FUERZAS ARMADAS

Seis meses dirigiendo la lucha contra la piratería en el Índico

El buque de asalto anfibio 'Galicia' ha regresado a Rota tras participar en la operación 'Atalanta' como buque de mando

Emoción en el reencuentro de militares y sus familiares tras medio año fuera de casa. ANTONIO VÁZQUEZ

VERÓNICA SÁNCHEZ

«¡Ya viene el barco de mamá!». Los pequeños sonríen y se mueven impacientes mientras agarran la mano de la abuela. Desde finales de febrero no abrazan a su madre, una de las 287 personas que han compuesto la dotación del buque de asalto anfibio 'Galicia' cuya misión durante los últimos seis meses ha sido luchar contra la piratería participando en la operación 'Atalanta'.

El 'Galicia' zarpó el pasado 9 de febrero de la Base Naval de Rota para su despliegue en esta misión de la que ha asumido el mando desde el 24 de febrero hasta el pasado 31 de julio , cuando, tras pasarle el testigo a la fragata italiana 'Virginio Fasan' puso rumbo a España, volviendo a casa.

Esta ha sido la cuarta participación del buque de asalto anfibio (BAA) 'Galicia' (L-51) en 'Atalanta' y la segunda como buque de mando de la operación. En el despliegue, el L-51 ha embarcado a una unidad aérea mixta formada por dos helicópteros SH3D 'Sea King' de la 5ª escuadrilla de la Armada y cuatro aeronaves pilotadas por control remoto (RPA) 'Scan Eagle' de la 11ª. Además, ha contado con un equipo de la Fuerza de Guerra Naval Especial constituido por 16 integrantes, un Equipo Operativo de Seguridad (EOS) formado por 11 infantes de Marina y una dotación sanitaria de 12 médicos y enfermeros.

Medio año protegiendo a los buques del Programa Mundial de Alimentos (WFP) y aplicando medidas para evitar un repunte de la piratería. Porque, como ha señalado el Almirante de la Flota (ALFLOT), Juan Rodríguez Garat, en la cubierta del buque 'Galicia' donde ha dado la bienvenida a la tripulación, «vuestro esfuerzo ha conseguido detener la piratería pero sigue siendo necesaria nuestra presencia allí». Tanto es así que el pasado mes de abril, este barco de la Armada española impidió el secuestro del buque 'Costina', con bandera de Sierra Leona, al que auxilió frente a las costas de Somalia cuando estaba siendo atacado por piratas.«La Armada es un instrumento necesario para resolver problemas más allá de nuestras fronteras», ha afirmado el ALFLOT.

Pilar familiar

A bordo del ‘Galicia’ muchas historias. La del cabo Pasante, que dejó un hijo con 15 días cuando embarcó y ahora vuelve a tenerle entre los brazos. O la del marinero que por primera vez sostiene a su retoño, nacido hace 20 días, mientras no puede ni hablar de la emoción. También la de Carmelo, subteniente, que baja la escalerilla del L-51 para conocer a Iker, su nieto de seis meses. Y la de María del Carmen, a quién su marido le espera con un enorme ramo de rosas rojas. Vidas en la mar, como la de las hermanas María de los Ángeles y Daniela, ambas suboficiales que han vivido esta ‘Atalanta’ juntas.

Durante su despliegue evitó el secuestro del buque ‘Costina’ frente a las costas de Somalia

185 días en los que, además, el L-51 ha visitado los puertos de Souda, Yibuti, Salalah, Seychelles, Dar el Salam, Antsiranana, Dubai, Mascate y Catania. Algunos, como la esposa de Óscar, cabo primero del ‘Galicia’, pudieron reunirse unos días con sus seres queridos durante la escala que el buque realizó en Dubai a primeros del mes de julio.

Sin duda, un sopo de aire fresco para la dotación de este buque que ha participado activamente en la aplicación de medidas para evitar un repunte de la piratería tras el secuestro del mercante ‘Aris 13’ y del dhow (embarcación tradicional mercante india) ‘Al-Kausar’ el pasado mes de marzo.

«Habéis estado a la altura de lo que todos esperábamos de vosotros», les dijo orgulloso el almirante Rodríguez Garat, que quiso poner de relieve la figura de la familia como sostén de la vida del militar. «Sin el apoyo de vuestras familias no hubieseis conseguido el éxito en la misión. Así que id a tierra con ellos y disfrutad de este momento», les ordenó.

No hizo falta más. Carreras, nervios y mucha, mucha prisa, por llegar a los brazos del esposo, la novia, el tío, el hermano o la hija. La certeza de la cercanía del abrazo y el beso que tantas veces hace falta en medio del océano. Mientras los que se quedan en tierra no pueden contener los nervios por poner el punto y final a seis meses de videoconferencias, llamadas telefónicas y mensajes de WhatsApp. Paso rápido por la escalerilla bajando del L-51 y, por fin, el momento. Lágrimas de alegría, esas que son las mejores para acabar una misión cumplida con creces. Punto y seguido, ya que, al menos, hasta el 31 de diciembre de 2018, la operación ‘Atalanta’ continua.

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