SANIDAD
«Los enfermeros de Cádiz sabemos que la estabilidad laboral está fuera»
La lista de sanitarios que emigran hacia otras comunidades «por necesidad» ha seguido creciendo y el Colegio de Enfermería de Cádiz denuncia las cientos de bajas
La provincia de Cádiz ha seguido perdiendo sanitarios en 2023. Muchos de ellos se han marchado a otras comunidades de España. Según el Colegio de Enfermería de Cádiz, un total de 390 enfermeros se han visto obligados a emigrar.
En concreto, 223 enfermeros pidieron el traslado a otras provincias de España (incluidas las de Andalucía), 150 pidieron traslado a otras comunidades y otros 17 profesionales se dieron de baja por traslado al extranjero.
Además, a nivel autonómico, el Consejo de Enfermería ha publicado que, durante el año pasado, fueron 1.200 enfermeros los que solicitaron el traslado a otras provincias. Una situación que llega en forma de alerta, sobre todo para los jóvenes que, al terminar su formación, tienen que hacer sus maletas y embarcarse en este recurrente viaje que es buscar mejores oportunidades laborales.
El presidente del Colegio de Enfermería de Cádiz, Rafael Campos, lamenta a este periódico la situación y recuerda que esta cifra supera al número de enfermeros que se gradúan cada año en nuestra provincia, porque esto va más allá de lo puramente laboral o incluso profesional. «Resulta un sinsentido ver cómo se invierte una importante cantidad económica en la formación de universitarios que van a ser utilizados por otras comunidades y organismos, fuera de nuestra provincia y región», expresa.
Por otra parte, «se desprecia y no se tiene en cuenta el derecho que tienen todos esos nuevos profesionales a poder quedarse en su ciudad, con sus familias y su gente, y que ven como al sentirse obligados a salir de su entorno se ve afectada de manera importante su estabilidad personal, económica y profesional», puntualiza Campos.
Rafael Campos pide a la administración la mejora de las condiciones laborales. Argumenta que «otras comunidades autónomas ofertan contratos de larga duración y mejor retribuidos, lo cual está provocando que nuestros profesionales enfermeros se vean abocados a emigrar a otras comunidades y países. Se trata de una situación incomprensible que debemos remediar entre todas las instituciones y organismos sanitarios».
Asimismo, el presidente subraya que esta fuga de enfermeros supone una merma en las plantillas lo que «repercute en el aumento de carga de trabajo, así como en la calidad de la atención que se presta al paciente y con ello se ve condicionado el desarrollo profesional, ya que limita la posibilidad de investigar».
El dilema de que muchos profesionales de la sanidad encadenen contratos temporales es ya un patrón que parece repetirse. Aunque es cierto que las competencias sanitarias están transferidas a las comunidades autónomas, la presente situación está siendo denunciada en muchas regiones.
El importante éxodo de sanitarios a otros países y a otras comunidades de España es ya una realidad que no se puede socavar. Y en la que tantos enfermeros gaditanos están inmersos.
«Sólo me han llamado una vez en cinco años»
Esa es la razón por la que Gabriela, de 27 años, lleva desde hace cinco años en Barcelona. «En mi caso cuando acabé la carrera me preparé las oposiciones y cogí plaza en Cataluña y desde entonces estoy aquí», explica.
Su primera experiencia como enfermera lo recuerda como «algo muy duro», pues coincidió con el Covid y eran momentos difíciles para la profesión. Se planteó, en su momento, volver a Cádiz, pero no ha podido ser. «Estoy inscrita en la bolsa de Andalucía y solo me han llamado una vez en cinco años que llevo aquí», denuncia.
Entonces, aunque reconoce que «siempre me ha quedado alguna esperanza de poder volver», Gabriela asegura que «los que estudiamos Enfermería en Cádiz somos conscientes de que cuando terminemos la carrera vamos a estar parados prácticamente o vamos a trabajar muy pocos días en el público –continúa– o nos tendremos que ir a trabajar a lo privado por una miseria». Fue por ese motivo por el que esta enfermera gaditana decidió presentarse al EIR (Enfermero Interno Residente) para «encontrar mejores condiciones laborales».
