Extrabajadores de Delphi con el cartel que informa de los días de encierro en el salón de actos del edificio de los sindicatos FRANCIS JIMÉNEZ
LABORAL

Dos años de encierro, una década de agonía

El colectivo de extrabajadores de Delphi cumple hoy 24 meses de encierro, el más largo de España, entre la indignación y la esperanza por la solución del conflicto

El colectivo de extrabajadores de Delphi cumple hoy dos años de encierro, el más largo de España, entre la indignación y la esperanza por la solución del conflicto

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El trabajo diario de Isidro Jiménez es buscar trabajo. Repasa uno por uno todos los portales de empleo y mira y remira cada oferta. Así lleva nueve años. Su vida cambió radicalmente en febrero de 2007 cuando se anunció el cierre de la planta de Delphi, en Puerto Real. Isidro era peón de la cadena de montaje y contaba entonces con 42 años. Llevaba en la planta desde 1989. Ha enviado currículum a cientos de direcciones de correos electrónicos, los ha entregado en mano y los ha repartido entre amigos y conocidos. Sin embargo, su mayor problema ahora es la edad. La fecha de nacimiento es una condena. Con 51 años a cuestas «nadie te quiere».

Las grandes promesas de la Junta coincidieron con tres procesos electorales entre 2007 y 2008

Isidro está casado y es padre de una hija. Sobrevive gracias a los 426 euros de subsidio y, sobre todo, al apoyo económico de su familia. Su historia se repite entre los 480 extrabajadores de Delphi que están incluidos en el protocolo de recolocación y ayuda sociolaboral que firmaron la Junta de Andalucía y los sindicatos en junio de 2007, cuatro meses después del anuncio de cierre. Este documento, considerado la hoja de ruta a seguir para paliar el terremoto laboral que provocó en la Bahía el cierre de la planta, lo rescindió unilateralmente el Gobierno regional en octubre de 2012, entonces en manos de José Antonio Griñán, alegando en su descargo que la crisis económica y sus efectos en las arcas públicas con los ajustes y recortes presupuestarios obligaban a tomar esta decisión. No obstante, la Junta se ofrecía a seguir con la formación, pero sin remunerar.

Un cúmulo de engaños

El resto de la película es de sobra conocido. Se ha demostrado que los cursos de formación que realizó la plantilla entre noviembre de 2007 y febrero de 2011 fueron un fraude en toda regla perpetrado por las empresas del exconsejero Ángel Ojeda. Igualmente, se ha sabido que las listas que se elaboraron para prejubilar en dos fases a 646 empleados entre 2007 y 2009 tenían tufo político. Curiosamente, los primeros que abandonaron el barco gracias a una prejubilación a partir de los 50 años formaban parte del comité de empresa. ¿Quién puso ese tope de edad para firmar prejubilaciones?. Además, las primeras y únicas recolocaciones que se realizaron tras el cierre, la mayoría de ellas en Alestis -un conglomerado aeronáutico constituido y participado por la propia Junta para mitigar el efecto Delphi y salvada de la muerte en 2015 por Airbus- fue un compadreo entre afines de la Junta y a los sindicatos.

Atrás quedó el plan Bahía Competitiva y el proceso de reindustrialización, que no sirvieron absolutamente para nada. Ambos proyectos se crearon bajo la dirección de la Junta de Andalucía con el único objetivo de amortiguar el efecto del cierre de Delphi. Más de 500 millones de euros procedentes de fondos públicos se destinaron a pagar prejubilaciones, formación, compra de suelo industrial e incentivos a la inversión. En 2008, el entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves, y los consejeros Vallejo, Antonio Fernández y, más tarde, Martín Soler, anunciaron la llegada de una docena de empresas a la Bahía. A la implantación de Alestis, le siguió Gadir Solar, que recicló a cien empleados de Delphi para fabricar placas solares. El sueño duró poco más de un año. Gadir Solar cerró sus puertas ante la ausencia de ayudas a las renovables y mandó de nuevo al paro a los exdelphis que había contratado catorce meses antes. La crisis económica que arrancó en 2008 hizo el resto.

