CÁDIZ

¿Son malos los escalones de arena?

Respuestas sobre las consecuencias de los últimos temporales en las playas

Cádiz Actualizado: Guardar
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Me he animado a escribir este artículo en pleno verano, cuando las bonitas playas de Cádiz están a tope y ya ha pasado la presión mediática de los escalones o desniveles de arena que aparecieron en algunas de ellas en el mes de mayo, sobre los que se vertieron todo tipo de opiniones, como si ello fuera la primera vez que sucedía. Lo hago a título personal, como docente de la Politécnica Superior de Algeciras (UCA), en donde imparto dos asignaturas de máster, relacionadas precisamente con la Ingeniería de Costas y Puertos y, por tanto, con este tema.

Para entender el funcionamiento de las playas hay que pensar que éstas cambian, que no son fijas, presentando perfiles diferentes en verano y en invierno.

Voy a intentar explicarlo: todos hemos visto que cuando llegan los grandes temporales, en invierno, las olas mayores suben hasta la parte alta de la playa, y empiezan a llevarse la arena en su descenso. Como consecuencia, el ancho y la altura de esa zona disminuyen, formándose al poco tiempo un desnivel de arena, bastante vertical, que hace que la playa tenga un aspecto bien diferente al de verano. Es entonces cuando se piensa que la arena ha desaparecido y que la playa está en peligro.

Ello sucede prácticamente todos los inviernos y podríamos leer, por ejemplo, en un recorte de prensa del 18 de enero de 2010 el siguiente titular: «Sin arena. En la Victoria se han producido desniveles de arena de hasta metro y medio de altura a poco más de un mes para iniciar la temporada». Si me permiten, les diré que esa arena, efectivamente se ha perdido, pero para formar una serie de barras sumergidas, que no se ven, y que precisamente constituyen el mejor sistema de defensa de que dispone la playa ante futuros temporales. ¿Cómo?, pues provocando el que las olas más grandes rompan más lejos de la orilla e impidiendo que entren con la máxima energía. Es más, les diré que lo mejor que le puede suceder a una playa, una vez finalizada su temporada de verano, es la llegada de varios temporales sucesivos, que hagan que aparezcan esos alarmantes desniveles, para que así se formen las primeras barras protectoras ante posibles grandes oleajes posteriores. ¿Y cuál sería la peor situación?, se preguntarán. Pues cuando esos escalones de arena no aparezcan hasta bien pasado el invierno, como ha sucedido este año, debido a la ocurrencia de una serie de oleajes de poniente, muy persistentes, que ocurrieron a mitad del mes de mayo.

Otro asunto muy relevante es el del movimiento de la arena en el perfil transversal de la playa, según sea invierno o verano. En invierno, como ya explicamos, el movimiento es hacia el mar, para formar barras. Esa tendencia es totalmente opuesta en verano, cubriéndose el escalón con la arena que sube. Desgraciadamente la naturaleza impone sus ciclos, y sus tiempos, con los que hay que convivir y entender. Así, los oleajes de invierno, muy peraltados y de gran energía, son capaces de llevarse la arena y formar un feo escalón, en cuestión de varias horas, o días; digamos, que en una semana. Los oleajes de verano, sin embargo, poco peraltados y de baja energía, necesitan de semanas, incluso de meses, para subir la arena hacia la parte alta de la playa, y cubrir ese desnivel.

Recuperación

En las costas naturales, que no hayan sido alteradas por el hombre y en donde existan cordones dunares, este reajuste cíclico, natural y dinámico de su perfil, se realiza, en general, sin problemas. Conviene recordar, no obstante, que la recuperación de cualquier playa es tanto más difícil cuanto más arena haya sido ocupada por las edificaciones, chiringuitos, paseos marítimos, etc. Desafortunadamente, los oleajes de tormenta y de bonanza no siempre ocurren en las estaciones clásicas de invierno y de verano. Este año, como ya explicamos, se presentaron oleajes de gran energía de forma muy tardía, disponiendo entonces las playas de muy poco tiempo para recuperarse de forma natural y mostrar un perfil típico de verano, sin desniveles, para su uso estival.

¿Qué suele hacerse en esos casos? Pues ayudar a la naturaleza en su fase de recuperación de la playa, moviendo mecánicamente la arena desde la parte sumergida a la seca; una técnica que se usó por primera vez en el estado de Florida, sobre todo después de los grandes huracanes. Dicha práctica se ha utilizado con éxito también en nuestra costa, usando generalmente mototraíllas, aprovechando las bajamares. Conjuntamente con esta técnica, también está la de perfilar adecuadamente la playa desde los puntos más altos, y transvasar la arena de las zonas donde el mar la ha acumulado, a las que falta. De esa forma, se acaba obteniendo una superficie de arena, sin escarpes, bastante uniforme, y menos costosas que las regeneraciones con dragas, si bien sus efectos son exclusivamente para preparar nuestro litoral para el verano. No deben, por tanto, realizarse en épocas en que puedan venir oleajes posteriores importantes. Dicho de otra forma muy directa: no deben utilizarse para tener las playas adecuadas para la Semana Santa, algo tan persistentemente demandado cuando se acercan esas fechas. Casi con seguridad vendrán oleajes que harán que vuelvan a aparecer nuevos escalones de arena.

La formación de los desniveles de arena, después de los temporales, no es motivo para concluir que la playa esté en peligro y que, por consiguiente, deba regenerarse con arena. Las playas tienen sus ciclos y es difícil ir contra ellos. Dejemos en lo posible que el mar haga su trabajo, entendiendo al menos cómo funcionan nuestras preciosas playas de Cádiz. Y no nos alarmemos, como todos los años, por la aparición de esos escalones. ¡Que disfruten del verano y de nuestro litoral!

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