Eurovisión 2017Conflictos políticos en Eurovisión: cuando el festival se vuelve un campo de batalla

Ucrania ha logrado que Rusia quede fuera de esta edición manteniendo el veto a su representante. Pero las polémicas con la política como telón de fondo han sido una constante a lo largo de un festival que ha sido espejo de la evolución de Europa

ENVIADO ESPECIAL A KIEV (UCRANIA) Actualizado: Guardar
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Una satisfacción moral para ocultar la cicatriz indeleble que dejó en sus corazones la pérdida de Crimea. El gobierno ucraniano ha conseguido que Rusia se haya quedado fuera de Eurovisión 2017, donde ellos ejercen de anfitriones. Una decisión polémica que ha arrastrado consigo una fuerte tensión entre ambos países y ha manchado el espíritu neutral y apolítico de un concurso que nació precisamente para unir a un continente desgarrado por la II Guerra Mundial. Y es que nunca antes un país había impedido a otro tomar parte en el concurso.

El pasado mes de marzo, Rusia confirmaba a Julia Samóylova, una cantante de 28 años en silla de ruedas por una atrofia muscular espinal, como su representante en Kiev. Rápidamente, el gobierno ucraniano advirtió de que la artista no tendría permitida la entrada a Ucrania al haber actuado en la península de Crimea tras la anexión de Rusia en 2014. El Servicio de Seguridad considera que la artista cruzó ilegalmente la frontera al acceder sin autorización a un territorio que sigue considerando suyo. La legislación ucraniana condena esta acción con tres años de prisión.

La UER, ente organizador del certamen, adoptó en los siguiente dos meses un papel de mediador para conseguir que Ucrania finalmente levantara el veto. A través de un dilatado trabajo diplomático, para muchos poco hábil, las buenas palabras y la actitud conciliadora dieron paso a última hora a las presiones y las advertencias para romper el bloqueo ucraniano. Ingrid Deltenre, directora general de la UER, escribió personalmente al Primer Ministro Volodymyr Groysman para advertirle del «impacto negativo» que esta decisión conllevaba y la seria posibilidad de quedarse fuera del concurso al año siguiente. Víctima de una broma telefónica, la propia Deltenre amenazó incluso a los anfitriones con llevarse el concurso a Berlín si mantenían su decisión. Pero el gobierno ucraniano se plantó en el «no» y, a pocos días del certamen, la televisión rusa anunciaba su ausencia forzada.

Pese al grave daño que esta polémica ha provocado en el núcleo duro del festival, no es la primera vez que dos o más países dirimen sus diferencias aprovechándose de Eurovisión. A lo largo de sus 62 años de historia, son muchas las batallas políticas que se han librado en el tablero de juego eurovisivo.

1969: Austria dice «no» a la España de Franco

La primera salida derivada de una crisis diplomática llegó en 1969 con Austria y España. Massiel acababa de ganar el primer festival para nuestro país y el Teatro Real de Madrid se convirtió sede del certamen. Los gastos estimados de aquella edición, que presentó Laura Valenzuela, fueron de unos cien millones de pesetas. Sin embargo, el gobierno de Franco no escatimó en recursos con tal de ofrecer a través del concurso una imagen moderna de España a toda Europa. Tanto fue así que, incluso, se invitó a todos los cantantes, compositores, directores y acompañantes a unas vacaciones pagadas a la Costa del Sol y Mallorca, cenas copiosas, cócteles a granel, tablaos, partido de fútbol y hasta una visita guiada por Madrid.

Salomé, cantando «Vivo cantando» en el Teatro Real de Madrid en 1969
Salomé, cantando «Vivo cantando» en el Teatro Real de Madrid en 1969

Pero no todos los países quisieron formar parte de la fiesta: Austria declinó participar ya que España se encontraba bajo un régimen dictatorial. Otros 16 países sí lo hicieron, pese a que la rumorología apunta a que algunas delegaciones pidieron al gobierno español la liberación de ciertos presos políticos como condición para asistir al festival. Nunca este extremo pudo confirmarse.

