laboral

La pensión media de jubilación en Cádiz ha subido poco más de 400 euros desde hace siete años

El importe medio de todo tipo de pensiones en la provincia asciende, según los últimos datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, a 1.301 euros mensuales

J.M.V.

CÁDIZ

La Seguridad Social ha abonado en agosto un total de 1.702.889 pensiones a 1.547.678 andaluces, con un importe medio del sistema que se sitúa en los 1.178,97 euros mensuales: un 4,76% más que hace un año y un 37,5% más que en 2018.

La pensión de jubilación, que representa el 59% del total, es la de mayor importe, con una media de 1.366,35 euros mensuales, un 4,6% más que en agosto de 2024 y 372,5 euros más que en 2018, según los datos publicados esta semana por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

En el caso de Cádiz, destaca que la pensión media de jubilación ha subido poco más de 400 euros, en concreto 411, desde hace siete años: desde agosto de 2018. Entonces la pensión media en la provincia era de 1.137,33 euros, mientras que ahora asciende a 1.548 euros, un 4,39% más alta que hace un año y un 36,15% más que en ese 2018.

El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones cuenta en la provincia de Cádiz con un total de 236.167 pensionistas, a los que abona una media de 1.301,62 euros, según datos en vigor a 1 de agosto de 2025. La cuantía de la pensión media gaditana supera en más de 122 euros a la media andaluza, con 1.178,97 euros.

Más de la mitad de los perceptores gaditanos de pensiones contributivas en agosto son pensiones de jubilación, en concreto, el 54,76%. Las pensiones de viudedad alcanzan el 24,24% del total. A estas dos categorías, que suman el 79% del conjunto, hay que sumar las prestaciones por incapacidad permanente (15,31%); la de orfandad (4,43%) y las prestaciones en favor de familiares (1,24%).

De las 236.167 pensiones contributivas abonadas en la provincia de Cádiz, lo que representa el 2,28% del total nacional, 129.328 son de jubilación; 57.265 de viudedad; 36.174 de incapacidad permanente; 10.471 de orfandad y 2.929 en favor de familiares.

Pensión media en la provincia

La pensión media del sistema a 1 de agosto era de 1.301,62 euros mensuales. Esta cuantía comprende las distintas clases de pensión (jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad y en favor de familiares).

La pensión media de jubilación en la provincia es de 1.548,57 euros. Por su parte, la pensión media de viudedad es de 974,44 euros al mes y la de incapacidad permanente es de 1.202,66 euros. Un total de 10.471 personas han recibido la de orfandad y 2.929 se han abonado a favor de familiares.

Del total de pensiones abonadas en Cádiz, a 24.514 se le aplicó el complemento para la reducción de la brecha de género, con un importe medio de 82 euros.

Comparativa

La pensión de incapacidad permanente, que ha sido a abonada a 220.814 personas en Andalucía, ha ascendido a 1.121,87 euros, mientras que la de viudedad se ha situado en los 867,07 euros, que han cobrado 394.895 pensionistas. Un total de 69.225 personas han recibido la de orfandad (498,36euro) y 12.629 se han abonado a favor de familiares, con un importe medio de 744,27euro.

Del total de pensiones abonadas en Andalucía, a 198.820 se le aplicó el complemento para la reducción de la brecha de género, con un importe medio de 82 euros.

En todo el país, la nómina de agosto asciende a 13.620,9 millones de euros, con 10.374.297 pensiones a cerca de 9,4 millones de personas. La pensión media del sistema alcanza los 1.312,9 euros mensuales, lo que representa un aumento del 4,5% respecto al mismo mes del año anterior.

En concreto, la pensión media de jubilación, que perciben cerca de 6,5 millones de personas (más de dos tercios del total), se sitúa en 1.507,55 euros mensuales, un 4,4% más alta que hace un año. El 59,2% de las personas que perciben la pensión de jubilación como prestación principal son hombres.

Por regímenes, el importe de la pensión media de jubilación procedente del Régimen General es de 1.666,6 euros mensuales, mientras que en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos es de 1.010,3 euros al mes. En la Minería del Carbón, la cuantía de la pensión media alcanza los 2.907 euros, y de 1.669,7 euros en el Régimen Especial de Trabajadores del Mar.

Por su parte, la pensión media de viudedad es de 935,8 euros mensuales. Esta pensión es la principal para 1,5 millones de personas, de las cuáles un 95,7% son mujeres.

En cuanto a las nuevas altas de jubilación, la cuantía media del sistema es de 1.613,3 euros, según los últimos datos disponibles (julio). En concreto, en el Régimen General, la pensión media de las nuevas altas de jubilación asciende a 1.722,5 euros al mes.

