Ciencia

La inmunóloga gaditana Carola García de Vinuesa demuestra la inocencia de una madre acusada de matar a sus cuatro hijos

Kathleen Folbigg ha permanecido en prisión 20 años por 'asesinar' a sus pequeñas: «No hubo crímenes, sino muertes naturales»

«Es un día para celebrar no sólo su libertad, sino también el triunfo de la ciencia»

Fermín Apezteguía

Madrid

La inmunóloga gaditana Carola García de Vinuesa se ha convertido en protagonista de las noticias internacionales. Su nombre resuena en los noticiarios de todo el mundo. Y es que con su descubrimiento ha devuelto la libertad a la australiana Kathleen Folbigg, que ha permanecido en prisión 20 años tras ser acusada de matar a sus cuatro hijos.

García de Vinuesa ha demostrado la inocencia de esta madre, a la que se le murieron sus cuatro hijos. «No hubo crímenes, sino muertes naturales». Las autoridades condenaron a Folbigg al considerar que ella había cometido estos crímenes.

Folbigg ha pasado algunos de los mejores años de su vida entre rejas, desde 2003, cuando tenía 30 años y fue condenada injustamente por cuatro crímenes que no cometió. Ahora, por fin, se conoce la verdad. Una investigación liderada por García de Vinuesa y apoyada por expertos de todo el mundo, incluidos dos premios Nobel, ha concluido que las muertes de sus cuatro hijos -con edades comprendidas entre los 19 días y 18 meses- fueron accidentales. «No fueron asesinados, sino que murieron a causa de una arritmia cardiaca», ha explicado la especialista.

«Me llamó para agradecer el trabajo de todos los científicos en su caso. Esta contenta, feliz, y emocionada», señala Carola García. «Es un día para celebrar no sólo su libertad, sino también el triunfo de la ciencia».

La gaditana abrió en 2018 una investigación genética para demostrar la inocencia de la australiana y lo ha conseguido. «No es perdón, sino evidencia científica», defiende la investigadora, una eminente científica que fue noticia también el año pasado por haber descubierto la causa genética del lupus.

El 'caso de Folbigg' se revisó en 2018, pero el movimiento social que lo empujó no logró el objetivo que se buscaba. El rechazo de los jueces provocó la movilización de unos noventa científicos, entre ellos expertos en trastornos genéticos, que comenzaron a trabajar en dos frentes. Por un lado, solicitaron a la gobernadora general de Nueva Gales del Sur, Margaret Beazley, que liberara de manera inmediata a la presa ante las sólidas evidencias de que había sido condenada de manera injusta. De manera paralela se abrió la investigación genética en busca de pruebas científicas.

Evidencias «aplastantes»

«La evidencia ha sido tan aplastante que no tenía ninguna duda de que Kathleen saldría de la cárcel», ha dicho la investigadora gaditana. «No es un perdón, fue el reconocimiento por parte del fiscal general de que había una evidencia científica que los jueces han tenido en cuenta».

La de las pequeñas fue una «muerte natural». La inmunóloga ha demostrado que las crías fallecieron a causa de una mutación en una proteína llamada calmodulina, capaz de provocar arritmias cardiacas tan severas como para desencadenar la muerte de niños. Ha ocurrido con anterioridad y, en el caso de la familia australiana, también sucedió. A Kathleen Folbigg, sin embargo, no la creyeron, y se le echó encima no sólo la Fiscalía y el sistema judicial entero, sino la opinión pública también.

Las probabilidades de que esta arritmia fuese el desencadenante de la muerte de las pequeñas es del 99% y así se ha podido demostrar en tres de los cuatro casos. El juez ha entendido ahora que lo lógico es pensar que la cuarta muerte se produjo por la misma razón.

De India a Londres

García de Vinuesa es un ejemplo del talento científico que España viene dejando escapar desde hace décadas. Nacida en Cádiz hace 53 años, estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid. Su visión de la justicia y la solidaridad le llevó a trabajar en los barrios más desfavorecidos de India, de la mano de Teresa de Calcuta, mientras estudiaba la carrera. Después, también antes de licenciarse, estuvo en Ghana (África) colaborando en un programa de educación de trabajadores de la salud.

La experiencia africana, donde conoció la muerte de niños por meningitis y malaria, le sensibilizó de tal modo que decidió formarse en inmunidad en la Universidad de Birmingham (Reino Unido). Una beca le abrió las puertas de la Escuela de Investigación Médica John Curtin, de la Universidad Nacional de Australia, donde llegó a dirigir durante ocho años el departamento de Inmunología.

En Australia está considerada una eminencia científica. El año pasado, en abril, Carola García de Vinuesa también fue noticia de ámbito internacional al descubrir la causa genética del lupus. El ADN de una niña española, Gabriela, le permitió el descubrimiento, que fue anunciado al mundo a través de la revista Nature.

En la actualidad y después de más de veinte años en Australia, la científica se ha vuelto a Europa para trabajar en el prestigioso Instituto Francis Crick de Londres, de investigación biomédica.

García de Vinuesa nació en Cádiz aunque desde muy pronto se trasladó a vivir a Madrid. No obstante, mantiene fuertes vínculos con su tierra natal y es habitual que regrese por vacaciones para compartir esos días con su familia en la provincia de Cádiz.

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