Trisha Brown
Trisha Brown - AFP

Muere a los 80 años Trisha Brown, la coreógrafa de la posmodernidad

La artista estadounidense ha fallecido en San Antonio (Texas) después de una larga enfermedad

Madrid Actualizado: Guardar
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«Con gran tristeza compartimos la noticia de que la artista Trisha Brown (nacida en 1936) murió el 18 de marzo en San Antonio, Texas, después de una larga enfermedad». Así se anunció, en la web de la compañía de Trisha Brown, la desaparición de uno de los nombres fundamentales de la danza contemporánea. «Era una de las coreógrafas más aclamadas e influyentes de su época, cuyo trabajo vanguardista cambió para siempre el escenario artístico», rezaba el comunicado.

Trisha Brown nació en Aberdeen (Washington) y fue una de las pioneras de la danza posmoderna estadounidense, en la estela de figuras como Martha Graham, José Limón o Mercé Cunningham. Tras estudiar en el departamento de danza del Mills College (California), Trisha Brown llegó a Nueva York en 1961, en plena efervescencia creativa y artística de la ciudad de los rascacielos.

Fue, precisamente, este entorno el que marcó de alguna manera su trabajo, desarrollado en la compañía que fundó en 1970, y que se basó en una constante investigación y experimentación artística, no solo en la danza, sino también a través del dibujo, que llegó incluso a exponer en museos. Su baile partió de las entrañas de la ciudad e intentó mimetizarse con el ambiente de barrios como el SoHo neoyorquino.

Pionera

A través de más de cien coreografías, en las que buscaba la esencialidad del movimiento al tiempo que intentaba fundir la danza con otras artes (especialmente la pintura), fue pionera en la introducción de la danza dentro de los museos y galerías de arte.

Uno de los principales legados de Trisha Brown es su particular vocabulario coreográfico, logrado a través de un método de entrenamiento novedoso y singular. Sus técnicas tenían un objetivo declarado, que era la consecución de un lenguaje personal en sus coreografías, como «Danzas de equipo» (1968-1971), donde exploró la gravedad, la percepción y el espacio urbano, o «Acumulaciones» (1971-1975), danzas derivadas de secuencias matemáticas comunes a la obra de artistas minimalistas y conceptuales de su generación.

Carolyn Lucas, directora de su compañía, reflejó la esencia de la artista en una entrevista en ABC Cultural, hace un par de años: «Trisha, ya en sus más tempranas experimentaciones, exploraba la arquitectura, la anatomía, el arte… Y estaba muy interesada en definir la gravedad. Pero creo que, antes de todo esto, era una gran bailarina. Le gustaba empezar a bailar de una manera y sorprender, cambiar de pronto, siempre estaba jugando con la sorpresa. Su cuerpo es muy democrático: intenta dar el mismo tiempo a las piernas, a los brazos… El movimiento es fluido y siempre presente».

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