INDUSTRIA

La ley gaditana del Metal

Se cumple un año de la guerra sin cuartel que vivió Cádiz durante dos semanas para firmar el convenio de su industria

Dos semanas de guerrilla urbana, presión y piquetes sirvieron para firmar un convenio que ahora es difícil de sostener

Imagen de una de las barricadas que cerró al tráfico la Carertera Indusrial y cortó el acceso al astillero de Cádiz NACHO FRADE

Javier Rodríguez

CÁDIZ

Dos semanas de barricadas, piquetes y cargas policiales bastaron en noviembre de 2021 para firmar uno de los convenios clave del tejido laboral gaditano: el Metal. La presión llevó a firmar tras dos semanas de huelga salvaje un convenio que ahora puede pasar factura.

Se cumple un año de aquella guerrilla urbana que mantuvo en jaque a la industria de la provincia. Empresas tractoras como Airbus, Navantia o Dragados Offshore, que gozan de un convenio colectivo propio, quedaron paralizadas por la huelga general convocada en el sector. Los sindicatos UGT y CC OO llamaron a la movilización en demanda de un «convenio digno» y con el ánimo de zanjar un año de bloqueo en su negociación. La Coordinadora de Trabajadores del Metal, una confluencia sindical que agrupa a las centrales minoritarias, se encargó de poner la guinda al pastel y de trasladar la calle una serie de protestas que terminaron en disturbios. Los piquetes se convirtieron en barricadas. De hecho, hubo una de manera permanente en el acceso al astillero de Cádiz por la Carretera Industrial.

El 14 de noviembre comenzó una batalla sin cuartel en la Bahía de Cádiz que culminó el 25 del mismo mes con la firma en Sevilla de uno de los mejores convenios del metal de España junto con el de Guipúzcoa y Huelva. Encapuchados quemando contenedores, manifestaciones de trabajadores por las avenidas de la capital y jóvenes especializados en guerrilla urbana llegados a la Bahía desde otros puntos del país situaron a Cádiz en el punto álgido de la conflictividad laboral y también en primera línea del frente informativo.

A golpe de protesta

Cádiz resolvió a las bravas una asignatura pendiente. Patronal y sindicatos se reunieron hasta cuatro veces en jornadas maratonianas de diez horas para ajustar las subidas salariales durante los tres años de vigencia del convenio (2021-2023).

El acuerdo que suscribieron las partes incluye que la diferencia entre la inflación real de cada ejercicio (se prevé para 2022 un IPC del 8,5%) y la subida salarial acordada (un 2% anual) se consolide, en un 80%, en las tablas salariales. Asimismo, al final de la vigencia del convenio, si existiera diferencia entre las subidas totales y el IPC real de estos tres años, se incluirá también en las tablas salariales desde el 1 de enero de 2024.

Los sindicatos sacaron pecho del acuerdo, mientras que la patronal Femca se felicitaba por haber terminado con dos semanas de huelga salvaje. Sin embargo, en el trasfondo de la reunión había una pregunta. El acuerdo alcanzado suponía un esfuerzo brutal para los empresarios que se debía ver reflejado en las nóminas de los trabajadores, pero ¿cómo se paga ésto?

Cabe recordar que este convenio marca una subida salarial del 2% anual desde el 1 de enero de 2021, y que la diferencia de ese 2% con el IPC se cobrará, de forma retroactiva, en enero de 2023 y de revisión si el IPC es superior. La patronal solo ofrecía un aumento del 0,5% para 2021, y del 1,5% para 2022 y 2023.

«Nos pillamos los dedos»

El estallido de la guerra de Ucrania a finales de febrero de este año ha cambiado el panorama de forma drástica. Las cuentas que patronal y sindicatos hicieron en noviembre de 2021 para lograr la paz social en el sector del metal de Cádiz no tienen nada que ver con las de ahora. Los costes de producción se han disparado (luz, gas, combustible y acero) y resulta complicado para los empresarios cumplir con los compromisos económicos recogidos en el convenio gaditano.

«Nos hemos pillado los dedos». Esta frase es el mensaje que lanza uno de los directores de una empresa naval que trabaja como subcontrata de Navantia y que prefiere mantenerse en el anonimato para evitar problemas.

