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¿Cómo ha evolucionado el turismo en la provincia de Cádiz?

El turismo en la provincia de Cádiz tuvo un punto de inflexión a inicios de los 90, con la inauguración del primer hotel del Novo Sancti Petri. Actualmente este sector es su principal motor económico

Cádiz es el destino turístico que más crece en Andalucía y donde los turistas más se quedan y más gastan

Hotel ubicado a unos metros de la costa gaditana l.v.

B. ESTÉVEZ

Cádiz

Cádiz mostrará todo su potencial y sus numerosos atractivos turísticos en la próxima edición de la Feria Internacional de Turismo (FITUR), que se celebrará la semana que viene en la capital española. Un potencial y unos encantos que han llevado a la provincia a convertirse, con el paso de los años, en un destino turístico de primer nivel dentro de la península, al tiempo que cada vez es más demandado por los turistas extranjeros.

Esa evolución del turismo en este territorio ha llevado pareja la transformación de la mayoría de las localidades gaditanas, con una evolución urbanística -y también demográfica- que se pone de manifiesto, por ejemplo, en el considerable crecimiento de diferentes modelos de alojamiento así como de establecimientos, servicios y espacios atrayentes para los turistas, como pueden ser los campos de golf.

No obstante, a pesar del buen posicionamiento turístico de Cádiz en la actualidad, no siempre fue así. El turismo en esta provincia tuvo un punto de inflexión a inicios de la década de los 90, cuando en mayo de 1991 se inauguró el primer hotel de la urbanización Novo Sancti Petri, el actual Iberostar Royal Andalus. Y unos años antes, en 1985 la Junta de Andalucía elaboró el Plan Turístico del Litoral del Área Bahía de Cádiz-Río Guadalquivir', centrando su propuesta urbanística en la promoción y desarrollo de un nuevo complejo turístico de alta calidad entre los núcleos urbanos de Rota y Chipiona, siendo éste el germen de Costa Ballena.

Por esas fechas, ciudades de la costa mediterránea, como Marbella o Benidorm, llevaban ya décadas haciendo del turismo un motor económico. Como ejemplo, en 1964, Marbella ya contaba con 16 hoteles, además de múltiples residencias, hostales y apartamentos. Y en Benidorm fue en la segunda mitad de la década de los sesenta cuando empezaron a trabajar los primeros turoperadores británicos llevando grupos a esta localidad levantina a través del aeropuerto de Manises.

Ninguna localidad gaditana había alcanzado por entonces tanto esplendor turístico, y no por falta de lugares bellos, de un rico patrimonio natural, histórico y artístico, y de numerosas y magníficas playas. El desarrollo del sector turístico en Cádiz fue tardío con respecto a la costa mediterránea por varios condicionantes, entre ellos, su 'incómodo' viento de Levante y los kilómetros de terreno destinados a maniobras militares que han imposibilitado un crecimiento urbanístico ligado al turismo en zonas de gran atractivo como la ocupada por el campo de adiestramiento del Retín, en Barbate.

La situación geográfica de Cádiz hace que la provincia esté sometida a un régimen de vientos muy especial, en la que predominan el Levante y el Poniente. En Cádiz hay viento de Levante una media de 165 días al año, y se da con mayor intensidad entre mayo y octubre, produciendo grandes 'levanteras' que imposibilitan el disfrute de las playas a los bañistas. Hay que recordar que el surf fue un deporte prácticamente desconocido en nuestro país hasta los años 70. No existió un turismo de surf consolidado en la costa gaditana hasta años más tarde.

Asimismo, no se puede pasar por alto las 5.400 hectáreas que en 1981 expropió el Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo para la realización de maniobras militares en la sierra del Retín, en el término municipal de Barbate, y que ha imposibilitado el crecimiento urbanístico de esta zona, que se extiende entre Barbate y Zahara de los Atunes. Barbate tiene casi el 60% de su territorio ocupado por Defensa con este campo de adiestramiento. Un recinto militar de la Armada con 35 kilómetros de perímetro y que cuenta con una destacada zona de playa virgen donde se realizan los desembarcos.

Así, al desarrollarse el turismo de forma más tardía que en otras zonas del país, como las de la costa mediterránea, su implantación ha resultado menos invasiva en la provincia. Nada que ver -hay que insistir- con lo ocurrido en Marbella o Benidorm. Ciudades que se desarrollaron en una época de pelotazo urbanístico y cuando apenas existía conciencia ambiental, sin estar implantadas aún las políticas de costa.

De esta forma, en la provincia de Cádiz el sector turístico se ha ido desarrollando con una mayor conciencia ambiental, pensando en una mayor conciliación de la sostenibilidad de la costa gaditana y la protección de los espacios naturales con el crecimiento económico y el mantenimiento de la actividad de dicho sector. De ahí que, a pesar del innegable crecimiento urbanístico ligado al turismo -y alineado a veces con la especulación- que ha experimentado en las últimas tres décadas la mayoría de las localidades costeras gaditanas, aún se conservan parajes de gran riqueza natural y playas vírgenes. Y es que la Costa de la Luz se caracteriza por tener las playas más salvajes de toda Andalucía. Prevalece la naturaleza porque se protege medioambientalmente.

