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Paliza histórica del Madrid - afp
Real Madrid-Granada

Nueve maneras de batir a Oier

Escandalosa humillación del Madrid a un Granada lamentable (9-1). Cristiano hizo cinco goles, récord personal en su carrera

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Real Madrid9901Granada

Mañana de sol en el Bernabéu con unas enormes ganas de fútbol. Dos semanas sin liga son un desierto para el aficionado. Selección, holganza y torrijas; ya se echaban de menos las cosas de Casillas, el ademán titánico de Cristiano o los benditos desajustes del 4-3-3. James de nuevo en el once, lo que devolvía a ese 4-3-3 a los inicios del curso. En el calentamiento, James jugaba a tirar balones al palo y acertaba siempre. Así es su zurda. (Narración y estadísticas)

La banda izquierda del Madrid, con él y con Marcelo, es un fútbol de toboganes. El ataque estático: Modric pescando una trucha. Casi todo pasaba por él al inicio. Ocasiones del Madrid en el 7', 9' y 11'.

La mejor frecuencia la tuvo el Madrid hace unos meses: una ocasión cada 90 segundos, precisamente ante el Granada.

Casillas falló un pase a Marcelo en el 13' y se llevó una pequeña pitada. Arbeloa, sin embargo, no recibe silbidos cuando falla. Son dos envejecimientos distintos y resumen la retórica castiza e intestina de los madridismos de aquí. Lo mejor está en otro lado, en la conexión inglesa de Modric y Bale, por ejemplo. La que dio lugar al primer gol en el 25': Modric al hueco para que Bale se impusiera como nueve a Mainz y regateara al portero y al palo. Bale es un jugador para estadios olímpicos. A veces deja una sensación de poderío que ni Cristiano.

El gol llegó en un momento en el que el Granada quería tenerla y el Madrid presionaba a su manera torpe e improvisada. Este Madrid es Colin Firth, hay papeles que simplemente no se le pueden pedir.

A partir del gol, el Bernabéu fue como los antiguos y soleados conciertos de domingo. En el 30', tras un precioso centro de Kroos que Bale, el nueve Nureyev, no remató, llegó el primero de Cristiano. El rechace le cayó a James, que atrajo a los defensas para liberar al otro. Fue una muestra de su superioridad intuitiva. Al instante, en el 31', dio una media vuelta tras sombrero para lanzar una contra. El estadio empezaba a aplaudir con el ritmo de antes.

Luego, un recorte de Bale, otro de Ramos y el hat-trick de Cristiano tras dos fallos de Oier. En el 3-0 fue tras un centro de Marcelo; en el cuarto, tras un chut espectacular del portugués. El portero reaccionó con el gesto de espantar una mosca. Oier, ante la incomprensible velocidad que provoca la puntera del 7, parecía un septuagenario que hubiera entrado con su Panda en la autopista.

El hat-trick de Cristiano le devolvía a su ser. Fuera traumas. Ancelotti lo miraba todo y en su gesto de mascar el chicle asomaba una rumiante seguridad para el futuro.

Tras el descanso llegó el momento de Benzema. Hizo el 5-0 en un córner: control de felpa y remate de empeine. Medio segundo después de ser gol, Oier terminaba su inútil escorzo. Parecía el especialista contratado para una película de tiros.

Benzema marcaría el séptimo de jugada personal en el área, completando el orgullo estadístico de la BBC. Entre medias, el cuarto de Cristiano tras asistencia de Bale. Al rematar se golpeó con el poste y celebró el gol mientras se dolía. Puso caras de auténtica lascivia estadística, como si el dolor aumentase escabrosamente el placer del gol.

Con 7-0, Ancelotti ya creyó oportuno mover el banquillo. Entró Illarramendi, quien, como si fuera un vermú, fue tranquilizando el mediodía.

El Granada salvó su honrilla en el 28' con una carrera de Ibánez entre los centrales y luego remató el martirio de Oier con un autogol de Mainz. Los jugadores del Madrid le buscaban después con una solidaridad corporativa. "Estoy bien, estoy bien", decía él.

Ni en esta tesitura marcó Chicharito. Olvídense ya de rotaciones o experimentos. El Madrid, con todo el elenco de la Marvel en el campo, se jugará la temporada.

Antes de acabar el partido, entre el público, un guiri se quejaba al padre. Más rubio que Kroos, decía con gestos que no podía tomar más fotos ni videos. El Madrid le había fundido la batería. Se perdió, y no podrá enseñar a sus amigos septentrionales, el noveno. Rematando un córner detrás de toda la defensa granadina, Cristiano lograba su propia manita. Cinco goles como cinco soles de Pascua. Interprétese como lo que es. Una comparecencia.

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