XI EDICIÓN

John Banville gana el premio RBA de Novela Negra

El autor irlandés se hace con el galardón con «Pecado», novela que firma con el seudónimo de Benjamin Black y en la que introduce a un nuevo personaje, el inspector Strafford

John Banville, tras recoger el galardón EFE
David Morán

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No contento con atesorar prestigiosos galardones como el Man Booker o el Príncipe de Asturias de las Letras y mantener como nadie el equilibrio entre la novela negra y la narrativa con eterno aroma a Nobel, John Banville (Wexford, Irlanda, 1945) ha añadido este jueves un nuevo galón a su impecable historial tras ganar el XI Premio RBA de Novela Negra con una obra secamente titulada «Pecado». En realidad, todo el mérito es de Benjamin Black, álter ego que el autor irlandés desenfunda cada vez que siente la necesidad de acercarse a la ficción negrocriminal, pero ha sido John Banville quien ha recogido la estatuilla y, por extensión, los 125.000 euros que acompañan al premio.

El único que no apareció anoche por ningún lado fue Quirke, ese patólogo forense con el que su creador ha capturado los claroscuros de la Irlanda de los años cincuenta en media decena de títulos y que se toma ahora un respiro para ceder el protagonismo a St. John Strafford, inspector «desgarbado, protestante y abstemio» que maneja el timón de «Pecado». «Es una anomalía, ya que es protestante y además es policía, y en Irlanda el 95% de la población es católica. Una nueva aventura para mí», ha explicado Banville tras recoger el premio.

Una nueva voz para una nueva serie con la que el autor de «Muerte en verano» ahonda en sus paisajes de infancia, esa Irlanda de mediados del siglo pasado que, como ha dicho en más de una ocasión, «ya no existe», para seguir tejiendo tramas oscuras y neblinosas. «Siempre he intentado escribir novelas negras creíbles sobre gente real. De joven leía libros de Agatha Christie y Sherlock Holmes, pero al final me aburría porque era como hacer un crucigrama, así que ahora intento escribir sobre personajes que pudiésemos llegar a conocer en la vida real», subraya. La posibilidad de que Strafford pueda tener una vida tan longeva como la de Quirke, añade, es aún relativa. «Quizá se me aparezca en sueños para contarme historias interesantes», asegura.

A la espera de nuevos casos, el tándem Banville-Black viaja con «Pecado» a la baronía de Scarawalsh, no demasiado lejos de su Wexford natal, para poner a Strafford tras la pista de un crimen atroz: el asesinato de un cura católico al que alguien ha apuñalado hasta la muerte en la biblioteca de una mansión propiedad de una conocida familia de la aristocracia local. Una historia «oscura» de crimen y venganza que, según Banville, trata «de las acciones profundamente oscuras llevadas a cabo por un sacerdote y por las personas que le encubrían».

Radiografía de la sociedad

Tan sangriento arranque no tarda en convertirse en una compleja radiografía de la sociedad de la época salpicada de luchas de poder, presiones para enterrar el caso y problemáticas relaciones con la iglesia católica. Un universo que el irlandés ha explorado a conciencia en todas sus obras y con el que aprovecha para anudar líneas argumentales y ceder parte del protagonismo al inspector Hackett, socio de Quirke de aparición intermitente que se estrena aquí como comisario jefe.

Para completar el puzzle narrativo, nada mejor que echar mano de la memoria para rescatar su propia infancia en Wexford y enredar una vez vivencias e invención. «Me parece muy divertido y gratificante profundizar en los recuerdos que tengo de aquel lugar y de aquella época para ver qué puedo extraer. No es un libro autobiográfico, aunque al final todos escribimos obras que son al mismo tiempo cien por cien autobiográficas y cien por cien ficción», explica.

El tercer hombre

Para el jurado, formado por Paco Camarasa, Luisa Gutiérrez, Antonio Lozano, Soledad Puértolas y Lorenzo Silva, con «Pecado» Black vuelve a dotar al género policíaco de una calidad literaria excepcional gracias a su «extraordinaria prosa». «Casi vemos a un tercer escritor diferente que tiene muchos elementos en común con la serie de Quirke», ha explicado Lorenzo Silva, para quien la obra ganadora refleja «la mirada humana y el sentido de la intriga de Banville».

Al escritor, en cambio, se le antoja prácticamente imposible señalar si estamos ante otra versión de sí mismo o ante el mismo autor que lo mismo se mete en el pellejo de Henry James que en el de Raymond Chandler. «Si es distinta no lo he planificado. Escribo de manera aleatoria, según cómo me despierte. Me causaría mucha repulsa saber lo que estoy haciendo exactamente cuando escribo un libro», sostiene.

Otro punto a favor de «Pecado» es que, a diferencia de lo ocurrido con Ian Rankin y Don Winslow, ganadores de las dos últimas ediciones con sendas novelas que ya se habían publicado en inglés, «Pecado» llegará a las librerías españolas el 11 de septiembre antes de publicarse en ninguna otra lengua.

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