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Nunca antes fue tan caro alquilar en Cádiz capital
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El precio de la vivienda toca máximos históricos y con la incertidumbre de saber si han tocado techo
Vivir de alquiler en la ciudad de Cádiz se ha convertido en una tarea muy difícil. El precio de las viviendas está en su máximo histórico y el auge del turismo hace que la demanda siga aumentando y que muchos propietarios hayan optado por destinar sus pisos al mercado vacacional, limitando la oferta y elevando el valor de salida de los inmuebles.
El problema de vivienda en Cádiz es algo crónico, no es una novedad. La falta de espacio para construir vivienda nueva se agudiza y muchos son los vecinos que se ven obligados a buscar casa en algunos términos municipales cercanos como Puerto Real o San Fernando porque no pueden afrontar la renta en la capital.
Según el último informe realizado por Idealista, la curva de los precios sigue al alza en la ciudad, llegando a cobrarse en julio 10,8 euros por metro cuadrado, una cantidad que hasta este año 2023 nunca antes se ha habido registrado.
Eso supone una subida del 0,4% respecto al mes de junio, aunque un ligero descenso respecto al acumulado del trimestre anterior, donde ya se llegó al tope, hasta el momento, de 10,8 euros. Si se compara con 2022, el aumento del precio es del 7,5%.
El portal especializado EnAlquiler cifra el precio medio del alquiler en Cádiz capital en 984 euros, un brusco encarecimiento si se tiene en cuenta el precio promedio de hace menos de un año, cuando los alquileres se situaban en 835. Queda por saber si continuará la tendencia alcista del último año.
Evidentemente, las épocas de primavera y verano afectan negativamente al precio, puesto que un mayor número de personas busca alquilar en la ciudad. Pero es que incluso en la comparativa respecto a las mismas fechas del año anterior se aprecia un encarecimiento de casi un euro por cada metro cuadrado.
El alquiler residencial, un oasis
Además, aquellas personas que desean alquilar una vivienda para residir en Cádiz durante todo el año se encuentran con una gran dificultad: la oferta es mínima porque la mayoría de los propietarios que destinan sus casas o pisos a alquiler quieren aprovechar el tirón del verano.
En la práctica, eso hace que muchos pisos se alquilen desde el mes de septiembre hasta junio, dejando disponible el verano para rentar las viviendas por semanas o quincenas a un precio mucho más elevado, rentabilizando de forma exponencial el inmueble para los propietarios.
Pero eso plantea una problemática muy grande a los gaditanos que quieren estar de forma permanente en una misma vivienda, ya que algunos de ellos tienen que marcharse a casa de un familiar para pasar los tres meses de verano hasta que se inicia la temporada escolar. Incluso hay quien opta por alquilar otra vivienda durante el verano en ciudades con menor turismo de veraneo como es Jerez.
La consecuencia más extendida es que muchos vecinos se sienten obligados a dejar su ciudad y optan por buscar una solución residencial en otro punto de la provincia, evitándose así la molestia y el gasto de tener que llevar a cabo dos mudanzas anuales o pagar precios demasiado altos.
Vivienda social como alternativa
Esta compleja situación no ha sido ajena ni para el anterior equipo de gobierno de la ciudad ni para el actual, sabedores de que la construcción de vivienda social se antoja indispensable para ofrecer una alternativa habitacional.
El alcalde de Cádiz, Bruno García, tiene en su hoja de ruta agrandar la oferta de vivienda pública. Por ello, ha anunciado en la última semana que se van a construir 72 viviendas de protección oficial, 45 de ellas en una torre situada en los depósitos de tabaco y otras 27 en distintas fincas del centro de la ciudad.
Pero es evidente que una situación de tal calibre no tiene fácil y rápida solución y el propio regidor expresó que no es ingenuo y sabe que construir algunos lotes de viviendas no lo arregla todo, pero confía en ir invirtiendo la tendencia que desde hace años arrastra a Cádiz a la pérdida de población: «No quiero ser un iluso, no va a venir gente corriendo por el puente, pero vamos a intentar frenar la curva».
