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Padilla: «El mundo del toro me lo ha dado todo»
Juan José Padilla. Matador de toros. premio LA VOZ en 2012
Pese a su retirada de las plazas, el maestro jerezano continúa disfrutando de la profesión, ahora desde un prisma diferente
Juan José Padilla se cortó la coleta hace cuatro años, tras recibir multitud de medallas en forma de cornadas que le han echo más fuerte. Pese a todo, su vinculación con la tauromaquia continúa, ahora desde la barrera, pero saboreando el mundo del toro que «me lo ha dado todo».
–¿Cómo es el día a día de Juan José Padilla?
–Después de estos cuatro años, tras mi retirada, he tenido que atender a mi recuperación física para seguir la evolución y haciendo una vida sencilla, con mi familia, mis hijos y mis amigos. Disfrutando de mi profesión desde otro prisma diferente y disfrutando de ella
–¿Qué le ha dado la tauromaquia?
–El mundo del toro me lo ha dado todo, el respeto y cariño de la afición y voy a conferencias y actos a los que me invitan. También me gusta estar en las corridas de mis compañeros. Me llena de orgullo estar en actos, estar con la afición y disfrutar de los compañeros con los que tengo un contacto cercano, y también con los ganaderos.
«De no ser torero, no me hubiese importado seguir la tradición familiar y ser panadero»
–LA VOZ cumple 18 años, ¿cómo ha evolucionado el mundo del toro en este tiempo?
–Desgraciadamente está siendo muy dura para el toreo. A finales de los 90 y principios del año 2000 la situación era muy buena, con buen ambiente en las plazas. Pero la crisis de 2009 afectó mucho a la tauromaquia. Bajó el número de espectáculos y se sintió bastante la crisis económica, como en otros sectores. Fue un palo fuerte. En los últimos años, con la pandemia por el covid, ha hecho sufrir de nuevo a empresarios, toreros y en general al mundo del toro. Con las medidas de distanciamiento, como reducir el aforo al 50% han desaparecido muchos espectáculos.
Ahora se está viviendo una nueva a una normalidad y la figuras del toreo están volviendo a ilusionar, especialmente noto que vienen pujando fuerte los jóvenes toreros, cosa que me alegra. Espero que puedan darle un empujón a la fiesta. Lo he notado en Bilbao, Málaga, Granada, o Sevilla, por ejemplo, que está volviendo a un contacto natural y normal entre toreros, ganaderos y aficionados.
–La tauromaquia se ha convertido en un tema recurrente en política, ¿cree que le beneficia o le perjudica?
–Todo lo que sea aportar es bueno para la tauromaquia. Hay que reconocer que no todos los políticos van en contra de la fiesta. Algunos apuestan por la tauromaquia, otros políticos no le perjudican y hay otros que sí, que están en contra. Yo intento ver el vaso medio lleno y creo que se le pueda ayudar a la tauromaquia desde la política.
–¿Se siente reconocido públicamente o no es algo que le preocupe?
–La fama nunca me preocupó. He intentado ser conocido por dar toda mi entrega y pasón por el toro. Creo que se me ha tratado con respeto, más de lo que podía imaginar cuando era niño. Me siento recompensado con el cariño y respeto que me han dado, tanto dentro de la plaza como una vez retirado. Que me feliciten los aficionados cuando voy por la calle, es algo que me ha emocionado.
–¿Ha recibido más cornadas en el ruedo o en la vida?
–En la calle también he recibido cornadas, pero me he podido recuperar de todas ellas. De las que me ha dado el toro, gracias a la pericia de buenos cirujanos, que también son amigos, y cuando me las ha dado la vida, me he amparado en Dios para salir adelante.
–De no haber sido torero, ¿qué profesión le hubiese gustado tener?
–No lo sé. De niño repartía pan. Era la profesión que, por generación familiar, conocía pues ayudaba al negocio familiar. Me gustaba y me divertía hacerlo porque a su vez me daba tiempo para entrenar. He sido niño extrovertido, y por tanto me gustaba hablar con la gente, tener contacto con otras personas, así que no me hubiese importado seguir la tradición familiar y ser panadero.
