Uribezubia se llevó la primera etapa de la primera Vuelta a Toledo y Enrique Cifuentes fue el primer ganador
Uribezubia se llevó la primera etapa de la primera Vuelta a Toledo y Enrique Cifuentes fue el primer ganador - hemeroteca periódico «el ALCÁZAR»
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Bahamontes: «En las primeras Vueltas a Toledo los ciclistas venían con el macuto a la espalda»

El «Águila de Toledo» y los periódicos de la época relatan cómo fue la edición de 1966, la primera de una carrera que ahora cumple 50 años

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El 12 de octubre de 1965, al finalizar la subida a Montjuic, el «padrino» de Federico Martín Bahamontes (Val de Santo Domingo, 1928), que en realidad se llama Alejandro Federico, le dijo: «Ahora cuelga la bicicleta y no se te ocurra montar». Aquella carrera fue la última de un tipo que había nacido pobre sin remedio, como la gran mayoría de españoles de su generación, arrasada su infancia por la guerra, y que dando pedales encima de una bicicleta acabó por ser el ídolo de esa y las siguientes generaciones con su Tour de Francia en 1959, sus seis premios de la Montaña y sus helados al final del puerto para engrandecer aún más al personaje.

Y «Fede», que otra cosa no pero ufano es un rato, presume de cumplir lo dicho por el «padrino» y no ha vuelto a montar desde entonces.

Y fíjate tú que la historia de la plaza de la Magdalena no se entiende sin la tienda de bicicletas de Bahamontes ni la Vuelta Ciclista a Toledo sin la mirada del «Águila», que se inventó esta carrera en 1966 y que estos días sigue pateándose en coche las carreteras de la provincia siguiendo a los chavales aspirantes a ciclista.

El origen

Aparte de en Bahamontes, la Vuelta a Toledo tiene su origen en su peña y en un par de árbitros. Uno de ellos, Faustino Suárez, «Fausti», inseparable de «Fede» durante estos 50 años. Para poder organizar la prueba, se buscó un patrocinador (Cimasa, una empresa de maquinaria agrícola) y la peña tuvo que renombrarse como Club Peña Bahamontes porque si no naranjas de la China. De no ser club «ni un duro de subvención te daba la Delegación de Deportes», cuenta «Fede». «El que movió los papeles para hacerlo club, en vez de peña, fue Francisco Vázquez González», apunta «Fausti».

Se renombraron como club porque si no la Delegación de Deportes «no daba un duro» de subvención

Con todo listo, el 18 de agosto de 1966 el periódico «El Alcázar» titulaba a cuatro columnas: «Mañana, ciclismo y toros». En la información se contaba que, además de una corrida de Samuel Flores para Antoñete (aunque finalmente actuó José Fuentes), «El Cordobés» y «El Pireo», en la ciudad había expectación por la primera etapa de la I Vuelta a Toledo. Una carrera que se disputó el viernes 19 de agosto de 1966 y cuyo itinerario fue: Toledo, Burguillos, Ajofrín, Sonseca, Orgaz, Los Yébenes, Urda, Consuegra, Mora, Mascaraque, Almonacid, Nambroca y Toledo. «En total, 140 kilómetros con los puertos de la cuesta de las Nieves y de Yébenes para el premio de la Montaña», se lee en la hemeroteca del «Alcázar».

El ganador de aquella primera etapa fue José Luis Uribezubia, del Kas, que acabaría la Vuelta segundo a un minuto y seis segundos del ganador Enrique Cifuentes, del Mantova. Tras la jornada inaugural, el sábado 20 y el domingo 21 de agosto se celebraron cuatro etapas, dos por día, en sesión de mañana y tarde, algo habitual en la época. El sábado, las etapas fueron Toledo-Talavera de la Reina y Talavera de la Reina-Toledo. La matinal del domingo, recorrido por La Sagra con final en Toledo, y por la tarde 50 vueltas a la avenida de la Reconquista.

Esto último, acabar la Vuelta en un circuito en la Reconquista, se convirtió en tradición y solo se cambió cuando vinieron «los saltos (resaltos), los vecinos que protestan porque quieren tener el coche en la puerta, la Federación que no te autoriza si los circuitos no tienen equis distancia (tres kilómetros)...», cuenta Bahamontes.

Diez equipos y 60 corredores

En la I Vuelta a Toledo participaron diez equipos (Regna, Mantova, Kas, Picadero-Damm, Askar Radio y Televisión, Pepsi-Cola, Club Ciclista Chamartín, Zeus-Licor Karpy, G. D. Standard y La Casera-Peña Bahamontes) y 60 corredores. Además de Cifuentes y Uribezubia, muchos otros llegaron a profesionales: Nemesio Jiménez, Gabriel Mullet (ganador aquel 1966 del Premio de la Montaña), Vicente López Carril, que luego ganaría etapas en el Tour de Francia, el Giro de Italia y la Vuelta a España...

«Yo he dormido hasta en la cárcel para correr al día siguiente; los holandeses vienen hoy en avión»

Organizar la I Vuelta a Toledo costó 160.000 pesetas (menos de 1.000 euros) y los premios los detalló Bahamontes en una entrevista publicada por «La Voz de Talavera» el 18 de agosto de 1966: «Mil pesetas (seis euros) al primer clasificado en cada etapa, 750 al segundo y 500 al tercero. En la clasificación general hay un premio de 15.000 pesetas para el primero, 10.000 para el segundo, 6.000 al tercero y así hasta 15 clasificados...». En la 50º edición de la Vuelta a Toledo, el ganador de cada etapa se lleva 250 euros, mientras que para la clasificación general hay reservados 695 euros para el primero, 540 el segundo, 270 el tercero... Según le ha dicho Bahamontes estos días al diario AS, la presente edición cuesta «16 millones de pesetas» (casi 100.000 euros).

El dinero es un buen termómetro para explicar la evolución de la Vuelta a Toledo. «En las primeras Vueltas, los ciclistas venían como yo iba: con el macuto a la espalda. Yo he dormido hasta en la cárcel, en un saco de paja, y otras veces pasábamos la noche en el tren de mercancías para correr al día siguiente. Hoy los holandeses vienen en avión y vamos al aeropuerto a recogerlos», explica «Fede», quien el martes, cuando los ciclistas crucen la meta en la plaza de Zocodover, se despedirá para siempre de su gran obra: la Vuelta Ciclista a Toledo.

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