Sociedad
Daniel Rey: «En Noruega trabajando de enfermero cobro el doble de lo que ganaría en Cádiz»
Daniel Rey es uno de los enfermeros gaditanos que se marchan al extranjero todos los años para buscar mejores condiciones de trabajo

Un simple anuncio con una oferta de trabajo en Infojobs puede cambiar toda una vida. Daniel Rey es uno de los muchos jóvenes gaditanos que se gradúan anualmente de Enfermería en la Universidad de Cádiz. Procede de una «familia humilde» y jamás pensó que trabajaría en Noruega. Su historia no dista en exceso de la de otros jóvenes de la provincia que se dediquen profesionalmente al mundo de la sanidad o en cualquier otro campo laboral, con oportunidades laborales en su tierra natal, con pocas ofertas, pero con condiciones precarias, y sin visualizar un futuro prometedor. La única solución para tener una estabilidad, emigrar a otro país atraído por unas condiciones laborales más beneficiosas. «Ahora gano el doble de lo que estaría ganando en España».
En el caso de Daniel, su intención mientras estudiaba la carrera era ejercer la profesión en su tierra. Su deseo, como el de prácticamente todos los jóvenes que estudian Enfermería, era trabajar en la provincia, y si no era posible, al menos poder hacerlo en Andalucía, y si tampoco fuese viable, en otra comunidad autónoma, pero en España. «No tenía mucha idea de cómo era el mundo laboral mientras estudiaba, el panorama que había fuera».
Este gaditano, con treinta años recién cumplidos, se graduó en Enfermería en el año 2017, y «ahí la cosa es ponerte ya a buscar trabajo». Fue en ese momento «cuando te chocas por primera vez con la realidad y ves el panorama que hay». Un enfermero recién graduado «tiene cuatro opciones: estudiar una especialidad y formarte con una academia que cuesta mínimo 100 euros al mes, estudiar la salida militar, trabajar por lo privado o irte fuera».
«Yo he sido siempre de una familia humilde y no podía pagar lo que costaba una academia privada para prepararme para una especialidad», comenta. En el caso de la salida militar «hay muy pocas plazas en España y las academias también son muy caras». La otra opción que se le abría era trabajar en la sanidad privada, pero «las condiciones en la privada son una miseria, eres prácticamente un esclavo», ya que «las condiciones son malísimas, cobras muy poco y te ponen en un puesto de responsabilidad que tendría que ser hasta ilegal».
Para poder trabajar en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) «necesitas tener puntos en la bolsa, o vas alternando de un día aquí y otra semana allá».
De Cádiz a Elverum
Daniel terminó sus estudios en la UCA. Había trabajado en Cruz Roja en momentos puntuales «cubriendo algún evento» y otros dos meses en las playas de Chipiona durante dos meses y medio en «la zona de botiquines». «No te sale nada mejor que ese tipo de trabajos cuando terminas la carrera», asegura.
Un día, como otro cualquiera, buceaba en internet buscando una oferta de empleo laboral. «Me apunté en Infojobs y me llegó un anuncio para trabajar en el sector público en Noruega». Daniel se apuntó a la oferta. «No había tenido la oportunidad de viajar mucho; como he comentado, vengo de una familia humilde, y la opción de trabajar en Noruega me hizo ilusión, y pensé: «¿Por qué no?», y me apunté, pero lo hice sin mucha expectativa«.
«Pensaba que, recién salido de la carrera, cuando dijese que no tenía experiencia, me iban a rechazar», pero «me llama una empresa, una empresa de captación que hay en España y que tiene un acuerdo con una empresa noruega y que se dedica a captar jóvenes enfermeros para que se vengan a trabajar aquí». Para acceder al puesto, que no era directamente para ser funcionario, sino para ser contratado por una especie de subcontrata con la que tenía un acuerdo el gobierno noruego, «me dicen que tengo que hacer un curso para aprender el idioma durante ocho meses».
