INDUSTRIA
Frente común en Cádiz para traer a Puerto Real la construcción de un nuevo portaviones de la Armada
El astillero gaditano tiene más opciones que el de Ferrol al contar con un dique de 500 metros de eslora y 100 de manga
La obra de este buque de guerra tendría un impacto laboral de 10.000 empleos entre directos e indirectos
Los comités de las tres factorías gaditanas unen sus fuerzas ante la dirección de Navantia para hacerse con el encargo
magen en realidad virtual de la construcción del nuevo portaviones en el dique de Puerto Real. La imagen es una simulación realizada por el comité de mpresa
Los comités de empresa de los tres astilleros de la Bahía de Cádiz se han alineado en un frente común para reclamar al Gobierno de la nación carga de trabajo para la industria naval gaditana. La iniciativa no es baladí si se tiene en cuenta que el Consejo de Ministros de la pasada semana dio luz verde a un adelanto de 2.300 millones de euros en favor de la empresa pública Navantia. Este dinero está destinado a la modernización de las fragatas F-100, con base en el Arsenal de Ferrol, a la construcción del nuevo BAC, adjudicado al astillero de Ferrol, a la actualización de los buques de asalto anfibio 'Navarra' y 'Galicia', con base en Rota, a la construcción de buque Oceanográfico y a la construcción de otro buque tecnológico e inteligente que sustituirá al 'Alerta'.
El paquete de inversiones que se maneja en Defensa ha puesto a la industria naval y a la de armamento nuestro país en primera línea de combate para hacerse con estos encargos. Navantia juega con ventaja en esta carrera y los tres astilleros gaditanos han puesto todo su empeño en lograr buena parte de estos encargos.
En el mismo paquete de reclamaciones han incluido el proyecto de BAM inteligente AGI.
De momento, el astillero de San Fernando tiene adjudicadas la obras de dos nuevos hidrográficos para la Armada y está a la espera de que se concrete la adjudicación de dos nuevos BAM. Se espera además la adjudicación de un buque oceanográfico y todo apunta a que San Fernando sea el centro neurálgico de la obra. Mientras llega esta carga, el astillero sigue con la construcción de las tres corbetas para Arabia Saudí y del patrullero para la Marina de Marruecos.
Sección de la proa en el dique de Puerto Real
El gran reto se encuentra ahora en el astillero de Puerto Real. La Armada quiere un nuevo portaviones, de mayores dimensiones y funciones que el actual' Juan Carlos I', con base en Rota.El Ministerio ya ha encargado un proyecto de diseño a Navantia, inspirado en el portaviones francés 'Charles de Gaulle'. Las expectativas de carga de trabajo que se ciernen sobre los astilleros gaditanos durante los próximos años son muy grandes debido al incremento del gasto militar. España destinará este año hasta 40.457 millones de euros a este segmento, lo que supone un 2,48% de su Producto Interior Bruto.
El dique es clave
La irrupción de ese nuevo portaviones entre la grandes necesidades de la Armada ha puesto a los comité de empresa de Cádiz en situación de alerta para llevarse el gato al agua. No quieren enfrentamientos con los astilleros gallegos, pero la construcción de ese buque de guerra es del todo viable en Puerto Real, debido a que posee el dique de mayor tamaño de Europa, 500 metros de eslora por 100 de manga. El proyecto de nuevo portaviones, basado en el francés, es de 280 metros de eslora y 67 de maga. Este registro de medidas permiten su construcción en Puerto Real frente a Ferrol, cuyo dique tiene una eslora de 320 metros y 53 de manga. El dique gallego se quedaría pequeño.
El futuro portaaviones estará inspirado en el modelo francés 'Charles de Gaulle', aunque con propulsión convencional en lugar de nuclear. El buque tendrá un desplazamiento estimado de entre 40.000 y 42.500 toneladas y una cubierta de vuelo capaz de albergar hasta 30 aeronaves de combate de última generación, incluyendo cazas y helicópteros. Esta capacidad supera con creces la de los actuales buques españoles, que solo permiten el despegue y aterrizaje vertical de aviones como los AV-8B Harrier II, cuyo relevo se prevé para la próxima década.
Uno de los avances más relevantes es la adopción de sistemas de catapulta y cables de frenado (CATOBAR), que permitirán a los aviones despegar y aterrizar de manera convencional, ampliando las opciones de aviación embarcada y facilitando la incorporación de aeronaves más modernas y versátiles. Este cambio supone una ruptura con la limitación actual, que obliga a operar únicamente con aviones de despegue vertical, como el futuro F-35B, y abre la puerta a una mayor variedad de modelos de cazas navales.
Simulación de las distintas secciones del barco
El proyecto, aún en fase de estudio, podría generar hasta 10.000 empleos. El astillero de Puerto Real puja por este proyecto, frente al astillero de Ferrol, donde se construyó el 'Juan Carlos I' entre 2005 y 2009 y también unidades anfibias de estas características para Australia y Turquía,.
La Armada prevé que, si el estudio de viabilidad es favorable, la construcción del portaaviones pueda iniciarse en la próxima década, con la entrada en servicio estimada para mediados de la década de 2040 como muy pronto. Con este proyecto, España reforzará su presencia naval y su capacidad de proyección de fuerza, equiparándose a las principales marinas europeas.
Otro de los buques que figura entre las necesidades más urgentes de la Armada es el Buque Inteligente o Espía (AGI), que sustituirá al actual 'Alerta'. El Ministerio ya ha transferido 242 millones de euros para la construcción de este barco.
El 'Alerta' ha sido durante décadas uno de los activos más discretos pero fundamentales de la flota. Su función no es la del combate directo, sino la de escuchar el mar: capturar señales, interceptar comunicaciones, recolectar inteligencia. Ahora, su reemplazo permitirá mantener esa tarea con sistemas de última generación.
El actual 'Alerta' fue construido en 1985 en Alemania Oriental y adquirido por España en 1992. Este buque ha servido durante casi 40 años en tareas de inteligencia electromagnética (SIGINT y COMINT). Con 76 metros de eslora y unas 2.300 toneladas de desplazamiento, contaba con radares Kelvin Hughes 1106 y Sperry Marine, además de terminales satelitales Secomsat e Inmarsat.
Aunque en documentos oficiales se presenta como buque logístico, su verdadera misión ha sido operar en zonas estratégicas como el Atlántico, el Mediterráneo o las cercanías de Gibraltar y Canarias. Allí ha interceptado emisiones, rastreado señales y transmitido información clave para la defensa nacional. Pese a las múltiples modernizaciones, su tecnología analógica ya no responde a los desafíos del entorno digital actual.
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