Principal motor económico

Pero no cabe duda de que en los tres últimas décadas, especialmente, se ha desarrollado en la provincia una dependencia del turismo paralela a la desindustrialización, aunque bien es cierto que en los últimos tiempos el sector naval y el aeronáutico están asumiendo una mayor carga de trabajo. Aun así, Cádiz tiene una gran dependencia económica del sector turístico, ya que en los últimos años se ha convertido en su principal motor económico.

Esto se ha ido traduciendo en un aumento -cada vez más descontrolado- de la oferta para turistas. La provincia apostó por un turismo de masas que ha propiciado que buena parte de la población haya podido encontrar una salida laboral en el sector servicios, aunque no siempre con dignas condiciones laborales.

Este turismo de masas ha ido condicionando el tejido social y comercial de los municipios y no siempre para bien, produciendo a veces efectos negativos, como los exorbitados precios de los alquileres por motivo de esa turistificación y la pérdida de población ocasionada por la dificultad de acceder a una vivienda.

De ahí que cada vez más las administraciones estén más concienciadas con la necesidad de explorar y apostar por otros tipos de turismo más sostenibles y beneficiosos para la ciudadanía y sus municipios que ese turismo low cost. E igualmente se apuesta por la desestacionalización del turismo, con el objeto de conseguir que el interés por un lugar turístico se diversifique y se mantenga estable a lo largo de todo el año, contribuyendo ello a mejorar el empleo relacionado con el sector turístico y, también, a generar riqueza a lo largo de todo el año.

Segmentos del mercado

Es por ello que desde hace años se apuesta por una promoción turística de la provincia menos generalista y más dirigida a los distintos segmentos del mercado turístico que pueden visitar la provincia en diferentes épocas del año. Como ejemplos, desde el Patronato Provincial de Turismo de la Diputación de Cádiz señalan diferentes tipos de turismo relacionados con la ornitología (se desarrolla fundamentalmente en primavera y otoño), la bicicleta (en invierno sobre todo), la gastronomía (a lo largo de todo el año aunque, en primavera está vinculado especialmente al atún), los idiomas (todo el año), el mundo ecuestre (relacionado con las carreras de Sanlúcar, el Circuito Hípico del Sol en Montenmedio, el Polo en Sotogrande y la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre en Jerez) y el golf (durante todo el año y en diferentes enclaves como Novo Sancti Petri, Costa Ballena y Montenmedio, entre otros). Estos dos últimos segmentos están dirigidos fundamentalmente a turistas con gran poder adquisitivo.

Alemania es, sin duda, el principal mercado de la provincia gaditana, y el turista alemán contribuye a la desestacionalización del turismo al visitar Cádiz -principalmente el Novo Sancti Petri- prácticamente durante todo el año. En cambio, en el resto de provincias andaluzas es el turista británico el predominante.

Y otro dato a tener en cuenta es que de cada tres turistas que nos visitan, dos son españoles, y el turista nacional es más dado a viajar sólo durante la temporada estival.

En definitiva, no cabe duda de que la provincia gaditana ha ido ganando peso en el sector en los últimos 30 años hasta convertirse en un referente del turismo gracias a sus muchos atractivos. Y ahora, una vez posicionada, el objetivo debe ser promover un turismo sostenible y de calidad que beneficie tanto a los destinos, como a sus poblaciones y a los propios viajeros, al tiempo que minimice los impactos negativos en el medio ambiente y en los núcleos poblacionales.

Comparativa de cifras en 25 años

Los números dan buena cuenta de la evolución del turismo en la provincia de Cádiz en los últimos 25 años. Según datos proporcionados por el Patronato Provincial de Turismo, en el año 1999 se contabilizaron en la provincia un total de 1.337.477 turistas, de los cuales 840.306 fueron nacionales y 497.171 extranjeros. Unas cifras bien alejadas de las registradas en 2023, con 2.779.290 visitantes, siendo 1.913.541 nacionales y los restantes 865.749 de otros países. Nada menos que un incremento de un 107,80%.

No obstante, hay que tener en cuenta que esos datos sólo engloban a los turistas que han pernoctado al menos una noche en la provincia, por lo que no se contabiliza a los turistas que sólo vienen a pasar un día ni a los de cruceros. E igualmente tanto las cifras de 1999 como las de 2023 sólo hacen referencia a los visitantes hospedados en hoteles, albergues, pensiones y hostales, por lo que las cifras serían bastante diferentes, sobre todo las de 2023, si se incluyeran también a los personas que pernoctaron en campings, alojamientos rurales y, por supuesto, viviendas turísticas.

En cuanto a las pernoctaciones en esos alojamientos indicados, se contabilizaron 4.125.956 en 1999 y 7.964.993 el pasado año; siendo de 3.839.037 la diferencia entre esos 25 años.

En 1999 existían en la provincia 22.570 plazas y 355 establecimientos hoteleros (hoteles, albergues, pensiones y hostales), mientras que en 2023 se contabilizaban 41.851 plazas (85,43%) y 421 establecimientos (18,62%).

En cuanto al empleo relacionado con el sector turístico, el Patronato Provincial de Turismo lo cifra en 2.074 (media anual) en el último año de la década de los 90, mientras que en 2023 el cómputo es muy superior, con 4.788 empleos más, lo que viene a sumar la cantidad de 6.862 (230,85%).

Por último, destacar que la estancia ha disminuido en estos 25 años. En 1999 la media estaba en 3,08 días y en 2023, en 2,69, ya que antes solía hacerse un único viaje de varios días, y ahora se opta más realizar varios pernoctando menos tiempo en los destinos.

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