Los paquetes que han sido enviados a Alemania y que cuentan con un ‘packaging’ especial hecho por otra empresa de la provincia, Rótulos Neptuno
Los paquetes que han sido enviados a Alemania y que cuentan con un ‘packaging’ especial hecho por otra empresa de la provincia, Rótulos Neptuno
EXPORTACIÓN

El Parque Natural de Berlín se interesa por la sal que se produce en la Bahía

Marisma 21 ha establecido una relación comercial cada vez más fructífera con al país bávaro ante el crecimiento de la demanda de estos productos

CARLOS CHERBUY
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Una industria que sustentó durante años a la Bahía y que de un día para otro no solo dejó de ser rentable, sino que ha estado a punto de pasar al olvido. La situación se pretende revertir aunque el proceso para ello no es sencillo. Pero ya se vislumbra una pequeña luz. Sobre todo por el interés que está surgiendo de la sal de Cádiz en otros países. Cada vez son más numerosas las relaciones entre comerciales que buscan exportar este producto y llevarlo a lugares como Inglaterra o Alemania.

Precisamente la demanda crece en el Parque Natural Ökowerk de Berlín. La empresa Marisma 21 organizó una visita de responsables de este entorno a Cádiz y se sorprendieron por los métodos de trabajo y la calidad de la sal, motivo por el que decidieron establecer una relación que ya da sus frutos.

Y es que las respuesta en Alemania ha sido tan positiva que ya se están haciendo diferentes envíos a este país. En concreto se han mandado 25 paquetes de medio kilo de sal marina virgen, así como otros tantos de la conocida como flor de sal, que proceden de la salina del Águila de Puerto Real.

«Estamos empezando a introducirnos en este mercado y podemos decir que la respuesta está siendo bastante positiva. Por lo que nos comunican del parque hay muchas personas que reclaman información de este producto y que quieren conocer el entorno y el procedimiento con el que se hace. Además de que va creciendo el interés por el producto ante la calidad que tiene», afirmó Antonio Jesús Rivero, que es uno de los responsables de Marisma 21.Y es que tal y como explica el propio Rivero, lo que se intenta vender con este producto es más que sal, sino toda una filosofía y sobre todo una cultura, economía y Medio Ambiente arraigado en la provincia de Cádiz.

«Este tipo de relaciones que estamos estableciendo van más allá de la venta de un producto, lo que se pretende es concienciar de toda una experiencia y de las posibilidades de que a través del producto se generen otro tipo de actividades. Puede ser que la persona que le guste esta sal se interesa por saber de donde viene y como se hace y si estamos preparados puede ser una gran oportunidad. Lo bueno es que se está trabajando para aprovechar todas las posibilidades que se presentan en una salina y de hacerlo de acuerdo a una explotación acorde con el medio natural».

Pero Alemania no es el único lugar con el que se mantiene contacto, ya que desde esta empresa también se espera que pronto se pueda abrir una relación comercial con Inglaterra. «Lo importante en estos países es conseguir un aval que te represente. Una vez alguien te lo da y se preocupa por buscar las posibles salidas, todo es más sencillo. Aquí tenemos la ventaja de que una vez conocen el entorno y van las labores que se realizan para la extracción de la sal, son conscientes de todas las potencialidades que están arraigadas a este producto y no dudan en sus posibilidades para atraer a clientes».

Poner en valor

Uno de los elementos a los que se tienen que enfrentar la industria gaditana que intenta poner en valor la producción natural de sal, es precisamente la de diferenciarlo de la sal refinada, ante la cantidad de estudios y afirmaciones de que tienen la misma composición. Si bien es cierto que la sal es sal, la forma de extracción y tratamiento puede hacer variar esos oligoelementos. Es decir, que mientras que la refinada pierde sus valores en sus lavados, la sal virgen marina se obtiene exclusivamente por la acción del viento y del sol, recogida a mano y lavada sólo en el cristalizador. La Flor de Sal es aquella capa flotante de la sal cristalizada en la superficie del agua de los cristalizadores. El proceso es artesanal.

Esto hace que mantengan oligoelementos como calcio, cloruro de magnesio, potasio, yodo y manganeso y que además le otorgue diferentes texturas y, algo que también es importante, de disolverse en las comidas. Uno de los motivos por lo que se está adentrando en la alta cocina y expandiéndose en el mercado, si bien su auge se enfrenta a la generalización de la sal.

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