Laura Moreno y su marido en el refugio de Brenes donde adoptaron a Cooper
VILLAVERDE DEL RÍO

Acusan a un vecino de envenenar desde hace años a los perros de la comarca

Laura Moreno, el ama de Cooper, un podenco de cuatro meses fallecido hace unos días, dice que se siente impotente porque no hay pruebas, aunque la Guardia Civil sigue investigando

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Hace siete años que todos aquellos que tienen mascotas en Villaverde del Río viven asustados por el peligro que conlleva sacarlos a la calle a pasear ya que se exponen a que sus animales de compañía sean envenenados.

Este miedo se ha incrementado en el último mes, en el que han fallecido varios animales en la localidad tras haber ingerido según informan los veterinarios, un raticida muy tóxico que ya no se comercializa pero que sigue existiendo.

El pasado 3 de septiembre los afectados fueron las mascotas de Laura Moreno Rodríguez y su marido y otra pareja de amigos de la localidad. Tras salir del trabajo, Laura y su marido salieron con unos amigos a pasear a su mascota al camino a las afueras del pueblo donde suelen sacar a sus perros habitualmente.

Estuvieron poco iempo porque ella y su marido habían quedado esa noche de viernes para ir a cenar fuera y tomarse unas copas.

Cuando regresaron, se encontraron a Cooper, una podenco de cinco meses, sin vida. La perrita de sus amigos, Belle, corrió mejor suerte, ya que a los quince minutos del paseo comenzó a convulsionar y la llevaron de inmediato al veterinario y pudo recuperarse. Sin embargo, Cooper no reaccionó de la misma manera al veneno y no presentó síntomas de malestar hasta más tarde, cuando se encontraba sola en casa.

Un producto tóxico

Ni Laura ni su amigo se habían dado cuenta de si sus mascotas habían ingerido algo o qué podía haber pasado pero lo que sí tenían claro es que habían sido envenenados. Intuyen que Belle fue la primera en tomar el producto tóxico y podía habérselo hecho llegar a Cooper a través del contacto entre ellos. El veneno que ingirieron los animales es un raticida que también es perjudicial para los humanos, razón por la cual quien lo echa debe de llevar guantes si no quiere intoxicarse. Al día siguiente a lo sucedido, denunciaron los hechos en la comandancia de la Guardia Civil.

Después de hacer varias averiguaciones conocen que hay un vecino en la localidad que se dedica a verter veneno en las zonas donde los vecinos de la localidad sacan a sus mascotas a pasear, entre los que se encuentan varios caminos rurales situados a las afueras del municipio, habiendo sido ya denunciado en varias ocasiones y estando pendiente de juicio.

Sin embargo, el miedo de muchos de los que ya han perdido a sus animales de compañía hace no se atrevan a denunciar por miedo a las consecuencias que esto les pueda acarrear. «Sabemos quién es, donde vive, y que sale todas las mañanas a los caminos, pero la Policía nos dice que no puede hacer nada sin pruebas, aun habiendo él mismo reconocido que es el culpable de los envenenamientos», cuenta Laura desolada a ABC Provincia días después de perder a su pequeño Cooper.

Laura y su marido habían adoptado a Cooper hace unos meses y ya era parte de la familia de este matrimonio. Lo habían recogido de la Asociación Lasa (La Sonrisa Animal de Brenes) porque se habían enamorado de él. «Este hombre lleva siete años envenenando perros y seguirá matando ya que sin pruebas no hay nada que hacer», dice Laura con impotencia. Los hechos, según cuentan, no solo se dan en este camino sino que también sucede por el camino de Cantillana y la Doncella.

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