Durante el tiempo que durase el curso, la empresa le comunica que «es recomendable que no tenga un trabajo al 100% porque voy a necesitar horas de estudio, y también tenía clases obligatorias por las mañanas». Convalidó el curso con los trabajos puntuales para Cruz Roja y en las playas de Chipiona, ya que no le coincidía el horario del trabajo con el de las clases. Pasados los ochos meses, tuvo que acudir una semana tanto a Madrid y Alicante, y allí «conoces a los jefes de esta empresa Noruega».
«Cuando llegas a los ocho meses de curso, la empresa noruega te empieza a buscar trabajo en el país, y poco a poco te ibas enterando de que alguno de tus compañeros se estaban viniendo», afirma. El curso era totalmente gratuito para Daniel y el resto de estudiantes, y si lo dejaban en algún momento no tenían que abonar absolutamente nada, pero en el caso de encontrar un trabajo en Noruega tenían que pagar 4.600 euros, cantidad que podían financiar.
En mayo del año 2018, menos de un año después de haberse graduado, le llamaron para que se fuera a trabajar a Elverum, una ciudad al sur de Noruega. A Daniel no lo contrata el gobierno noruego, sino que llega a un acuerdo con esta empresa que es subcontratada. «No negociamos con el propio gobierno, nosotros negociamos con las empresas de contratación, que son las que nos traen», apunta.
A este joven gaditano le ofrecieron unas condiciones «muy buenas». En primer lugar, tenía alojamiento gratis, «algo muy importante para nosotros porque en Noruega un alquiler es carísimo». Por otro lado, esta empresa le pagaba los billetes de avión a España para sus vacaciones. Tenía un contrato de 37 horas y media a la semana con unas condiciones «prácticamente iguales a las del personal fijo de aquí, porque por ley teníamos que tener los mismos derechos que ellos».
«Las condiciones que ofrecían eran muy buenas», agrega.
Un contrato fijo en Noruega
Este treintañero estuvo contratado por esta subcontrata hasta el pasado mes de febrero cuando «me hacen fijo». Durante estos siete años ha vivido en diferentes ciudades como Meldal, Hattfjelldal, Bodø y Trondheim, residiendo en estos momentos en esta última. «Ahora mismo mi puesto es como el de un funcionario en España», apostilla.
La principal diferencia entre estar contratado por la subcontrata y por el propio gobierno noruego es que ahora «ya no me pagan el alojamiento», por lo que «la capacidad para ahorrar baja muchísimo». En la subcontrata «cobras lo mismo que un funcionario, pero te pagan el sueldo». No obstante, prefería ser funcionario en Noruega porque «con esta subcontrata los contratos eran temporales, tenías que estar cambiado de ciudad constantemente y no tenías estabilidad». Daniel cobra «el doble de lo que podría estar cobrando en España si fuera funcionario», aunque «es verdad que ahora la corona noruega (moneda local) se ha devaluado un poco, y estamos cobrando algo menos, de siempre 3.500 euros para arriba».
El sistema sanitario noruego «es muy parecido al español», aunque «funciona mucho mediante subcontratas». En Noruega «no hay centros de salud como tal, existe lo que se denomina centro médico», que «son privados, pero su servicio está subcontratado por el gobierno, y aquí existe el copago, es decir, tú vas al médico y pagas una media entre 20 y 30 euros por consulta».
En el país escandinavo, al igual que ocurre en España, «si quieres una cita con el médico tienes que esperar unas dos semanas», aunque en Noruega «todo el sistema de salud está muy bien digitalizado y, por ejemplo, puedes escribirle a tu médico por un chat y te responde al poco tiempo», pero en el caso de tener una cita presencial «hay que esperar algo de tiempo».
A corto y medio plazo, «casi seguro que me voy a quedar en Noruega porque las condiciones en Cádiz son muy malas», y aunque «en alguna ocasión he pensado trabajar en otra provincia en España, aún me cunde más seguir en Noruega». En el país escandinavo «el principal problema es que los alojamientos son más caros, y ahora mismo puedo ahorrar lo que ahorraría trabajando en España, pero aún así, las condiciones aquí son mucho más buenas que en Cádiz, porque en España, hasta que no coges la plaza en la pública, la profesión deja mucho que desear».