La nómina mensual de pensiones contributivas alcanzó en agosto la cifra de 13.620,9 millones de euros. Como es habitual, casi las tres cuartas partes corresponden a pensiones de jubilación, que representan el 73% del total (9.954.976 millones de euros). A pensiones de viudedad se han destinado 2.197.949 millones de euros, mientras que la nómina de las prestaciones por incapacidad permanente asciende a 1.252.665 millones; la de orfandad, a 178,8 millones de euros y la de las prestaciones en favor de familiares, a 36,5 millones.

Hasta julio, último dato disponible, se han registrado 215.971 nuevas altas de jubilación. Las jubilaciones demoradas representan ya el 11,4% del total de estas nuevas altas, frente al 4,8% de 2019. En conjunto, el 72,4% de las altas se producen a la edad ordinaria de jubilación o posteriormente, 12,6 puntos porcentuales más que en 2019, gracias en gran medida a los incentivos para acercar la edad de acceso a la edad legal de jubilación

Las jubilaciones anticipadas, por su parte, caen un 12,4% en seis años y solo suponen el 27,6% del total de nuevas jubilaciones.

Este cambio refleja el impacto de los incentivos de demora vigentes desde 2022 y la reconfiguración del marco de la pensión de jubilación anticipada. Como resultado, la edad media de acceso a la jubilación se sitúa en 65,3 años, frente a los 64,4 años de 2019. En el caso de las mujeres, la edad media de jubilación es de 65,8 años.

En cuanto a la media de tiempo de resolución de los expedientes, en julio (último dato disponible) fue de 7,9 días en el caso de la pensión de jubilación y de 9,5 días en el caso de las pensiones de viudedad. Hay que tener en cuenta que el plazo máximo de resolución en estos procedimientos, según el RD 286/2003 del 7 de marzo y el RD 1192/2021, de 3 de agosto, es de 90 días tanto en las prestaciones de jubilación como en las de viudedad.

En agosto, 1.112.061 pensiones incluyen el complemento para la reducción de la brecha de género, de las que el 86,2% corresponden a mujeres (958.207). El importe medio de este complemento es de 75,2 euros mensuales.

Del total de pensiones complementadas, más del 24,8% corresponden a pensionistas con un hijo (275.747), el 47,8% de los beneficiarios, con dos hijos (530.124); el 18,2% lo percibe por tres hijos (202.668), y por cuatro hijos, el 9,3% (103.522).

Clases pasivas

Por otra parte, la nómina mensual de pensiones de Clases Pasivas ascendió a 1.671,59 millones de euros en el mes de julio (último dato disponible. En comparación con la nómina del mismo mes del año anterior el incremento es de 96,2 millones de euros (6,1% de variación anual).

El número de pensiones del Sistema de Clases Pasivas en vigor fue de 725.116, que son 14.202 pensiones más que en junio de 2024, con un crecimiento cercano al 2% anual.

El Régimen de Clases Pasivas del Estado incluye principalmente al personal militar y al personal civil de la Administración General del Estado, la Administración de Justicia, las Cortes Generales y otros órganos constitucionales o estatales, así como a los funcionarios transferidos a las comunidades autónomas.

Relevo generacional: una década decisiva

El relevo generacional se ha consolidado como una de las principales preocupaciones en España en materia de sostenibilidad del mercado laboral. Durante los últimos años, se viene alertando sobre el desequilibrio creciente entre las personas que se incorporan por primera vez al trabajo y aquellas que abandonan la vida laboral por jubilación, una brecha que amenaza con agravar la escasez de talento en sectores clave de la economía.

El presente análisis, desarrollado por el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco, tiene como objetivo generar conciencia sobre el reto que plantea esta transición demográfica, proyectando que en la próxima década se jubilarán más de 5 millones de personas, mientras que solo un tercio de esa cifra ingresará al mercado laboral. En este contexto, activar todo el potencial disponible -a través de la integración de la mano de obra migrante, la incorporación de talento con menor presencia en el mercado laboral (como mujeres, personas con discapacidad o profesionales sénior), y el impulso de tecnologías como la inteligencia artificial- será clave para garantizar la sostenibilidad y competitividad del mercado laboral.

Actualmente, en Andalucía hay 909.242 personas entre 6 y 15 años que, en la próxima década, alcanzarán la edad legal para incorporarse al mercado laboral. Si aplicamos la tasa de actividad del 32% registrada en la última Encuesta de Población Activa (EPA) para los menores de 25 años en Andalucía, podemos estimar que solo 290.957 de estos jóvenes pasarán a formar parte de la población activa en los próximos diez años.

Esta cifra contrasta de forma significativa con las 854.300 personas de 55 años o más que abandonarán la actividad laboral en ese mismo periodo, según los datos actuales de población activa. En otras palabras, por cada tres personas que se jubilan, solo una se incorpora al mercado laboral, lo que evidencia un llamativo desequilibrio en el relevo generacional.