1974 - 1977: Turquía y Grecia, en guerra

En 1974, cuando Grecia participó por primera vez en el festival de Eurovisión, Turquía invadió el norte de la isla de Chipre. Al año siguiente, los turcos pidieron su entrada en el certamen y Grecia decidió retirarse para no competir contra su enemigo. En 1976 y 1977, las tornas cambiaron: Grecia volvió y Turquía optó por irse. En su regreso, los helenos usaron el festival para denunciar la invasión turca a través de la canción «Panagia mou, panagia mou» interpretada por Mariza Koch. El tema, que insta a una madre a no llorar por la destrucción de su patria, dejaba pocas dudas de su intención política.

En 1978, finalmente ambos participan aunque no se otorgaron votos entre sí hasta 1988, cuando Turquía le concedió dos puntos a Grecia. Los helenos no les devolvieron el favor hasta 1997, cuando premiaron con 7 puntos a la canción «Dinle». En los años siguientes, Grecia y Turquía mantuvieron una actitud más amistosa y se han entregado puntos en varias ediciones.

Turquía dejó de participar en 2012 por, supuestamente, mostrarse disconforme con el sistema de votos y la ventaja que le supone al Big5 (Francia, Itaia, Alemania, Reino Unido y España) estar directamente en la final. Muchos, sin embargo, creen que se debe a las políticas gubernamentales del presidente Erdogan.

1973 - actualidad: Israel y los países árabes

Tras los tristes incidentes ocurridos en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, Israel fue invitada a participar en muchos eventos internacionales. Uno de ellos fue, por supuesto, Eurovisión. Su debut llegó en 1973 con la cantante Ilanit, que estuvo durante su estancia en Luxemburgo bajo unas rígidas fuerzas de seguridad. La histeria era tan extrema que la rumorología llegó a sugerir que la cantante salió al escenario con un chaleco anti-balas bajo su vestido. Años después, ella misma lo desmintió.

Cuando Israel comenzó a participar en el festival de Eurovisión, los países árabes (que también pueden concursar al estar situado geográficamente dentro de la cuenca del Mediterráneo), dieron un paso atrás en sus intenciones de acudir al certamen. Túnez se retiró en 1977 pese a haber confirmado su debut.

En 1978 ganó Israel con la popular canción «A-Ba-Ni-Bi». Durante su interpretación, la mayoría de las televisiones árabes cambiaron a publicidad impidiendo que sus espectadores pudieran ver la actuación. Cuando Israel comenzó a erigirse poco a poco como la ganadora durante las votaciones, muchas de ellas también decidieron cortar la emisión. Los jordanos, incluso, llegaron a proclamar a Bélgica (segunda aquella noche) como la ganadora del festival en sus boletines informativos.

En 1979, el festival se celebró por primera vez en Jerusalén. Hasta entonces, Turquía siempre había participado el festival pese a la presencia de Israel. Sin embargo, ese año y como protesta por una crisis del petróleo, los turcos abandonaron el concurso aunque ya tenían artista y canción designados. En 1980, pese a que Israel había vuelto a ganar el año anterior, el festival se celebró en La Haya. Los organizadores eligieron una fecha para la final que coincidía con una festividad religiosa judía, por lo que Israel no participó pese a ser la vigente ganadora. Esa situación la aprovechó Marruecos para entrar por primera vez en el concurso con Samira Bensaid y la canción «Bitakat hob». Su pésimo resultado (fueron penúltimos) y el regreso de Israel al año siguiente fueron razones suficientes para abandonar el concurso sin fecha de regreso a la vista.

En 2005, Líbano eligió por primera vez canción y cantante para acudir a Eurovisión. Sin embargo, la televisión libanesa anunció públicamente su intención de no emitir la actuación de Israel. La UER, ente organizador del certamen, se vio obligada por este motivo a rechazar su candidatura.

