Kevin Parker, líder de Tame Impala, el pasado viernes en Oeiras (Portugal)
Kevin Parker, líder de Tame Impala, el pasado viernes en Oeiras (Portugal) - EFE

Kevin Parker (Tame Impala): «Me da miedo volverme irrelevante»

El grupo de rock psicodélico australiano encabezó el cartel que cerró anoche el Bilbao BBK Live

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Los australianos Tame Impala y su rock psicodélico encabezaron, junto a Foals, el cartel que cerró anoche la edición de 2016 del Bilbao BBK Live. La primera vez para su líder, Kevin Parker (Sidney, 1986), no en España, pero sí en Bilbao. «La vista es increíble, no siempre tocamos en festivales con vistas así. Hace que la música sea más épica, más grande, cuando puedes ver kilómetros y kilómetros», anticipaba durante su charla con ABC a unas horas (arrancó a las 21.30) del concierto que ofreció ayer en el escenario principal.

Aunque nació en Sidney, Parker se crió en Perth, en el oeste, en el otro extremo de Australia. «Se parece a esto, es una ciudad costera, tuve suerte de vivir al lado de la playa.

Crecí en una cultura de bandas. Estuve en muchísimas bandas, es lo que hacías», rememora. «Empecé a tocar la batería con 12 años. Como cualquier adolescente que toca un instrumento quería ser una estrella del rock, pero cuando cumplí los 20 lo deseché. Seguí haciendo música porque es lo que amo, pero ya no tenía esa ambición infantil».

Eran tiempos en los que «absorbía literalmente todo», asegura. En los que se empapaba de Smushing Pumpkins, Supertramp, The Strokes. «Cuando era joven mis influencias eran más obvias. Hoy en día no tengo ninguna influencia explícita, me influyen sonidos y emociones que me gustan, para mí es más importante eso que otros artistas».

Parker deja muy claro que la evolución es crucial para él. «Sí, si quieres seguir siendo relevante. Algunos son felices cuando siguen haciendo lo que hacen, y no pueden cambiar. En mi caso, supongo que me da miedo volverme irrelevante, quedarme atrás», confiesa. «Cuando era más joven tenía mis reglas, las influencias que me gustaban, y negaba todo lo demás, la tecnología, el progreso. Pero hoy es más importante para mí. Están ocurriendo cosas increíbles con la música y la tecnología estos días. Sería una tontería cerrarse a eso».

Sin evolución, afirma, «el público se olvidará de ti. El gusto de la gente evoluciona, no quieren lo mismo una y otra vez. Algunos sí», concede, «pero no son el tipo de seguidores que quiero. Quiero gente que crezca conmigo. Hay bandas que saben en lo que son buenos y siguen haciendo lo que hacen, pero la gente puede sentir cuando la música es forzada». Y añade: «Escuché a alguien decir que no hay nada más aburrido que escuchar a un artista que sabe exactamente lo que hace. Es excitante cuando suena a que estás un poco fuera de la zona de confort. Estar fuera de la zona de confort es excitante, puedes oírlo, la gente puede oírlo».

Seguir tus instintos

«Lo más difícil es satifacerte a ti mismo», sigue reflexionando el artista australiano. «Hay un millón de artistas ahí fuera, y todos hacen algo diferente, así que encontrar tu propio sonido es un desafío, pero si te centras exactamente en lo que te gusta, es sencillo, porque todo el mundo tiene gustos diferentes». Otra idea: «Mientras seas honesto con lo que amas, y sigas tus instintos, [tu trabajo] será individual y único».

Con 30 años cumplidos el pasado mes de enero y tres álbumes con Tame Impala en su haber, a los que se suma su trabajo con otra banda, Pond, podría parecer que Parker lo tiene todo perfectamente claro. Sería una observación errónea. «Me cuestiono mucho», admite. «Intento no hacerlo, pero me lleva años terminar un álbum». Su proceso podría parecer sencillo: idea una canción, la graba en su estudio, piensa en una melodía, en la letra, el estribillo, la graba… Pero a esto, comenta entre risas, le siguen «dos años» en los que da vueltas y vueltas al rompecabezas.

El resultado, del que el premiado «Currents» (2015) es el último exponente, pudo escucharse anoche en Kobetamendi. Parker ya no querrá ser una estrella del rock en el sentido tópico del término, pero lleva desde 2005 en el negocio de la música, viviendo de su gran pasión. Si no hubiera cuajado, le preguntamos, ¿a qué se habría dedicado? «Pienso mucho en ello y sigo sin saberlo», reconoce. «No sé que habría hecho después de la universidad. Era bastante bueno en Ciencia, estudié astronomía en la universidad. Siempre me gustaron las estrellas. Probablemente habría terminado siendo astrónomo, pero no lo habría amado tanto la música».

El resbalón de Father John Misty

Parker, que se movió por el escenario descalzo, y se atrevió con un tímido «eskerrik asko», arrancó su concierto con uno de sus temas más conocidos, «Let it happen», que consiguió activar a un público hasta entonces algo dormido, como esperando a que arrancara la sesión nocturna.

Previamente se había dejado ver en el segundo escenario Father John Misty, quien sufrió un percance, resbalón incluido, del que se recuperó con un baño de masas que prolongó después, cuando se hizo un selfie con el móvil de un seguidor y se acercó a las primeras filas para estrechar las manos de los fans.

Foals y Redactors fueron algunas de las bandas que pusieron el broche a la tercera y última jornada. Según la organización, algo más de 102.000 personas acudieron a Kobetamendi durante los tres días de festival.

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