Rafael de Utrera, cantaor y «contaor» de anécdotas en el Aula de Cultura de Vista Hermosa

A Rafael de Utrera, que estremeció con su portentoso quejío y su trino agudo, e hizo reír con sus historietas narradas con esa gracia como del Beni de Cádiz, le conocen como el cantaor de todos los guitarristas y vino acompañado precisamente de uno de ellos, el joven onubense Álvaro Mora, recién venido de La Unión.

El cantaor utrerano, conducido por el plumilla especializado en flamenco, afirmó encontrarse «muy nervioso por no estar acostumbrado a hablar en público, algo muy diferente a cantar». Ybarra le franqueaba el paso de las palabras para que el flamenco hispalense compusiera con verbos hablados y cantados su historia vital, desde sus orígenes en una taberna de Utrera donde estuvo trabajando cuando chaval.

Tras hablar de dioses del flamenco como Perrate y Gaspar de Utrera, inspiraciones de este cantaor, se arrancó Rafael por un fandango con el que rompía el hielo de esta conferencia cantada. Ybarra señaló que el de Utrera «no sabe reservarse, canta siempre al borde del precipicio, un tono por encima del suyo».

Narró el utrerano, con mucha gracia, cómo llegó a la venta 'Los Gallos', en la carretera que va de Sevilla a Utrera, por amor. Allí es donde el flamenco hizo sus primeros pinitos de cara al público. «Aquello me sirvió para hacerme novio de mi mujer y del tirón pa' Barcelona», confesó éste.

En la ciudad condal estuvo un año: «Le debo mucho aquella tierra, al empresario Luis Adame y a el tablao 'El Cordobés'», agradeció Rafael de Utrera, para seguidamente arrancarse con una soleá 'apolá' ‒«Estas permiten un arco muy amplio de tonos», apuntó Ybarra‒ en homenaje a 'El Tenaza de Morón', ganador del mítico concurso de cante jondo de Granada celebrado hace 100 años, el que fue organizado por García Lorca y Manuel de Falla, entre otros.

La bailaora Manuela Carrasco, contó el utrerano, es la madrina de bautismo de uno de sus hijos. A ella, afirma Rafael, le debe mucho, porque entre otras cosas le consiguió siendo muy joven que se fuera de gira con Paco de Lucía: «Un maestro, un tío maravilloso», en boca del flamenco sevillano.

«Yo debuto con Paco en Washington DF, en el año 2000, y aún no lo conocía», confesó el de Utrera antes de hacer públicas algunas anécdotas vividas junto al magno guitarrista de Algeciras: «un gran aficionado al fútbol y aficionado a poner motes» en palabras del que fue su compañero de escenario.

Pasó el utrerano a hablar de sus proyectos; ahora con Remedios Amaya y 'El Farru'. Anunció que próximamente estarán en el Royal Hideaway de Chiclana de la Frontera. Y seguidamente se arrancó por bulerías, con una letra suya inspirada en su amor por la tauromaquia. No sin antes deleitar al respetable con otra de sus inagotables anécdotas, esta vez con el matador José Tomás de protagonista de la misma.

Prosiguió con otra soleá, un palo «que en tres o cuatro versos algo casi filosófico, te cuenta una historia», como explicó el joven periodista Luis Ybarra. Cerró el acto Rafael, como no podía ser de otra manera estando en uno de Los Puertos, con una alegría de Cádiz cuyos compases parecían mecerse al son de una habanera.