El próximo mes de mayo se cumplirá cinco años desde que tomó esta decisión y con poca expectativa de que la situación mejore, Gabriela apostilla que «de momento me quedaré por aquí, hay más estabilidad laboral. Para mi pareja también y ya tengo un niño que nació aquí así que difícilmente me mueva».
En esta misma situación también se encuentra Sara Gómez. La enfermera hizo la carrera de Enfermería en la Universidad de Cádiz y venía de Grazalema con 18 años, pensando que de la capital gaditana no se movería. «Cuando vienes de un pueblo tan pequeño, piensas que ya no te va a faltar el trabajo. Y más siendo sanitaria», asevera.
Pero la realidad está lejos de lo que una imagina, sueña. El pasado mes de junio se graduó y, tras pasar un verano «sin saber muy bien si opositar o emigrar» decidió apostar por la sanidad pública. Y la solución no era otra que irse a Madrid. «Soy fiel defensora de la sanidad pública y me negaba a quedarme aquí cobrando poco y mal, así que me fui una semana a echar currículum por todos los hospitales», relata Sara. «Salía de un hospital y a los 10 minutos me llamaban para ofrecerme un contrato. Esa es la realidad que se ve fuera de Cádiz. No tardé ni cinco días en encontrar trabajo y con una buena oferta. Llevo desde noviembre en el Hospital Universitario 12 de Octubre», cuenta la recién graduada. Sara no cuenta con volverse de la capital hasta que no le ofrezcan nada similar y teme que «esto no va a pasar hasta dentro de años, tengo que pensar que mi vida ahora mismo está en Madrid, alejada de mi familia, por trabajo».
Los especialistas, también afectados
Esa «decepción» de los gaditanos que no pueden trabajar en su provincia la comparten también enfermeros de otras comunidades que se han formado en Andalucía con la intención de hacer una vida en ella a largo plazo. Es el caso de Rita Narváez, una de las enfermeras colegiadas en la capital andaluza. Esta profesional de 27 años es natural de Cádiz, pero se trasladó a Sevilla para hacer la especialidad de Pediatría porque «nunca había estudiado ni trabajado fuera y vio una buena oportunidad para hacerlo».
Además, asevera que en el hospital de la capital andaluza «encontraría más estabilidad laboral». Después de dos años de formación, el Colegio Oficial de Enfermería de Sevilla, en su línea por incentivar la docencia y la investigación, convocó en 2015 los 'Premios Especialistas EIR' y el trabajo de Rita fue premiado por su excelencia y con el aval de la máxima cualificación. Para ella fue una bocanada de aire fresco.
«Este reconocimiento supuso para mí una esperanza, pensaba que me llevaría mucho tiempo en la UCI pediátrica del Virgen del Rocío», relata la enfermera que, después de casi seis años, a día de hoy espera una llamada para la renovación de contrato. Aunque eso sí, puede que no sea de su especialidad. Hasta el pasado septiembre esta gaditana estuvo trabajando como enfermera pediátrica en Sevilla.
«Fueron meses muy bonitos, porque cuando una cuida mucho su trabajo, la presión es menor. Pero al mismo tiempo me desanimaba que no me ofrecieran ningún contrato cuando éste se me acabara –porque estoy cubriendo una baja– y no poder volver a esta planta», confiesa. Como ella, otros tantos enfermeros especializados se han visto «obligados» a desplazarse lejos de casa, porque «se valoran mucho más las especialidades de enfermería». Entre ellos, María García, compañera de Rita, que coincide con ella.
Dejó Trebujena, su localidad natal para «continuar creciendo profesionalmente y que hoy, después de contratos temporales, trabaja en clínicas privadas por la escasa cantidad de contratos que a los especialistas se nos ofrece».
