, en su tramo más alto, con un 17%, las rentas sobre el patrimonio un 15% y los impuestos a las sociedades son solo un 16,5% de sus beneficios.

Con todo, no es eso lo más importante. En Hong Kong no existe IVA, ni se aplican impuestos sobre los dividendos ni sobre las ganancias de capital. Además, el sistema impositivo se basa en un principio territorial, lo que significa que aquellos beneficios que resulten de actividades que la empresa realice en su totalidad fuera de territorio hongkonés estarían exentos de gravamen. «Lo que hace de Londres un lugar poco atractivo para nosotros es la tasa impuesta por el Gobierno. No solo grava nuestra actividad allí, sino todos aquellos beneficios obtenidos fuera del país, que son mas del 50% del total. Reducir eso marcaría una gran diferencia», afirma un alto cargo del HSBC.

Divisa fuerte y estable

Desde 1983, el dólar de Hong Kong está ligado en su valor al dólar americano. Esto se debió en su origen a un intento de dar estabilidad en el convulso entorno de las negociaciones entre China y el Reino Unido en relación al traspaso de la colonia y sin duda ha ayudado a convertir al territorio en el principal mercado de capitales de Asia. A pesar de que las circunstancias económicas y políticas han cambiado notablemente en los últimos años y el yuan es una divisa al alza, los especialistas no prevén un cambio en esta política. «No, al menos en el corto plazo. El dólar siempre será más estable que el yuan. Además, ¿por qué tocar lo que funciona?», razona un directivo de HSBC en Hong Kong.

Un país, dos sistemas

La frase de Deng Xiaoping «Un país, dos sistemas» supone más que unas distintas reglas del juego para Hong Kong. Es el campo de pruebas para la liberación del mercado financiero chino. Hong Kong hace de intermediario entre China y el resto del mundo. Por una parte ofrece un entorno absolutamente seguro, eficiente y globalmente reconocido y aceptado, y por otro ofrece profundas conexiones con el mercado de Mainland China. La última medida tomada en esa dirección fue el establecimiento del «Hong Kong-Shanghai stock connect» con el que inversores de China pueden comprar acciones del índice Hang Seng a través de sus propios agentes, mientras que inversores de Hong Kong e internacionales pueden tener acceso a títulos de la Bolsa de Shanghai sin intermediarios locales.

Por todo esto, Hong Kong se presenta como la base perfecta para todas las entidades que pretenden consolidar su presencia el mercado más emergente del planeta. El propio Flint en su discurso anual habló de la necesidad de invertir en China donde «en diez años habrá 100 millones de personas de clase media». Es posible que la decisión no esté tomada, y aunque desde dentro se empeñan en decir que Hong Kong es solo uno más de los posibles destinos, lo cierto es que Stuart Gulliver, su jefe ejecutivo, hace meses que ha fijado su domicilio financiero aquí. ¿Allanando el camino? 

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