«Nostalgia del agua»: hacia la otra orilla

Evoca Ernesto Caballero el nombre de Maurice Maeterlinck para situar la vibración expresiva de esta delicada pieza llena de «ecos y suscitaciones» y escrita hace un cuarto de siglo cuando el autor estaba «muy embelesado por el teatro simbolista». « Nostalgia del agua » es, en efecto, una obra que -como pretendían los miembros de aquella vanguardia estética que quiso volar fuera de los márgenes del realismo- mira el mundo como un misterio sin descifrar. Una mujer enigmática coincide con un pescador introvertido y algo hosco a orillas de un pantano, ella lo desconcierta con sus palabras pero hay un hilo intangible que les acerca: la percepción de que ambos desean algo más allá de la realidad huraña que les rodea.

Hay en el personaje de la mujer ecos de la Peregrina que dibujó Alejandro Casona en «La dama del alba» y, en el tono del texto, una atmósfera de inciertas fantasmagorías que evoca la suavidad de la escritura de José López Rubio en títulos como «La otra orilla». La puesta en escena de Jesús García Salgado se mueve en la sutileza apacible que la pieza pide, igual que la escenografía sugerida y sugeridora de Raymond. Un montaje concebido como homenaje al gran Manuel Galiana , un actor que impregna de calidad humana los personajes que interpreta y al que da gusto verlo confrontado, desde su matizado naturalismo, con Marta Belaustegui , actriz quizás más de método, que llega al m ismo destino en un estupendo trabajo que aúna precisión, misterio y elegancia.