Inmigración | Cádiz

Las 'pateras taxi' llegan a la costa de Cádiz, las mafias no descansan

En lanchas neumáticas como las del narco donde caben una veintena de personas y en cuestión de minutos; así es el viaje exprés desde África a la orilla gaditana, como el que este lunes desembarcaba en Roche

Llegada de la neumática con una veintena de inmigrantes, este lunes en Roche. La Voz

M. Almagro

Poco más de un minuto. Una patera se aproxima a escasos metros de una cala de Roche, en Conil, donde el mar ya no cubre, y sus ocupantes empiezan a tirarse al agua para alcanzar la arena seca y salir huyendo hacia su nueva salida. Ocurría este pasado lunes, a plena luz del día y con la playa llena de público debido al buen tiempo que todavía está dejando octubre. Podría ser un desembarco de inmigrantes como otros muchos de los que se producen en la costas de Cádiz pero en esta ocasión hay un detalle que llama especialmente la atención: la lancha en la que viajan es una neumática de gran potencia y el patrón de la embarcación los deja y se da la vuelta otra vez hacia mar adentro. Sin dudarlo. Es decir, ese era el plan.

Y, según fuentes consultadas, tiene su explicación reforzada por muchos desembarcos que de este tipo que se están produciendo en otras partes de Andalucía en las últimas semanas como puede ser Almería. Se trata de una 'patera taxi', una embarcación para viajes exprés que hacen el trayecto desde el punto de Marruecos que se fije hasta el destino acordado, en este caso Cádiz, y en el que el patrón o los patrones son meros conductores. Llegan, los dejan y se van.

Este 'modus' es ciertamente novedoso en la orilla gaditana ya que habitualmente las embarcaciones que han alcanzado su costa en los últimos años son barcos de madera, de pesca, que se quedan varados y abandonados una vez que se toca tierra y sus tripulantes echan a correr.

Además en ellas suele viajar el patrón como un tripulante más e intenta pasar siempre desapercibido de esta forma para las fuerzas policiales y no ser interceptado como el piloto. Sabe que si es identificado se le puede investigar penalmente como autor de un delito contra el derecho de los ciudadanos extranjeros, además de que se le puede atribuir la pertenencia a la organización criminal que se ha ocupado de captar a los ocupantes para realizar ese viaje de manera ilegal.

Pero en esta ocasión, las personas que pilotan la embarcación no la dejan en ningún momento. Dan la orden de que las personas que van en ella se lancen al agua y pegan la media vuelta. Hay que tener en cuenta también que ya habían sido detectados por la Guardia Civil y que además de que saben que no es legal entrar de esta forma en territorio español, tampoco lo es manejar una neumática como la que conducen. Una semirrígida -como las conocidas 'narcolanchas'- de unos doce metros de eslora y con dos potentísimos motores fueraborda. Embarcación cuyo uso está prohibido en España por decreto ley y que de ser decomisada podrían perder las decenas de miles de euros que cuesta.

Finalmente una veintena de personas desembarcaban y algo más de una decena de ellos -entre ellos una mujer- eran interceptados por las calles cercanas. Ninguna de estos migrantes, todos de origen marroquí, tenía que ser atendido por problemas de deshidratación, insolación, hipotermia... por lo que todo apunta a que no llevaban muchas horas en el mar y, por tanto, su viaje había tenido que ser un viaje rápido; justamente, el que ofrecen las mafias en este tipo de 'servicio'.

Hasta 5.000 euros

Hace poco la Guardia Civil daba cuenta de una operación por la que detenían a 19 personas que formaban parte de una red criminal dedicada a favorecer la inmigración irregular mediante rutas rápidas en pateras taxi desde el norte de África hasta la costa española.

Según detallaban, este grupo criminal cobraba hasta 5.000 euros a cada migrante por los traslados irregulares en embarcaciones en las que podían viajar entre 10 y 15 personas por trayecto. Además, los investigados aprovechaban los viajes para enviar objetos sustraídos en nuestro país, principalmente teléfonos móviles, y traficar con drogas como cocaína, metanfetamina o anfetamina, desde España hasta Argelia donde este tipo de estupefacientes escasean, consiguiendo un rédito económico mayor.

En muchas ocasiones sincronizaban varias salidas simultáneas de embarcaciones rápidas con la finalidad de desbordar el trabajo de la Guardia Civil y dificultar su interceptación.

Los agentes detectaron esta red criminal a través de internet donde descubrieron una serie de publicaciones y ofertas relacionadas con viajes organizados en patera en los que ofrecían a migrantes en situación de vulnerabilidad su entrada rápida en España por puntos fronterizos no habilitados del litoral.

La organización criminal estaba estructurada en tres grupos: «unas personas encargadas de labores logísticas, gestión de embarcaciones y traslados de migrantes y patrones, otras con el rol de patrón para llevar a efecto las travesías marítimas y las últimas personas establecidas en un plano superior como organizadores de dichos traslados».

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