La mayoría de los afectados por el cierre superan ahora los 5 0 años y no tiran la toalla con la Junta hasta que cumpla lo prometido

A nadie se le escapa que el interés de la Junta por silenciar el efecto Delphi era político. Entre febrero de 2007 y marzo de 2008 se celebraron tres procesos electorales en España: unas elecciones municipales, las generales y las autonómicas. El PSOE trató por todos los medios de que el volcán de Delphi no entrara en erupción en ninguna campaña electoral. Así, los extrabajadores entraron en lo que se llamó el Dispositivo de Tratamiento Singular (DTS), que venía a ser el brazo armado del protocolo firmado en junio de 2007. La mayoría de ellos confió su suerte a este Dispositivo que, entre otras cosas, les aseguraba la recolocación y la formación. Si lo abandonaban quedaban fuera de cualquier proceso de selección en las empresas que estaba previsto que vinieran a la Bahía. Más de un millar de ellos picó y quedó atrapado en este Dispositivo, que se convirtió en humo en octubre de 2012, cuando la Junta dio carpetazo definitivo al asunto y los abandonó sin más. En ese momento, la media de edad de la plantilla superaba los 50 años. Desde entonces el colectivo ha ido de mal a peor.

Retén de nueve compañeros

El mes que viene se cumplen nueve años del cierre de la factoría del Trocadero, pero el caso Delphi sigue vivo.

Estos son los recuerdos que se agolpan en la memoria de medio millar de exdelphis que monta guardia en el salón de actos del edificio de los sindicatos, en plena Avenida, de Cádiz. Tal día como hoy se cumplen dos años del encierro que iniciaron para exigir a la Junta el cumplimiento de lo firmado en el protocolo.

El febrero se cumplen nueve años del cerrojazo de la factoría, que ha supuesto el mayor fiasco económico y político de la Bahía

Salvador Jiménez tiene 54 años y esta semana forma parte del retén de compañeros que mantiene con vida el encierro más largo de la historia laboral de España. «Dónde vamos nosotros ahora con la edad que tenemos». «Nadie nos quiere». Esta son las frases de la tragedia que se repiten una y otra vez entre las paredes del edificio sindical y que han terminado por destrozar a decenas de familias. La desesperación llevó hace dos años al medio millar de exdelphi que siguen sin recolocar a tirar por la calle de en medio y ocupar los bajos de la sede de los sindicatos. Desde este salón de actos quieren mantener viva la llama del conflicto y recordarle a la Junta que plantarán batalla hasta el final, «aunque algunos ya no están entre nosotros». Quizás la Justicia tenga la última palabra, pero en el camino se han perdido compañeros y familias, presos de la desesperación y la angustia.

«Esto es como un a condena», señala José Natalio, de 53 años, que también le ha tocado cumplir esta semana con el retén de guardia.

El colectivo de Delphi que aún permanece en esta situación lo integran 480 personas, aunque los portavoces de la plantilla han pedido varias veces a la Administración regional que actualice el listado porque algunos han encontrado salida y han abandonado.

«La edad se ha echado encima y cada vez se hace más cuesta arriba encontrar un puesto de trabajo»

Los años pesan y cada vez es más complicado aspirar a un puesto de trabajo. El colectivo exdelphi forma parte de lo que se llama parados de larga duración de difícil recolocación. El 44,6% de los desempleados gaditanos, más de 86.000 personas, integran este segmento de la pirámide laboral. Llevan más de un año parado y sus expectativas son casi nulas. La edad y la formación juegan en contra.

Jesús Anillo tiene 54 años y no pierde aún la esperanza de encontrar un empleo. Reconoce que el Dispositivo de Tratamiento Singular fue una trampa política, «si nos hubiéramos salidos cuando teníamos 44 y 45 años es muy posible que ahora nuestra vida fuera otra». El tiempo se les ha echado encima. Pasan las horas, los días, las semanas, los meses y los años y todo sigue igual o peor. La familia es la que más sufre.

Manuel Macías tiene 57 años, es el mayor del retén de esta semana, y lo único que quiere es trabajar y culminar su vida laboral lo más dignamente posible. Tampoco pierde la esperanza. «La familia es la que sirve de apoyo moral y económico; gracias a ellas tiramos para adelante».

Hoy la rutina cambia para el retén. A las 10.30 horas se ha convocado una concentración en la puerta de los sindicatos para conmemorar el segundo aniversario del encierro

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