naturaleza

El paraíso tiene nombre en la Bahía de Cádiz

Estero Natural, ubicada en las marismas de Puerto Real, es la única empresa de España que cuenta con una licencia en Acuiturismo

Vista aérea de Estero Natural la voz
José María Vilches

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El paraíso es un sueño que se puede hacer realidad. Y en la Bahía de Cádiz tiene hasta nombre. Estero Natural, ubicada en las marismas de Puerto Real, es la única empresa de España que cuenta con licencia en Acuiturismo. En pleno corazón del Parque Natural Bahía de Cádiz se puede disfrutar de la flora y la fauna, del cultivo tradicional de ostras francesas, de despesques con pescados de máxima calidad, de talleres, de zona de baños... todo, y más, en un entorno privilegiado, único.

Estero Natural creció como una empresa familiar que explotaba las Salinas de Belén de Levante y Poniente con una acuicultura extensiva y sin dejar de lado el turismo sostenible. Salvador Algarín trasmitió su pasión a sus hijos y ellos convencieron a unos amigos biólogos para que se sumaran al proyecto. El equipo se especializó en la cría y exportación de ostras francesas.

El último en sumarse al proyecto ha sido Eugenio Belgrano. El emprendedor gaditano sabe como nadie que el turismo es un gran invento y se ha unido a este grupo conformado por grandes profesionales y amantes de la fauna y la flora marinas. «Este año se consiguió la primera y única licencia de España en Acuiturismo, que nos habilita para poder hacer turismo en los esteros, y entré en el proyecto», adelanta Eugenio Belgrano, que no para quieto ni para pensar.

Y explica: «Ahora estamos preparando todo para llevar las dos actividades: la de acuicultura en sí y la del turismo. Llevamos un tiempo organizando pequeños eventos, pero ahora estamos mejorando las instalaciones para conseguir crear una experiencia que de verdad pueda acercar al visitante a conectar cien por cien con este maravilloso entorno».

Entre las manos de más de una docena de manos, de siete socios (cuatro biólogos, un experto en esteros, un economista y el propio Belgrano en la parte turística), trabajo, mucho trabajo, en una superficie de alrededor de 270 hectáreas.

Eugenio Belgrano ejerce de portavoz de la empresa sin dejar de reconocer «la gran labor» de unos y otros. El gaditano explica el proyecto a este periódico en las mismas entrañas de los esteros. De aquí para allá, se cruza con el uno y con el otro. Los busca. Te los presenta. Mira en derredor. Responde. Pregunta.

«Tengo muchas empresas y me he metido en mil proyectos, pero este es uno de los que más me ha enamorado», confiesa Eugenio Belgrano con el corazón. «Desde aquí se ve Cádiz, San Fernando, Chiclana, Puerto Real... y todo es parque natural. Podemos ver el Arsenal de la Carraca, el penal de Cuatro Torres... », señala con el índice.

¿Cómo se metió en el enésimo proyecto de su vida? «Traje unos clientes importantes, querían un despesque, contacté con una empresa y aquí estamos. Hicimos el evento en una casita que hay en el estero. Se lo pasaron de lujo. El día anterior habían estado en Doñana y me dijeron que aquí vieron cosas que no habían visto allí, alucinaron», responde este emprendedor gaditano, con nuevas iniciativas ya entre ceja y ceja.

«La verdad es que suelo llevar a gente a Doñana y a cinco minutos de Cádiz te encuentras una biodiversidad y un ecosistema espectaculares. Hay todo tipo de aves. Yo, por ejemplo, nunca había visto una cigüeña negra. Pues ya la he visto. Aquí conviven cigüeñas negras, flamencos, garzas reales, espátulas, chorlitejos... Es uno de los lugares dónde más especies de aves se pueden ver», destaca y resalta enlazando un tema con el siguiente. O con el anterior. Otra diversidad más en la zona.

«Soy nuevo en este mundo. Mis compañeros biólogos se encargan del trabajo de campo, del tema de los pescados, las plantas, las aves... Yo coordino el tema turístico, de que todo vaya bien. El lugar necesita mejoras y en eso estamos. Pero el potencial es enorme: hasta una boda se ha celebrado aquí. Las fotos de la puesta de sol no pueden ser más bonitas. Estamos mejorando los caminos, poniendo en funcionamiento todas las compuertas de los esteros, una tarea que es muy importante para conseguir que entre agua, que siga pasando por todos los canales que tenemos. Estamos preparando lugares de actividades, lugares para baños, rutas en bicicleta para ver todo el espacio, que es único», resume.

«Las actividades se enfocarán para los colegios y grupos turísticos en general: talleres de detección de huellas, de identificar aves, vegetales y algas...», piensa en voz alta Eugenio Belgrano.

«Son 270 hectáreas de marisma, de diferentes esteros. Hay cría de ostras, camarones, doradas... todo natural. Los peces no se alimentan con pienso ni nada artificial, sino que se alimentan de la misma biodiversidad que hay en el estero, de los de los camarones y moluscos y nutrientes de este estero: es un ecosistema perfecto. Por eso es un pescado salvaje exquisito. A las crías de pescado las dejamos entrar, regulando las compuertas y aguas: que entren para que puedan comer de aquí. Es pescado cien por cien ecológico».

Acuicultura, turismo, ocio...

«El objetivo es organizar jornadas para el deleite de los sentidos. Que se pueda disfrutar de un gran día con magnificas actividades: ruta por los esteros, talleres acuícolas, cetrería, identificación de huellas, arroz marinero, asado de pescado... Foodtruck, copas y música. Acuicultura, turismo... y ocio. Todo de la mano», recita Eugenio Belgrano.

«Las actividades consisten en llevar a la gente a ver el estero, que observen las distintas aves que habitan en la zona. Después se hacen los despesques, con trasmallo, se pueden ver las especies invasoras como el cangrejo azul. Y se explica a la gente el impacto». Un no parar de sensaciones, de entretenimiento y aprendizaje.

«Y luego está lo más importante, a lo que viene todo el mundo», deja caer Belgrano: la experiencia de degustar esos productos naturales.

«A mí personalmente, desde que la probé, la que más me gusta es la lisa: es un manjar. Me animaron los biólogos y les debo una. Es diferente a la mojonera que conocemos en Cádiz. Es un manjar, ni la dorada está a la altura», apunta directo al paladar.

Zona de baños, una playita para bañarse y embarrarse, un mirador con prismáticos... «Con la primavera se posan las aves y podemos verlas».

«Aquí se vive una experiencia única: desde cómo se coge el pescado, cómo se sacan los camarones, la degustación en sí... lo que se come aquí se hace como se hacía en las marismas antiguamente: un círculo con las plantas fuego a la brasa, se pone el pescado a la teja, una dorada por ejemplo. Y del mar al fuego y del fuego a la mesa», degusta.

«Vistas únicas de Cádiz y la Bahía, entrarán barcos en la marisma y habrá excursiones. Ni sabemos lo que tenemos aquí...», concluye Eugenio Belgrano con tres puntos suspensivos tratando de abarcar con palabras lo que no pueden abarcar ni los ojos ni los sentidos. El paraíso.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación