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Protesta en el Pleno de este viernes. - A. VÁZQUEZ
CÁDIZ

Regresan las súplicas y los reproches al Ayuntamiento de Cádiz

Una pareja interrumpe el Pleno con gritos para echar en cara al alcalde que no les presta ayuda a pesar de sus promesas en campaña

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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No había comenzado el Pleno cuando se vivía uno de los momentos más tensos y tristes de la sesión. No es nuevo que algunos ciudadanos vayan a protestar, a pedir soluciones para sus problemas particulares. Con la intervención de Inmaculada Michinina en julio de 2013 pidiendo a la entonces alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, que le dejara «tener dignidad» permitiéndole instalar un puesto de venta ambulante en el mercadillo de los domingos empezó a convertirse en costumbre que en el Pleno se escucharan gritos desesperados de muchos gaditanos en situación de extrema necesidad.

Obviamente ella no fue la primera, pero consiguió una repercusión mediática que hizo que algunos se plantearan que era la mejor vía, o al menos la más rápida, para ser oídos por unos responsables políticos a los que tenían difícil acceso.

Los últimos nombres en esa lista de personas que exponen sus miserias en público ante una situación que ya es para ellos desesperada son los de Tamara y Juan. Esta pareja gaditana lleva ya días denunciando en los medios de comunicación su temor a ser desahuciados junto a sus dos hijos. Montaron un negocio jugándoselo todo a una carta y les ha ido mal. Ahora piden la protección que el actual equipo de Gobierno prometió por activa y por pasiva en campaña.

Tampoco las promesas políticas, electorales, son nuevas ni patrimonio de Podemos, pero lo cierto es que la decisión del equipo de Gobierno de eliminar el cordón policial –mínimo, compuesto por dos agentes– que separaba la presencia de público y concejales hasta su llegada está permitiendo que cada vez sean más los que se atreven a intentar llegar hasta el mismo estrado en el que se sitúa el alcalde, produciéndose imágenes un tanto violentas, como la de ayer, con dos personas a punto de ser desalojadas por la Policía prácticamente a la fuerza. Cierto que el alcalde y algunos concejales pidieron a los agentes que dejaran hablar a esta vecina, pero la tensión ya era irrespirable. Especialmente para Tamara, que entre gritos y llantos le decía al alcalde: «Ya no me voy a callar más Kichi, ya estoy harta de callarme y por mis hijos voy a luchar hasta el final».

Reconocía esta gaditana que «para estar aquí hay que tener dos ovarios, para contarle tu vida a todo el mundo y estar en boca de la gente», al tiempo que le gritaba a los miembros de la Corporación que «antes de ser político hay que tener un poquito de corazón y ser humilde y eso os falta a todos. Yo no estoy a favor de ningún político hasta que no me demuestre lo contrario. Solo estáis aquí para llenaros los bolsillos. Yo lo único que quiero es una vida, así no puedo estar. ¿Es que tengo que estar toda la vida con miedo?».

Lo que pide esta pareja es una solución habitacional antes de verse en la calle con sus hijos. Juan le gritaba al alcalde desde el público que «antes de ser alcalde dijiste que había muchas casas de Protección vacías». Le aseguró que seguirá viniendo Pleno tras Pleno, e incluso le avisó de que iría a buscarlo todos los días al colegio de sus hijos.

Mientras el público les animaba en sus reivindicaciones y ellos seguían interrumpiendo el transcurso del Pleno para mostrar sus quejas, el alcalde les aclaraba que «en este momento está aquí reunida la soberanía del pueblo de Cádiz y nadie puede interrumpirla, sin excepciones».

La pareja terminó marchándose tras cerrar una cita para la semana que viene con el concejal de Hacienda, pero antes Juan le decía al alcalde que «a la Michinina le disteis trabajo en Podemos porque le rompía los Plenos a Teófila». A esto González respondió que «tendría que demostrarlo», zanjando la cuestión con un «no voy a entrar en ese juego».

Terminó el alcalde diciéndoles que «estamos intentando buscar soluciones, lo que no vais a conseguir nunca en la vida es que cometa un delito», refiriéndose a la imposibilidad de saltarse los plazos y listas de adjudicatarios de viviendas públicas.

Y no fue esta la única protesta ciudadana durante el Pleno. Volvió a manifestarse allí el colectivo de alumnos de la Escuela de Hostelería, al igual que el colectivo de desempleados que a diario se reúne en la plaza de San Juan de Dios. En concreto, este grupo del ‘Movimiento en Lucha contra el Desempleo y la Exclusión Social» desplegó dos pancartas, una exigiendo empleo a los gobiernos central, autonómico y municipal, y otra anunciando que hasta el próximo lunes a las 10.00 horas van a permanecer encerrados en el Edificio Amaya, también sede de dependencias municipales y muy próximo al Ayuntamiento, para exigir «empleo de forma inmediata para las personas más necesitadas».

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