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Un bello pueblo de Cádiz que se encuentra sobre un acantilado

Esta 'ciudad de los poetas' hay que descubrirla poco a poco, enamorarse de un rincón, de una calle empinada, de alguna joya arquitectónica, deleitarse con su sabor a pueblo de tradiciones...

Senderos para hacer en la Sierra de Cádiz este otoño

Arcos de la Frontera, puerta de la ruta de los Pueblos Blancos LA VOZ

LA VOZ

CÁDIZ

La provincia de Cádiz es tan rica como variada. Quien decide pasar unos días por ella y recorrerla de punta a punta, lo que no es ningún disparate si se dispone de tiempo y se es diestro gestionando la cartera, acaba haciendo una inversión en recuerdos para la mente y la retina que se conservará de por vida.

Y es que Cádiz, como están hartos de decir los propios gaditanos, es mucho más que sol y playa. Muchos de sus rincones ofrecen estampas que abren los ojos más que al despertar. Son pueblos que parecen dibujados, potenciales para acoger rodajes cinematográficos, salidos de un cuento... Y son realidad.

Quien quiera disfrutar de una de estas bellas realidades, de una gran estampa y sus vistas, sólo, con acento para no ir solo, tiene que acercarse a Arcos de la Frontera: puerta a uno de los itinerarios más fotogénicos de Andalucía, la Ruta de los Pueblos Blancos.

Se trata además del municipio más poblado y extenso de la comarca de Sierra de Cádiz. Y, al disfrutar de una posición estratégica entre la campiña jerezana y la serranía, constituye un importante destino turístico que se ha ganado fama internacional.

Ubicado sobre un gran acantilado que se alza sobre el río Guadalete, la que fue la antigua capital del Taifa de Arcos en época musulmana debe a ese periodo su esplendor primigenio.

El pueblo se visita en ascensión desde las orillas del río, paseando por empinadas y estrechas callejuelas encaladas que llegan hasta los monumentos que la coronan, como la basílica de santa María de la Asunción, la iglesia de San Pedro o el Palacio Ducal. Arcos de la Frontera está declarado Conjunto Histórico y Bien de Interés Cultural.

Y una vez en Arcos... ruta monumental, ruta de senderos, ruta gastronómica, la propia ruta de los pueblos blancos. La página de Turismo del municipio te organiza visitas para verlo en uno, dos o tres días. A convenir.

Esta 'ciudad de los poetas' (así denominada por los numerosos artistas que en ella han nacido o que se han afincado aquí), hay que visitarla despacio, descubrirla poco a poco, sin prisas, enamorarse de un rincón, de una calle empinada, de alguna joya arquitectónica, deleitarse con su sabor a pueblo de tradiciones, para que su imagen permanezcan para siempre en la memoria de todos.

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Arcos de la Frontera

Su historia

Arcos, por su propio enclave geográfico ha constituido, en todos los tiempos, un lugar estratégico privilegiado dando cobijo a numerosas civilizaciones.

Su fundación romana le otorga el nombre de Arx-Arcis (fortaleza en la altura), pasando a llamarse Medina-Arkos con la invasión musulmana, civilización que le imprime para siempre sus huellas de identidad. Es, en esta época, cuando Arcos emerge como una verdadera ciudad próspera y floreciente, llegando a convertirse en un pequeño reino Taifa bajo el dominio de Ben Jazrum, rey de origen bereber.

El 29 de septiembre de 1255 y posteriormente en octubre de 1264, el Rey Alfonso X El Sabio, tomó la ciudad para grandeza de Castilla. Quedó el aire árabe con sus calles estrechas y blancas casas, con un altivo castillo, la Puerta de Matrera (único vestigio que queda del recinto amurallado que fue clave en la defensa al oriente) y los artesanales molinos.

Con la llegada de los cristianos la ciudad crece fuera de las murallas que la ceñían, empezando la construcción de magníficos y lujosos templos y otros edificios religiosos (conventos, asilos, capillas…). No obstante, el máximo apogeo de la cristiandad llegaría entre los S.XV al XVIII.

Finalizadas las disputas entre moros y cristianos comenzaron otras, menos sangrientas pero quizás más curiosas, que tenían como lugar de contienda las dos principales parroquias de la localidad: Santa María y San Pedro; cuyos feligreses decidieron enfrentarse por cuestiones de antigüedad y para ser elegidas: Iglesia Mayor, más antigua, insigne y principal de Arcos. Privilegio que recayó en la de Santa María según título concedido por el Sacro Tribunal de la Rota Romana en 1764.

Fue la monumentalidad cristiana la que nos ha valido para que todo su Casco Antiguo sea declarado Conjunto Monumental Histórico-Artístico por Real Decreto de marzo de 1962, determinado por la muralla que existió y definido por los pocos restos que aún se conservan de ella. Con la finalidad de preservar el entorno del Conjunto Monumental, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha declarado la ampliación del mismo. Existen, además, otros dos monumentos declarados Históricos-Artísticos: La Basílica Menor de Santa María y el órgano de esta misma iglesia.

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