Los Palacios y Villafranca
De Pepón a Pali gracias a Méndez Lastrucci
El palaciego Luis Miguel Murube posa estos días como modelo para la estatua al «Trovador de Sevilla» que se va a eregir en el barrio del Arenal de la capital
¿Qué puede provocar más orgullo en un profundo admirador de un artista que el hecho de que usen su cara y su figura como modelos para esculpir un monumento en honor a su ídolo? Lo más probable es que la respuesta sea «nada».
Es exactamente la honrosa sensación que experimenta estos días Luis Miguel Murube «El Pepón» (Los Palacios, 1957), quien a partir de la semana que viene posará para Jesús Méndez Lastrucci de cara a una estatua que recordará a Francisco Palacios «El Pali» con motivo del 30 aniversario de su muerte.
Más allá de un evidente parecido físico , Luis Miguel también es poseedor de una voz torrencial y acaracolada y de un timbre muy similar al del artista hispalense. De hecho, lleva 45 años cantando por El Pali en reuniones de amigos y ferias, así como en algunos certámenes de cante. Incluso, recuerda con nostalgia, «le imitaba delante de él».
Y es que El Pepón y El Pali llegaron a tener cierta amistad , un vínculo que nace de la admiración del palaciego por el cantaor de sevillanas corraleras. «Con 18 años recién cumplidos empecé a trabajar en la calle Piscina, en el Cerro del Águila, y la mayoría de las tardes después de la jornada laboral me encajaba con mi Dos Caballos en El Arenal para charlar un ratito con él en su portal de la calle Aduana», explica.
«Tampoco es que tuviéramos una confianza o una amistad fuerte, pero a mí me encantaba ir a escucharle contar , siempre con la gracia que desprendía en todo lo que decía, muchas historias de la ciudad y de sus actuaciones, y explicar qué le parecían los grupos emergentes de sevillanas (él apadrinó a muchos)».
La efigie representará al «Trovador de Sevilla» —así le bautizó Antonio Burgos — en su pose más característica, esto es, empernacado en la clásica silla de enea mientras entona una de sus sevillanas, y estará ubicada presumiblemente desde finales de este año en la plaza Indalecio Prieto , en su barrio del Arenal, a medio camino entre su casa natal y la zona en la que vivió toda su vida.
En este sentido, cabe recordar que fue en mayo de 2017 cuando el pleno del Ayuntamiento de Sevilla aprobó por unanimidad una moción de Ciudadanos para erigir una estatua en homenaje al cantaor y compositor «en su condición de principal artista del cante por sevillanas y en conmemoración del 30 aniversario de su fallecimiento».
Una moción que partió de una propuesta de El Pali, ayer, hoy y siempre, una genuina asociación cultural creada en torno a su figura y que cuenta con casi 200 socios que se autodenominan «palistas» (entre ellos el propio Pepón y Méndez Lastrucci). Ellos mismos han sido los impulsores de sufragar el proyecto por suscripción popular.
Por otro lado, aunque también en clave «palista», Luis Miguel Murube solicitó hace un año al Ayuntamiento de Los Palacios a través de los cauces legales pertinentes que tuviese a bien «la rotulación de una calle, rotonda, plaza o lo que estimase oportuno con el fin de recordar a los palaciegos de hoy y a las generaciones futuras el amor, cariño y entrega que este gran artista demostró por nuestro municipio, su gente y su Hermandad del Rocío; sumándonos así, además, a los homenajes dedicados en otros pueblos donde el Pali demostró su cariño y colaboración (Utrera, Tomares, Sanlúcar de Barrameda, Bonares, San Fernando, etc.)».
Dicha instancia documentada, que contó con la adhesión de la propia Hermandad del Rocío de Los Palacios (la cual suma más de 1.500 hermanos) no ha recibido respuesta alguna por parte del consistorio palaciego; o lo que es lo mismo, ha respondido haciendo uso de la figura jurídica del silencio administrativo. Algo que lamentan profundamente, ya que como defiende Luis Miguel, «en el amplio nomenclátor de la localidad hay personas que han hecho menos méritos que El Pali».
«Yo lo hago en base a la colaboración desinteresada de la que siempre hizo gala con nuestra hermandad y nuestro pueblo. Además de ser hermano fundador, cada vez que hacía falta que actuara en un festival o una caldereta para recaudar fondos para la hermandad no dudaba en venir», justifica.
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