Melendi deja Likes y cicatrices en el Cabaret Festival

Combinó algunos temas más modernos como Likes y Cicatrices con otros más reconocidos y antiguos de su primera etapa como Un violinista en tu tejado o Voy caminando por la vida. «Huele a aire de primavera, tengo alergia en el corazón, voy cantando por la carretera, de copiloto llevo al sol. Y a mí no me hace falta estrella, que me lleve hasta tu portal, como ayer estaba borracho, fui tirando migas de pan».

El artista llegaba en un momento inmejorable a su cita con El Puerto de Santa María, con un nuevo disco que es un superventas y que ha alcanzado el número uno desde su salida. Continuaba la noche con El arrepentido y Mi código postal. «He vuelto a la ciudad la que me vio nacer, he vuelto ya de ya nada es igual, la recuerdo muy bien, y sin embargo soy un extranjero mas. Porque tú porque tú ya no estas, no hace falta que nadie me lo diga se lo noto en la ciudad, las hojas de nuestro parque ya no esperan al otoño, está lleno de señales prohibiéndolo todo».

Uno de los grandes momentos de la velada se produjo cuando Melendi estaba interpretando Destino o casualidad ya que de repente se detenía en seco. El asturiano vio como en primera fila se encontraba Ana, un fan acérrima del cantante que llevaba una pancarta en la que había escrito: «¿Puedo cantar contigo Destino o casualidad?», curiosamente el tema que se estaba interpretando en ese momento. «Perdonad, pero acabo de ver que hay una chica que quiere cantar esta canción conmigo», y sin pensarlo la invitó a que subiera con él al escenario para interpretar juntos la canción, un momento que sin lugar a dudas esta joven no olvidará nunca. «Ella iba caminando sola por la calle, pensando, «Dios, ¡qué complicado es esto del amor!», se preguntó a sí misma cuál habrá sido el detalle, que seguro Cupido malinterpretó. Él daba, como cada noche, vueltas en la cama, sonó, de pronto, una canción romántica en la radio, quizá fue Michael Bolton quien metió el dedo en la llaga, y como le faltaba el sueño fue a buscarlo. Los dos estaban caminando en el mismo sentido, y no hablo de la dirección errante de sus pasos, él la miró, ella contestó con un suspiro, y el universo conspiró para abrazarlos».

Volvía a sus orígenes con Calle la Pantomima, un tema que le brindó muchos éxitos en el pasado, antes de interpretar algunos como Sin remitente, Desde que estamos juntos o Como una vela… antes de llegar a otro de los momentos más esperados por los fieles del asturiano, Tu jardín con enanitos. «Hoy le pido a mis sueños, que te quiten la ropa, que conviertan en besos, todos mis intentos de morderte la boca. Y aunque entiendo que tú, tú siempre tienes la última palabra en esto del amor, y hoy le pido a tu ángel de la guarda, que comparta, que me de valor y arrojo en la batalla para ganarla».

Casi sin verlo o sentirlo, y siendo fiel a la teoría de la relatividad, la hora y media de concierto se pasó volando entre canciones, gritos, saltos y situaciones de pura magia en el Cabaret Festival. Se marchó como llegó, haciendo ruido, mucho ruido y dejando algunas Lágrimas desordenadas. «Si mi corazón aún no se viste solo, es porque no ha encontrado a su medio limón, lucha en los asaltos que manda la vida, vive con cien gatos en un callejón. Y en el horizonte de mi pecho en llamas, soy un superman que busca tu cabina, el sujeto de quien no llora, no mama».