Tribunales

El marido de la mujer del crimen de Pilas rechaza las acusaciones del presunto asesino

No entiende los motivos de los ataques del acusado: «Me ha arruinado la vida»

El acusado del crimen de una mujer en Pilas Vanessa Gómez

J.D.

El marido de Ana María M.M., la mujer asesinada en marzo de 2017 en Pilas , ha rechazado de manera insistente las acusaciones vertidas contra él por Enrique R.R., el único encausado como presunto autor de la muerte de su mujer, a la que también intentó violar. «Comprendo que se tenga que defender, pero lo que haga de otra manera. No entiendo por qué saca todo esto en contra de mi persona. Me ha arruinado la vida. Me ha hecho una herida y ha metido la mano en la misma».

La sorprendente línea de defensa del abogado de Enrique R.R. y del propio acusado es apuntar al marido y a su «amante», de nacionalidad rumana, como autores de la muerte de Ana María, apuntando que se trató de «un crimen pasional». Así lo reflejó el letrado el lunes pasado durante la fase de alegaciones previas y de igual modo se pronunció el acusado ayer en su interrogatorio en el juicio con jurado que celebra al Audiencia de Sevilla .

El marido, que ha declarado como testigo y no como acusado como ha pretendido hacer ver la defensa desde el inicio de la vista oral, ha negado cualquier relación de su familia con el acusado. " Es mentira " que Ana María fuera como su madre, en alusión a Enrique, como así lo dijo el investigado ayer.

Igualmente, ha negado las amenazas por su parte al acusado, ni que hayan ido de cacería juntos, ni que le ofreciera 500 euros por darle una paliza a su mujer . Ha rechazado totalmente los malos tratos hacia su esposa, a la que «echa mucho de menos», y por supuesto una relación extramatrimonial . En definitiva, se ha sacudido todas las acusaciones de Enrique R.R.

«No se fiaban de él»

En los mismo términos se ha pronunciado la hija de la víctima, que además tenía otro hijo de 35 años con esquizofrenia paranoide.

Con el recuerdo de su mujer en la mente y en sus palabras, el marido, que regentaba un bar con su esposa, que era la cocinera, ha relatado que aquella mañana había ido al Charco de la Pava de Sevilla muy temprano y había vuelto a Pilas con su hija, su yerno y su nieto, llegando a la parcela en la que vivían sobre las 10,20 horas. Su mujer no se encontraba allí. Decidieron ir a buscarla al bar, pero tampoco estaba. Del bar a su casa y viceversa, la mujer solía ir andando por el camino de Santillán. De camino conocieron del revuelo que había en el pueblo con la presencia de la Guardia Civil . Un curioso le dijo que había encontrado a una mujer rumada muerta.

Llamó a su mujer y no atendía las llamadas. Tampoco estaba en casa de su amiga. Entonces, el marido llamó a la Guardia Civil para saber qué había pasado aquella mañana en su pueblo y poder descartar que a su mujer le había pasado algo. Finalmente la Guardia Civil le confirmó lo que nunca quiso haber escuchado.

Los mismos agentes le dijeron que había un testigo de los hechos pero «no se fiaban de él ». El testigo era el hoy acusado, que se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable.

Antes del marido han declarado como testigos dos mujeres a las que el acusado siguió aquella mañana y en el mismo entorno, horas antes de la muerte de Ana María. Una de ellas ha relatado que el varón llegó a cogerle de las muñecas, pero pudo zafarse de él.

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