2011 - actualidad: Armenia no viaja a Bakú

Armenia y Azerbaiyán mantienen actualmente una de las relaciones más crispadas de todo el festival de Eurovisión. El origen político de su enfrentamiento es la disputa en la que ambos están envueltos desde hace décadas por la región del Alto Karabaj, una zona que pertenece «de jure» a Azerbaiyán pero que se encuentra controlada «de facto» por Armenia y las fuerzas armadas de Nagorno Karabaj. Antes incluso de que los azeríes participaran en Eurovisión, la enemistad con sus vecinos ya fue manifiesta cuando en el año de debut de Armenia en el certamen (2006), el país se quejó porque la web oficial del Festival indicaba que el lugar de nacimiento del representante armenio era precisamente el Alto Karabaj. Como resultado de esta protesta, el dato fue finalmente eliminado del perfil del cantante.

Con los dos países ya en competición, las diferencias han seguido siendo muy visibles. Durante la primera semifinal de 2009, la «postal» de introducción de Armenia mostraba entre otros monumentos una estatua situada en el Alto Karabaj. Después de una queja oficial por Azerbaiyán, el videoclip fue editado para la emisión de la final. Sin embargo, la portavoz de los votos de Armenia mostró una carpeta forrada con la foto del monumento como queja encubierta.

Pero ese no fue el único enfrentamiento de ese año. Días después del certamen, 43 ciudadanos azeríes fueron interrogados e insultados por votar a Armenia en Eurovisión. En declaraciones a la BBC, uno de ellos señaló que fue preguntado por policías bajo una gran presión e insultado, recibiendo el calificativo de «antipatriota». La UER, ente organizador, investigó lo sucedido pero no impuso ninguna sanción.

En 2012, Azerbaiyán ganó el festival gracias al dúo Elli & Nikki y la canción «Running Scared». Como consecuencia de su victoria, el festival del año siguiente se celebró en Bakú. Sin embargo, Armenia decidió retirarse para no viajar al país enemigo pese a que en un primer momento anunció su intención de participar.

La tensión entre ambos países es latente. En la edición del año pasado, la cantante armenia Iveta Mukuchyan ondeó ante la cámara una bandera de Nagorno Karabaj, la zona en disputa con Azerbaiyán. Tras ser amonestada por la organización, la cantante explicó que solo quería lanzar un gran mensaje para «pedir la paz».

2009 - actualidad: Rusia y los países exsoviéticos

Además de Ucrania, Rusia se ha granjeado algún que otro enemigo más en Eurovisión. En 2009, Georgia se vio obligada a retirarse del concurso puesto que seleccionaron para viajar a Moscú la canción «We Do not Wanna Put In», que fonéticamente parece decir en inglés «Nosotros no queremos a Putin». La UER pidió a Georgia, en pleno conflicto con Rusia por las regiones de Osetia del Sur y Abjasia, cambiar la canción para evitar cualquier injerencia política en el concurso. La televisión pública de Georgia se negó y tuvo que esperar hasta el año siguiente para reaparecer en el concurso.

Un hecho similar ocurrió con Ucrania en 2007, cuando Verka Serduchka representó al país con la canción «Dancing lasha tumbai». La letra, en parte inventada, también parecía decir fonéticamente «Russia goodbye» (Rusia, adiós). Pese a las sospechas, la UER no puso entonces impedimento en su participación y acabó en un meritorio segundo puesto.

El año pasado, Jamala ganó el concurso con la canción «1944». El tema evocaba la brutal deportación de los tártaros de Crimea ordenada en aquella fecha del siglo pasado por el sanguinario dictador comunista Iósif Stalin. La delegación rusa protestó antes de la final al entender que el tema violaba la norma que impide cualquier referencia política en las canciones participantes, algo que finalmente la dirección del concurso rechazó. Ahora, Ucrania les ha dejado fuera de Eurovisión en un nuevo capítulo de una larga guerra que el festival no ha podido esquivar.

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