El secretario provincial de la Federación de Industria de UGT, Antonio Montoro, destacó en su momento que el acuerdo suponía un punto de inflexión, «un convenio que garantiza el futuro para nuestros hijos y las generaciones venideras». La subida salarial será de un 6,8% en tres años, además de los ajustes del IPC.

 

El IPC desbocado, los efectos de la guerra y el incremento de los costes de producción ponen muy cuesta arriba su cumplimiento

 

 

El líder ugetista señalaba tras la firma del convenio que «no se trata sólo del cobro del salario durante los años de convenio, sino que determina que el 80% de la subida real del IPC pasa a consolidarse en las tablas salariales a final de cada año, y ese incremento se fija ya en las tablas, aunque el IPC suba en los años siguientes por debajo del 2%».

Precisamente este es el problema sobrevenido con el que se encuentra ahora la patronal del metal: un IPC previsible del 8,5% en 2022. «Las cuentas no salen», aseguran los empresarios, que ven como los costes salariales y los costes de producción ponen en la picota sus negocios.

Con la previsión de IPC para el cierre de 2022 las tablas que se pactaron en 2021 se han ido al traste y «cunde el pánico ante la dudosa rentabilidad de la actividad».

Preocupación

Fuentes de la Federación de Empresarios del Metal de Cádiz (Femca) muestran su preocupación ante la situación que se avecina en el sector. Reconocen que la recesión que se ha anunciado puede afectar de lleno a la actividad industrial de Cádiz con recortes en la carga de trabajo.

La radiografía industrial gaditana choca con la de otras provincias. Así, la negociación colectiva del Metal en provincias como Álava se cerró el pasado septiembre sin conflictividad y con un incremento del 3%, en Navarra el convenio del Metal se firmó el pasado octubre con un incremento de 4,5%. Este convenio estará vigente de 2022 a 2026, con cláusula de revisión de sueldos|. Los aumentos salariales en 2023 y 2024 serán del 4,5% anual y en 2025 y 2026, del 2% anual. En Madrid también se ha firmado del 3% al 4,5% para su aplicación progresiva, mientras que en Barcelona, con un 4%. Por lo que respecta al convenio colectivo de la provincia de A Coruña para la industria siderometalúrgica 2020-2025 se establece un incremento de las tablas salariales de 2021 en un 4,5 % y de un 4 % en la de 2022. La huelga no pasó de ser una amenaza, pero en ningún caso se ha producido la batalla campal que asoló Cádiz durante catorce días de noviembre de 2021.

 

Se trata de uno de los mejores convenios de España pero, según la patronal, resta competitividad

 

 

El convenio del Metal de Cádiz es de los mejores. Lo demuestra el informe 'Negociación Colectiva en la Industria del Metal', elaborado por Confemetal: los peones del metal que trabajan en Cádiz son los que están mejor pagados de toda Andalucía: 11,66 euros a la hora. Un importe que supera en casi 2 puntos a la media nacional, que se sitúa en 9,74 euros/hora. El sueldo de los peones gaditanos es, además, el tercero más alto en toda España, solo superado por los Navarros, que cobran 12,81, y los barceloneses, con 12,08.

Los peones gaditanos cobran más que los peones sevillanos y los malagueños, con potentes industrias del metal, e incluso cobran más que los ingenieros de Cáceres, Cuenca, Ciudad Real o Jaén. Esta situación, según la patronal de Cádiz, resta competitividad a la industria de la Bahía.

El convenio del Metal en Cádiz afecta a 29.000 trabajadores y 5.600 empresas. La movilización del año pasado se fue de las manos justo cuando los piquetes en los accesos a los astilleros, concretamente en el de Cádiz, se convirtieron en barricadas y los huelguistas la emprendieron a pedradas con la Policía nacional, que trataba sin éxito de restablecer la circulación en las calles.

Uno de los disturbios más importantes tuvo lugar durante el séptimo día de huelga en Puerto Real. Durante toda la mañana se emplearon a fondo los efectivos de la Policía Nacional ante la agresividad de los piquetes, que en un principio querían avanzar por el Trocadero para cortar los accesos a Cádiz capital. El objetivo era provocar el casos en la circulación, en el tráfico de la Bahía. Las cargas policiales, con bolas de goma y uso de gases, fueron constetadas con el lanzamiento de piedras, tornillos y cualquier objeto contundente.

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