Uno no se hace periodista para contar la historia de una joven que se lanza al agua para salvar a un gatito. O de dos patos que miran el río Manzanares cuando viene crecido. Ni para relatar las peripecias de las Greta Thunberg de la vida adoctrinándonos sobre el cambio climático y la sostenibilidad.
A uno le nació la vocación, la pasión, cuando leía artículos de Pérez Reverte hace 30 años narrando sus aventuras en Kosovo, o en Sarajevo, junto a su inseparable amigo, el cámara José Luis Márquez. Lee el artículo completo.
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