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El Vaporcito de El Puerto, más típico no lo había

Once años después de su hundimiento, tras varios proyectos fallidos, el Vaporcito está más cerca de volver a navegar gracias al proyecto de la UCA y la Asociación Portuense, que busca inversores para alcanzar los 800.000 euros de su ejecución

Imagen reciente del Adriano III, a orillas del Guadalete, en El Puerto de Santa María a. v.

manuel lópez sampalo

EL PUERTO

Fue tal día como hoy, sobre las 6 y 15 de la tarde, hace once años cuando se pudo divisar desde el edificio Fénix, justo frente por frente al muelle Reina Sofía, el hundimiento del Vaporcito de El Puerto.

Compañeros periodistas que se encontraban en la zona alertaban de que se estaba yendo a pique el Vaporcito en la misma orilla del muelle gaditano.

Los más escépticos no se creyeron nada y los más curiosos, por si acaso, comprobaron que de verdad el Adriano III se hundía, como un Titanic de la Bahía de Cádiz. Se pudo escuchar incluso: «Ojú, ya tiene que estar Quiñones frotándose las manos». Y es que aquí, ya lo sabemos por Reguera, la carga supera la pena.

Así se contó a la mañana siguiente: al Adriano III, el emperador de la Bahía, se le había abierto una vía de agua al golpear con una escollera en el casco que lo había dejado herido de muerte; tocado y hundido. Y éste, que es tan de la Tacita pese a llevar el apellido de El Puerto, buscó como el toro las tablas para morir, con esa querencia tan gaditana.

Más de una década de proyecto en proyecto

En esta década larga desde que se sumergiera, el Vapor ha dado más viajes que los que dio de Cádiz a El Puerto y viceversa cuando estaba en funcionamiento. Primero, tras rescatarlo a los meses como un pecio de los fondos marítimos, se planteó su rápida restauración y puesta en marcha inmediata. A pesar de los catamaranes y el segundo puente, ¿cómo iba a vivir Cádiz sin su Vaporcito?

El pesimismo y, sobre todo, el pragmatismo se fueron adueñando de la situación cuando, con la cabeza fría, se tasó cuánto costaría su reparación. Y en plena crisis económica, además. Así, aquel proyecto de reflotarlo se quedó encallado, nunca mejor dicho.

Unos años después, en 2014 y en la otra orilla, nace la Asociación Portuense de El Vaporcito, con el fin, en sus comienzos imprecisos, de 'rescatar' la embarcación. Para ello se encuentran con muchos obstáculos y trabas que han de ir sorteando. El principal de ellos, que el barco tenía un dueño, Manuel Ramos, quien evidentemente pedía una cantidad correspondiente para su cesión.

No fue hasta 2020, unos días antes de que se decretara la alarma sanitaria por la pandemia, que la Asociación consiguiera hacerse con el timón del Adriano III con el objetivo, ahora sí concretado, de restaurarlo con carpinteros de ribera que ofreciesen una escuela taller durante los trabajos de reparación. Devolverlo a su estado original con el fin de que albergase un museo que fuese un centro de interpretación de las especies autóctonas de la Bahía.

También, mediante objetos, contar dentro de este la propia historia del Vaporcito. Una narrativa de la que forma parte inseparable Pepe el del Vapor, mítico patrón de «ese barquito tan pinturero» y al que la asociación de El Puerto recientemente dedicó un busto en el Paseo de la Bajamar.

800.000 euros para que vuelva a navegar

La Asociación descartó que el barco volviese a navegar, pero en un giro de guion:

El pasado 10 de junio se presentó, dentro del II Foro Socioeconómico Bahía de Cádiz, en la Universidad de Cádiz un nuevo proyecto, más ambicioso que el anterior, para el Vaporcito. Se trata de un convenio entre la Asociación Portuense y la UCA para que el Adriano III vuelva a cruzar la Bahía.

Evidentemente, con los fondos públicos no basta, ya que el coste de ejecución para que vuelva a esta tierra el barquito asciende hasta los 800.000 euros, por lo que se busca captar capital privado para su cofinanciación.

José Luis Sara, secretario de la Asociación, asegura que «se trata de un proyecto serio, ya que además contamos con el respaldo de la Universidad». Respecto a los necesarios socios capitalistas confiesa que «ya ha habido empresas importantes interesadas en el proyecto», y que además «están detrás de que el mismo sea declarado de interés cultural ‒el Vapor es un BIC‒ para que el empresario que invierta pueda recuperarlo luego».

El proyecto de restauración del buque ha sido realizado por Aurelio Francisco Muñoz Rubio, Doctor Ingeniero Naval. Según su informe, el navío presenta un estado «más positivo del que se podría esperar en un primer momento». El 75% del casco es «recuperable», el estado de conservación de la madera es «aceptable», las cuadernas y refuerzos longitudinales se encuentran en «buen estado», el sistema de propulsión ‒bocina y hélice‒ están en «perfecto estado», pero habría que sustituir la cubierta principal y superior.

Además, el especialista informa que lo deseables es que el mando de control y demás sistemas «simulen a los originales» y que «existen plantillas de todo el mobiliario para conseguir una ejecución fidedigna». Incluso afirma que la intención es importar maderas de carpinterías gallegas para que el barco tenga su aspecto original, ya que su origen está en Galicia.

José Luis Sara lo resume, hablando en plata, de la siguiente manera: «El esqueleto está bien, lo que hay que recuperar es la piel», adelantando que el primer paso será el de «calafatear las junturas del casco».

¿Y esto para cuándo estará?, se preguntará más de un lector. Desde la Asociación Portuense aseguran que no se han marcado plazos. «Habrá que ir viendo, porque no queremos dar falsas esperanzas, sino avanzar sobre seguro».

Sea el día D antes o después, lo que es seguro es que ya queda menos para que a su paso vuelvan a cantar aquello de «tú eres la alegría, tú eres la alegría; de ese muelle tan hermoso, con ese rumbo garboso, con que cruzas la Bahía».

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