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La firma Schlesser intenta volver a sus orígenes

Presenciamos el desfile de la firma Ángel Schlesser junto al diseñador, que se sentó en prensa tras ser relegado de la empresa. «Vengo a contar todo lo que ha pasado y en la situación que me encuentro»

MADRID Actualizado: Guardar
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Los diseñadores necesitan inyección de capital, necesitan del respaldo de empresas fuertes o socios que aporten capital para relanzar a una firma, para impulsarla. Son combinaciones que funcionan de maravilla la mayor parte de las veces, véase Juanjo Oliva con el Corte Inglés; pero otras veces la unión no hace la fuerza, sino que destruye. Este es el caso de Ángel Schlesser.

Ya en la edición anterior de la MBFWMadrid, el diseñador cántabro no estaba detrás de la colección que la firma Ángel Schlesser presentaba. Ya lo contábamos: Óscar Areces, tras su salida de El Corte Inglés compra el 75 por ciento del capital de la firma. La propuesta era ideal. Pero los desencuentros precipitan todo en cuestión de medio año.

Areces aparta casi prácticamente de la nueva colección a Ángel y coloca a un equipo de diseño a su gusto.

Ahora hemos sabido que el diseñador quiere desvincularse de la marca, para lo que ha demandado a su socio por incumplimiento de contrato. Es una pena que un diseñador con la calidad de Ángel se vea en esta tesitura.

Vemos la colección codo con codo con Ángel Schlesser, que se sentó en la zona de prensa, para más inri. «Vengo a contar todo lo que ha pasado, para eso estoy aquí», nos comenta un tanto nervioso.

Si en la edición anterior comentábamos que le faltaba alma, el alma de Schlesser, en esta ocasión, Carolina Menéndez y Alexandre García, los diseñadores que están al frente de la firma, no han intentado suplantar a Ángel, sino que han construido una colección basada en su esencia. Entendemos el porqué después de ver la colección con él. A mis preguntas sobre si le está gustando, si se ve reflejado, su respuesta es ciertamente contundente. «Son patrones míos de hace tres años». ¿Y ahora qué?, le pregunto: «Ahora pondré otra querella por apropiación indebida, pues no me dejan ni entrar a mi despacho donde tengo cosas de mucho valor personales». «Esto no tiene solución, me he quedado sin mi firma», y con ello sentenció la conversación.

Y lo que vimos en pasarela, marca Ángel Schlesser, sin Schlesser, estaba estructurado en líneas masculinas para propuestas femeninas y un claro contraste entre el día y la noche. La mujer urbana que nos propone Schlesser se viste de día con trajes sastre de líneas diplomática en falda y pantalón -trompeta, pitillo o anchos-, faldas midi semientubadas y vestidos también sastre. Sólo se rompía la linealidad con el volumen de las mangas de las camisas y unos cuellos en pelo largo muy llamativos. Los colores tampoco rompían la tónica invernal: vino, azul tinta, plomo, gris acero, beige, negro… Y menos lo hacían las telas: potro, charol, napa espejo, crep de lana y tweed en chaquetones y chaquetas; satén de seda y crepón para camisas.

Y llegó la noche con brillos, años 30, y el terciopelo en colores nude para vestidos y monos, que continuaban con el estilo masculino imitando a un frac. Algún estampado devoré y Jacquard… Nada demasiado distinto.

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