Opinión

Feliz día de la salud

«Esto es algo que vivimos todos los que guiamos en grupos de la mal llamada tercera edad»

Javier Fornell

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Seguramente, cuando lea esto, ya sabrá que es la persona más feliz del mundo. O la más sana. Puede que, incluso, sea ambas cosas. Habrá descubierto, además, que el dinero no da la felicidad y que ni siquiera ayuda a comprarla. Que son otras cosas lo que hacen que la vida tenga sentido. Cosas simples, mundanas, naturales y cotidianas. Y lo habrá descubierto por un hecho casi tan simple como esos que le dan la felicidad: no le ha tocado el gordo.

Es más, es muy posible que no conozca, tampoco, a ninguno de los ganadores, por lo que su vida continuará exactamente igual que era ayer: viéndose obligado cada mañana a seguir la misma rutina que tenía. Aunque habrá perdido por le camino la esperanza.

Los sueños que se crean cuando piensas que aún tienes la opción de ganar el gordo: viajar, dejar de trabajar, comprarse una casa, un coche… Esos sueños que todos tenemos y que comentamos con nuestros compañeros de trabajo mientras pagamos un nuevo décimo que nos acerca un poquito a nuestro anhelo.

La realidad es que la mayoría de nosotros acabamos comprando por eso de «ya verás que le toca a los demás». La envidia que tanto ha movido en nuestro mundo se nota sobremanera; en este país la compra de la Lotería de Navidad se ha convertido en un ritual del que casi nadie se salva. Es curioso ver cómo, según se acerca la fecha, la fiebre por el décimo se hace mayor, sobre todo, entre los más mayores de la sociedad.

Esto es algo que vivimos todos los que guiamos en grupos de la mal llamada tercera edad. En ocasiones, la ruta se centra única y exclusivamente en buscar la administración correspondiente.

Cuando preguntas qué van a hacer si les toca, al final, las respuestas son más mundanas de lo que esperaríamos: tapar unos agujeros, ayudar a los hijos, terminar de pagar la hipoteca… Con lo que se muestra que, aunque hoy no hayas sido agraciado por el gordo, no dejarás de ser tan feliz (o infeliz) como lo eras ayer. Pero que, si te ha tocado, tampoco serás más feliz que ayer, tan solo vivirás con algo más de tranquilidad los meses que tienes por delante.

Al final, el verdadero premio de la lotería es la ilusión que nos ofrece hasta el día de hoy. Esa que se va diluyendo mientras las bolas van siendo cantadas por los niños y niñas de San Ildefonso. Y eso me lleva a pensar que en la naturaleza humana la felicidad se ha convertido en tener y no en ser.

Ese deseo de poseer nos hace cometer locuras, gastar cientos de euros en lotería o enfrentarnos a nuestros vecinos por una pizca de ganancia. Y que nunca seremos capaces de alcanzar la verdadera felicidad ya que siempre encontraremos algo que no tenemos y queremos.

Por eso, hoy es el día de la ilusión y de la salud. Esa que es la que verdaderamente deberíamos anhelar para tener una vida plena. La que nos da las herramientas y la fuerza para alcanzar nuestras metas sin necesidad del hechizo del canto de las pedreas. Seguramente, cuando leas esto seas la persona con más felicidad del mundo. O, quizá, te haya tocado una pequeña pizca de ese gran bote que llena de esperanza cada rincón de nuestro país durante unas horas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación