La Tate Modern con el edificio de la ampliación en la parte derecha de la imagen HERZOG & DE MEURON

La Tate Modern doblará su tamaño en junio con un nuevo edificio de 300 millones

El museo de arte moderno más grande y visitado del mundo quiere ser más participativo e internacional

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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La Tate Modern de Londres ha resultado una jugada redonda: es el museo de arte moderno más concurrido del mundo, con más de cinco millones de visitantes cada año. Las cosas no se veían tan claras cuando a finales del siglo XX se planteó convertir la central energética de Bankside, ubicada frente a la catedral de San Pablo en la orilla pobre del Támesis y abandonada desde 1981, en un inmenso templo destinado al último arte.

Los arquitectos suizos Herzog & De Meuron diseñaron el edificio y ahora también la ampliación

Los arquitectos suizos Herzog & De Meuron, premio Pritzker de 2001, ganaron el concurso y tomaron la sabia decisión de no demoler la formidable planta que había diseñado en los años cuarenta sir Gilbert Scott, autor también de la de Battersea, que debe su fama a una carátula de Pink Floyd.

Se respetó su fachada y la división entre sala de calderas y sala de turbinas, convirtiendo la segunda en el mayor espacio expositivo conocido.

La Tate Modern se abrió en 2000 y ha duplicado la afluencia de público para la que fue pensada. Conforma además una nueva milla de oro de Londres, frente a la catedral, a la vera del Globe de Shakespeare y hasta a un paso del mercado gastronómico del Borough Market, que se ha puesto de moda, aunque sus prestaciones estén lejos de las de una plaza de abastos española de provincia.

Una pirámide contorsionada

Comienza el siglo XXI y la Tate Modern quiere dar un estirón. En realidad duplicará su tamaño, con un nuevo edificio. Se trata de una torre de diez pisos (más un sótano), que ampliará un 60% las galerías para exposiciones y cambiará el skyline de la ribera Sur del Támesis. Es obra también de Hergoz & De Meuron y tiene forma de hermosa pirámide contorsionada, de hormigón recubierto por 336.000 ladrillos. La torre, que será inaugurada el próximo 17 de junio, encaja perfectamente con la adusta central del siglo pasado, y no era un reto arquitectónico sencillo. Se llamará la Casa del Encendido y desde su cuarto piso estará conectada por un puente con la Casa de las Calderas del edificio primigenio. En su techo contará con una terraza que ofrecerá vistas panorámicas de Londres de 360 grados.

El 45% del nuevo edificio irá destinado a exposiciones. Los tanques industriales del sótano acogerán arte en vivo

El nuevo edificio de la Tate Modern dedicará el 45% de su espacio a galerías de exposiciones. Pero también contará con restaurantes, tiendas, áreas para el descanso, oficinas y salas para socios. «Los fines de semana esto se va a poner tan concurrido como Picadilly Circus», reconocen. Lo más innovador son los tanques industriales del sótano, que constituirán el primer espacio en un museo dedicado al arte en vivo, es decir, a representaciones y «performances», a las que se otorgan gran importancia en esta segunda vida de la Tate.

En realidad, la reforma va más allá de la nueva torre. Se recolocará toda la colección a lo largo de los dos edificios y se hará más «interactiva, internacional, y también más femenina», según aseguraron el director de los museos Tate, Nicholas Serota, que ostenta el cargo desde el lejano 1988, y la directora de la Tate Modern, Frances Morris, formada en la casa y que lleva dos semanas en su nuevo puesto. Ambos presentaron ayer los planes para la inauguración, que incluirá tres semanas de actividades con participación del público. «Es un momento muy excitante, estamos deseando abrir el nuevo edifico. Son días de gran emoción, desempaquetando cajas que llegan de todo el mundo».

326 millones de presupuesto

Toda esta gran aventura tiene un precio. Enorme, por supuesto: 326 millones de euros, que son 55 más de los calculados en los presupuestos iniciales. De hecho a día de hoy todavía les faltan 30 millones. Pero Nicholas Serota se mostró confiado en obtenerlos, «porque una vez que se inaugure la nueva parte será muy sencillo por el tirón de su propio atractivo». El dinero lo aporta el Gobierno, la autoridad del Gran Londres y el patrocinio de empresas y donantes individuales. Por ejemplo, la primera semana de actos cuenta con la colaboración económica de Uniqlo, que viene a ser el Zara japonés.

«Cuando abrimos en 2010 nadie podía esperar el extraordinario incremento del interés de la audiencia por el arte moderno y los profundos cambios en el modo en que el público interactúa con el arte», explica Serota, que augura «un montón de sorpresas y descubrimientos». El museo expondrá obras de 300 artistas de más de cincuenta países. El 70% de los trabajos se han adquirido en los últimos tres lustros.

La sala de turbinas de la Tate Modern la ocupará Ai Weiwei, con un árbol similar al que instaló en la Royal Academy

Los primeros que verán la nueva Tate Modern son 3.000 escolares traídos desde todos los puntos del Reino Unido, que harán una visita privada previa a los fastos de la gran inauguración, cuando 500 voces de coros londinenses interpretarán una obra alegórica sobre el museo. La sala de turbinas la ocupará el inefable artista chino Ai Weiwei, con un árbol similar a los que mostró en otoño en el patio de la Royal Academy de Picadilly, solo que esta vez de siete metros de alto. Por la sala de turbinas trotarán caballos con policías montados. Pero no pasa nada: es una «obra» de la artista cubana Tania Bruguera.

Por su puesto, para los más tradicionales ahí seguirán los puntales de siempre de la casa: Matisse, Picasso, Mark Rothko, Roy Lichtenstein... Pero presentados de otra manera y al lado de compañeros impensados hasta hace poco, como la torre de radiocasetes del brasileño Cildo Meireles o los trabajos del mozambiqueño Malangatana Ngwenya.

En la presentación de ayer le preguntaron al director de las galerías Tate si tanta apertura al mundo no encubriría un ramalazo de imperialismo inglés. «No –desmintió Serota-, no hay imperialismo. Se trata tan solo de abrir los ojos al mundo».

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