Mercedes Gracia, en la puerta del IES Cornelio Balbo.
Mercedes Gracia, en la puerta del IES Cornelio Balbo. - A. V.
Educación

Suspender por los errores ajenos

Mercedes Gracia fue sometida a una inspección y pese a cumplir con los cambios impuestos, Educación le abrió un expediente disciplinario

Cádiz Actualizado: Guardar
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Para los profesores siempre es un engorro ser sometido a una inspección educativa. Tienen que presentar sus planes docentes, justificar sus acciones y luego estar pendiente del dictamen del inspector. Cuando además el dictamen del profesional es negativo, todo es peor, ya que hay que acomodar el propio programa a sus indicaciones. Pero cuando se han realizado los cambios, nadie lo ha comprobado y, finalmente, llega una sanción, la sensación es de frustración total.

Ése fue el caso de Mercedes Gracia, coordinadora de Matemáticas en el IES Cornelio Balbo de Cádiz. Tras un año de «papeleo y recursos», ha conseguido que la Junta le dé la razón y retire la sanción, que le podría haber supuesto una suspensión de empleo y sueldo al tener la categoría de «grave o muy grave».

«Finalmente me han dado la razón, pero creo que me tienen que dar una explicación y, sobre todo, limpiar mi nombre. Además, este error me ha tenido haciendo horas extras para que me dieran la razón».

Los hechos se remontan al curso 2014/15. El servicio de inspección le requirió a Gracia la programación de Matemáticas. Como no respetaba las directrices de la Lomce («ya que las iniciaciones de la propia Junta al respecto eran deliberadamente ambiguas para retrasar la aplicación de la ley») la inspección le obligó a que realizara varios cambios.

«Entendí que tenía que hacerlo, lo modifiqué, lo que supone un gran trabajo tanto para enseñar cómo se estaba haciendo como para adaptarlo y lo presenté en el instituto». El problema estuvo en que cambiaron al inspector de Educación y el sustituto nunca llegó a comprobar que se habían realizado los cambios «algo muy sencillo porque hasta aparecía en la web del IES Cornelio Balbo».

La sorpresa llegó cuando la Junta le anunció que estaba sancionada por no cumplir las indicaciones. «Nos enteramos por casualidad, por una conversación informal el pasado mes de junio». Tras presentar un rosario de alegaciones y un pliego de cargos, la pasada semana la dirección general de educación le dio la razón.

«La verdad es que siento que he salido reforzada de todo este proceso, gracias al apoyo y a la confianza que he tenido de mi entorno, del instituto y de mi sindicato (Ustea)». Precisamente Ustea denunció ayer que estos casos responden a la «políticia del miedo del servicio de inspección» y reclamó que este servicio «destierre su papel punitivo y sancionador».

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