El Cuervo de Sevilla

Una rarísima enfermedad no impide destacar al ingeniero informático Ildefonso de la Cruz

El Ayuntamiento de El Cuervo premia con el galardón Ciudadano distinguido al joven de 24 años por «no conocer qué es rendirse»

Ildefonso de la Cruz Romero, en el despacho de su casa donde suele ultimar algunos trabajos Alejandro Hernández

Alejandro Hernández

La definición de vida como la capacidad de administrar los recursos internos de un ser físico de forma adaptada a los cambios producidos en su medio es perfectamente aplicable a Ildefonso de la Cruz Romero , un cuerveño de 24 años de edad que lucha diariamente contra su enfermedad, una distrofia muscular del gen plogut 1 , segundo diagnosticado a nivel mundial , que no le ha impedido llegar a ser ingeniero informático y trabajar como desarrollador en una prestigiosa compañía internacional de seguros . «Me hicieron una entrevista este año tras el verano y pasé varios filtros y pruebas, y decidieron contratarme después de una entrevista de trabajo», señala orgulloso a ABC destacando que «es mi primer trabajo serio y con contrato».

Su esfuerzo y sus logros han sido reconocidos por el Ayuntamiento de El Cuervo de Sevilla con el galardón Ciudadano distinguido «por su tesón y afán de superación que contribuyen a ensalzar valores cívicos y sociales» , según se subrayó tras el pleno extraordinario por el XXVI aniversario de la constitución del Ayuntamiento e independencia del municipio, donde se definió al joven como alguien «que no conoce qué es rendirse » y que, a pesar de las limitaciones que le impone su enfermedad, «se ha convertido a sus 24 años en todo un ejemplo de superación e independencia ». El galardón municipal reconoce que «ha superado con creces cada objetivo y meta que se ha puesto», hace hincapié en que «ha pasado de ser un estudiante medio, a un estudiante de sobresaliente en su carrera de Ingeniería Informática» y lo pone como ejemplo «demostrándonos a todos que las limitaciones solo están en la mente».

La distrofia muscular del gen plogut 1 es una enfermedad que impide que se realice correctamente la regeneración de las células musculares. «Se supone que es un problema», comenta con humor Ildefonso de la Cruz que no duda en valorar el trabajo de Carmen Paradas , doctora en el Virgen del Rocío, «que ha sido la que ha descubierto la enfermedad ; es una crack». La enfermedad se recoge en el catálogo de la Asociación de Enfermedades Neuromusculares (Asense) a la que pertenece el ingeniero informático. «Estoy contento por el trato que me ha deparado la asociación, donde conoces a gente que ha pasado por cosas parecidas».

De la Cruz apunta que la enfermedad «es de nacimiento» y sus síntomas son la falta de fuerza en las extremidades. «Con 10 años me caía, corría de forma extraña, me costaba subir las escaleras, pero lo achacaron a que tenía los pies planos», recuerda, «es una enfermedad degenerativa y creo que sigue la degeneración, pero eso no me impide mi desarrollo profesional y personal, aunque te limita» . Para el joven cuerveño «lo grave es cómo te limitas tú sobre todo a la hora de moverte por el pueblo» por donde suele ir acompañado «si no voy en silla de ruedas». Asegura que su cuerpo se equilibra con los músculos sanos en sustitución de los dañados y haciendo gala de su buen humor apunta que «si me presento a un casting de zombies, lo clavo».

Ildefonso insiste en que «a nivel profesional no me merma» la enfermedad y «mentalmente no me afecta» , de hecho no descarta realizar el máster de Bioinformática en el que se matriculó en Murcia «después de haberme informado y estudiado mi gen, pero perdí la residencia universitaria, aunque sigo muy interesado en cursarlo pero ahora, como soy el novato en la empresa, me estoy centrando en aprender todo lo que pueda de mi profesión».

El galardón concedido por el Ayuntamiento supuso una sorpresa para Ildefonso de la Cruz que indica que «me motiva y enorgullece, y me dio la oportunidad de reivindicar mi situación en cuanto a accesibilidad urbana». Todo lo que hasta el momento ha logrado, reconoce, «se lo debo a mi familia que me ha enseñado que una discapacidad no tiene por qué dejarte encerrado en casa» . El ingeniero admite que «si no tuviera esto, lo más probable es que no fuera la misma persona», puntualiza que «no tengo dolores, pero no puedo correr, saltar, subir escaleras, andar normalmente», dice categórico que «tu vida la tienes que vivir, me ha costado mucho aprenderlo y sigo aprendiéndolo» y explica que «las personas con un gen mutado no somos superhéroes, pero somos mejores personas» .

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