Detalle de la contraportada de la edición norteamericana de «Sensational»
Detalle de la contraportada de la edición norteamericana de «Sensational» - ABC
Edición ilimitada

Hallada una serie de emoticonos en un disco de hace medio siglo

Secuencias de rostros sonrientes y corazoncitos se mezclan en los títulos de crédito de «Sensational!», álbum de Les Baxter

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cuando apareció «Sensational!», la revista «Billboard» aplaudió los «estimulantes y dramáticos» arreglos de Les Baxter, cuya última obra calificó con adjetivos como «luxuriant», «exciting» y «potent». No era para menos. En 1961, justo antes de que los nuevos ritmos juveniles lo dejaran para el arrastre, el rey del guateque galante completó un álbum en el que mezclaba churras y merinas, del «Hava Nagilah» a «La Vie En Rose», pasando por «Vereda Tropical», y con el que ofrecía un recorrido transversal por los distintos acentos de su larga y exitosa producción, tematizada hasta entonces en discos en los que se había dedicado a explorar, siempre con orden y concierto, géneros, subgéneros, sonidos instrumentales, etnias, salones e incluso espacios geográficos y extraterrestres, hasta salirse de órbita con «Space Scapade». La gente estaba muy contenta en los años cincuenta. A la felicidad por el exotismo.

Además de una preciosa portada, el «Sensational!» de Les Baxter oculta en su anverso unos rótulos en los que aparece una serie de protoemoticonos: rostros sonrientes -todos femeninos y de raza blanca- y unos cuantos corazones, que representaban la dicha y el amor que el disco de Les Baxter quería transmitir a sus oyentes, presuntamente mujeres recién salidas de la peluquería, no hay más que verlas. Aunque las enciclopedias virtuales sitúen el nacimiento del emoticono a mediados del siglo XIX, la cosa venía de bastante antes, al menos desde que a alguien se le ocurrió distraer a los niños con lo de «con un seis y un cuatro aquí tienes tu retrato», que no transmitía nada de nada, pero que daba cuenta de las posibilidades expresivas de los códigos alfanuméricos, por lo que pudiera pasar cuando llegaran los teclados.

Cómo decir todo o nada

En «Sensational!», los grafistas de Capital Records se adelantan medio siglo a la popularización del emoticono como unidad lingüística de ese idioma universal al que ahora recurre la gente que poco tiene que decir. Lo clavaron: el corazón y la sonrisa. Sin la depuración formal de Smiley, carita sonriente que fue dando tumbos hasta identificar al acid house, los rostros de felicidad de las señoras de peluquería que aparecen, una detrás de otra, en el disco de Les Baxter conforman la primera serie industrial, porque están repetidas, del emoticono que en el siglo XXI iba a servir para expresarlo todo y no decir nada, que tiene mérito. En «Sensational!», las doce caras representan, una tras otra, a las doce canciones del disco. La gente estaba muy contenta en los años cincuenta.

Los corazoncitos intercalados en el texto, blancos y negros, trazados a mano alzada y más amorosos y cálidos que los de la baraja francesa, cierran esta visionaria aproximación a una forma de comunicar que la tecnología ha terminado por consagrar. Para el que quisiera leer y profundizar, la discográfica Capitol incluyó, con un cuerpo de letra sensiblemente más pequeño, un amplio texto promocional, justo debajo de su sensacional potaje de letras y emoticonos. También en esta clara y radical separación entre conocimiento y estímulo se adelantaron unas décadas.

Ver los comentarios