Por provincias, Córdoba, Jaén y Granada presentan la previsión de relevo generacional más desfavorable: en la próxima década entrará apenas una persona por cada cuatro que se jubilan. En Almería, Cádiz y Huelva el balance es algo menos adverso, con unas 2,6 jubilaciones por cada nueva incorporación al mercado laboral.

El fenómeno migratorio

El fenómeno migratorio es ya indispensable para el mercado laboral, aportando prácticamente todo el crecimiento reciente del empleo. España registra flujos migratorios intensos que han elevado la población activa y han evitado una caída demográfica mayor.

En los próximos 10 años, con la jubilación de cientos de miles de baby boomers, esta dependencia de la migración no solo continuará sino que aumentará, resultando clave para paliar la falta de relevo generacional.

En concreto, según proyecciones del INE, se espera que entre 2026 y 2035 lleguen a Andalucía 631.325 personas extranjeras, de las cuales aproximadamente un 80% estará en edad laboral y el 70% de ellas buscarán activamente empleo (353.542 personas).

Sin embargo, aunque el volumen de llegadas puede contribuir a cubrir vacantes, persiste un desajuste entre las competencias disponibles y los perfiles de muchos puestos que quedarán libres tras las jubilaciones. Una parte relevante del talento migrante llega con cualificaciones que no siempre se reconocen o aprovechan plenamente (por barreras de homologación, idiomáticas o de acceso), mientras que muchas salidas se concentran en ocupaciones de alta cualificación y experiencia.

Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco y director de Sostenibilidad de TheAdecco Group, destaca que «la migración será clave para sostener el mercado laboral, especialmente en sectores con escasez de mano de obra, pero no basta por sí sola».

«Debemos cualificar y recualificar al talento, autóctono y migrante, con políticas activas ambiciosas: formación digital y técnica, homologación ágil de títulos, acreditación de competencias y combatiendo la discriminación laboral. Solo así su integración será plena y alineada con las necesidades del mercado», añade.

Para Mesonero, «en un país con un acusado déficit de relevo generacional, apostar por el talento sénior no es una opción, sino una necesidad».

Y apunta que «discriminar por edad es un completo contrasentido que supone excluir a más del 35 % de la población activa y desperdiciar competencias clave como la experiencia, la madurez o el conocimiento acumulado».

Añade: «En este sentido, retener o reenganchar a los profesionales mayores de 50 años no solo amplía la base de talento disponible y mejora la relación entre jubilaciones y nuevas incorporaciones, sino que ayuda a sostener la productividad y a facilitar la transferencia de conocimiento entre generaciones. En muchos casos, las personas sénior quedan fuera del mercado laboral por barreras estructurales como el edadismo o la rigidez de los modelos de trabajo. Promover su capacitación, especialmente en competencias digitales y adaptadas al nuevo entorno laboral, es imprescindible para reactivar su empleabilidad. En definitiva, invertir en el talento sénior no es solo una cuestión de justicia social, sino un imperativo estratégico en un contexto de envejecimiento sin precedentes, que además contribuye a mitigar los efectos del déficit de relevo generacional y a sostener la capacidad productiva del mercado laboral».

La IA

Además de la migración y la activación de talento, la inteligencia artificial y la automatización tienen una gran capacidad para absorber parte del vacío que deja el envejecimiento: automatizan tareas repetitivas, reducen errores y liberan horas para actividades de mayor valor.

Con ello, la fuerza laboral existente puede cubrir mejor vacantes en sectores como cuidados, logística, industria, agricultura, administración y turismo. No sustituyen el relevo generacional, pero sí elevarán la productividad y la calidad del servicio en la próxima década.

«La IA y la automatización no resolverán por sí solas el reto demográfico, pero sí son palancas decisivas para hacer más con la fuerza laboral disponible. Debemos avanzar hacia un modelo de trabajo en el que la tecnología libere tiempo de tareas rutinarias y mejore la productividad en sectores clave como los cuidados, la industria, la logística o la administración. Si alineamos tecnología y talento convertiremos este desafío en una oportunidad de crecimiento sostenible y cohesión social», explica Mesonero.

«Además, es fundamental promover la capacitación del talento sénior, cuyo conocimiento y experiencia tienden a desecharse prematuramente en nuestro país. Su conocimiento y experiencia son una ventaja competitiva que España no puede permitirse desaprovechar. Para lograrlo, se requieren políticas activas de empleo que articulen itinerarios formativos, acrediten competencias y fomenten fórmulas de trabajo flexibles (jubilación activa, parcialidad, teletrabajo), además de combatir el edadismo. Solo así mejoraremos su empleabilidad y aprovecharemos plenamente nuestro capital humano», concluye.

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