El cazador que mató al pequeño Aitor en una montería en Guillena pudo usar munición prohibida

La Guardia Civil afirma que el niño «estaba colocado en el puesto de manera correcta» cuando le alcanzó el disparo

El padre de Aitor junto a su abogada cuando acudió a declarar como testigo el pasado día 8 Vanessa Gómez

Silvia Tubio

Los datos que se van conociendo sobre el accidente mortal ocurrido durante una cacería en una finca de Guillena el pasado 19 de enero van confirmando las primeras conclusiones incluidas en el primer atestado que elaboró aquel fin de semana el equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de La Rinconada. El autor del disparo mortal que alcanzó al pequeño Aitor y lo mató, incurrió en negligencias importantes que podrían ser constitutivas de un delito de homicidio por imprudencia grave.

El cazador, que fue detenido y ahora está en libertad provisional, pudo usar munición prohibida . Ésa es una de las afirmaciones que se incluyen en el último informe que ha entregado la Guardia Civil al juez del Instrucción 16 de Sevilla. Los agentes señalan que de manera «preliminar» y a falta del análisis de balística que debe incorporarse a las actuaciones, Luis A. G. usó munición de postas, la cual «está prohibida en cualquier actividad cinegética», señala el citado informe al que ha tenido acceso ABC.

Los agentes que han realizado la inspección ocular del paraje Los siete Cerrillos, donde ocurrió el accidente dentro de la finca La Lapa, en el término municipal de Guillena, sostienen que el niño no se salió del puesto donde estaba junto a su abuelo, su padre y su tío. En el informe se dice textualmente que «el menor estaba colocado en su puesto, de forma correcta, justo en la marca de señalización del mismo». Esta aseveración nada tiene que ver con la interpretación que hizo el letrado de la defensa, quien aseguró hace unos días a los medios de comunicación que de la lectura de ese informe sólo se podía concluir que el pequeño se había salido del sitio y no estaba donde decían sus familiares.

Fuentes de la investigación confirman a ABC , y así se recoge en el informe, que en el puesto donde estaba Aitor encontraron una mancha de sangre.

El abogado Carlos Martín respondió a preguntas de ABC que era «imposible» que a la distancia que había entre el cazador y el puesto número dos, que se le había asignado al abuelo del niño, pudiera su cliente darle a la víctima. La Guardia Civil calcula que había 124 metros entre ambos puntos y el letrado del detenido asegura que el cazador utilizaba una escopeta del calibre 12 que cargaba munición con un alcance real de 35 metros. «Es una cuestión matemática. El pequeño no estaba en el puesto y así trataremos de demostrarlo», afirmó con rotundidad a este periódico.

De manera indiciaria los investigadores sostienen que Luis A. G. pudo usar postas que están prohibidas «en cualquier actividad cinegética», señala el informe

El informe de la Guardia Civil realiza un relato de cómo ocurrieron los hechos en el que detalla varias imprudencias del investigado cuando intentaba abatir un jabalí. Luis A. G. «se salió de su puesto de su caza. Subió hasta la zona más alta, a unos 25 metros de distancia , en la zona del cruce de camino. En un momento dado disparó en dirección contraria a la que tenía indicado disparar si hubiera estado en su puesto, realizando el disparo hacia el lugar donde se encontraban los puestos número dos (que ocupaba Aitor y su familia) y número 3».

Este relato coincide en gran parte con la declaración que efectuó en calidad de investigado el cazador, quien fue asistido en un primer momento por una letrada de oficio. En aquella ocasión, Luis A. G. admitió que se había movido del puesto y que se giró 90 grados para disparar.

Irregularidades del evento

En la inspección ocular los agentes también hallaron indicios de irregularidades en la organización de la montería. El promotor del evento está citado en calidad de testigo para el próximo 15 de marzo. La abogada de la acusación particular, Rosario Serrano, ya adelantó el pasado 8 de febrero, cuando testificaron el padre, el abuelo y el tío del pequeño, que no descartaban ampliar la acusación que ahora sólo dirigen contra el cazador hacia otras personas.

La Guardia Civil advierte que varios de los puestos que aquel día estaban ocupados se encontraban doblados. Quiere decir que había dos cazadores disparando, cuando la normativa sólo autoriza que haya un único tirador para evitar accidentes.

Tampoco se respetaba la distancia mínima de 150 metros entre varios puestos, como por ejemplo el que ocupaba el niño y el siguiente, el número 3. Los agentes advierten que no se había colocado la señalización correcta en caminos y accesos a la finca que alertaran de que se estaba desarrollando una montería.

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