Cabaret Festival
El Barrio y su tierra, amor y emoción a partes iguales
José Luis Figuereo cantó en Cabaret Festival de El Puerto de Santa María, en la provincia que le vio nacer, crecer y, poco a poco, a base de letras, hacerse con el cariño de miles de personas
Para ser un gran artista parece que hay que viajar, que hay que recorrer el mundo de este a oeste, cruzando el charco para llenar estadios, pabellones o salas de conciertos allá donde vayas. Colgar carteles de 'sold out' no solo se logra cantando bien. El artista debe tener algo especial, un carisma que haga que la gente te siga donde quiera que vayas. Puedes ser grande sin que tu música se oiga en Estocolmo o San Petersburgo, porque lo más importante no es ser querido en todo el mundo, es ser querido en tu tierra, y eso José Luis Figuereo lo sabe bien.
Una lección básica de geografía nos lleva a pensar que un continente, una isla, un país o una región no es más grande por tener una gran extensión. Los pueblos son grandes por su arte, su belleza, la gracia de su gente, su valor o su endereza, y de eso Cádiz va sobrada. Esto no se compra con almas ni se vende por riqueza, por eso de todo el contorno que el mundo encierra El Barrio se queda con su provincia blanca, salaita y marinera porque es «un enfermo del sur».
Allá donde vaya José Luis Figuereo triunfa, y más aún cuando su gira le hace ser profeta en su tierra. El Puerto de Santa María ha sido la ciudad que en esta ocasión le ha recibido con los brazos abiertos y una plaza de toros abarrotada. Cambiando el ruedo y el albero, que tantas grandes noches de toros ha dado a la ciudad, por un escenario donde un hombre con su característico sombrero negro ha sacado su estilo propio cargado música aflamencada con requiebros y motivos de rock.
El Barrio llegó a Cabaret Festival para presentar en directo su último álbum de estudio 'Atemporal' compuesto por 14 nuevas canciones y que se estrenó el pasado diciembre. En este nuevo trabajo discográfico, Selu sigue mostrando su carácter indomable y una forma de sentir y componer que nunca perteneció a ningún estilo definido, ni se dejó influenciar por modas pasajeras.
Una plaza de toros repleta, con la que El Barrio se quedó asombrado nada más salir a escena. El público comenzó a interactuar con el artista con la canción 'Amores maníos' y 'Agua fresca'. Con solo entonar «sii…» ya el público le seguía a capela «quieres agua fresca niña…», a lo que el cantante respondía «que peazo público». José Luis Figuereo sabía lo que venía después, y se lo hizo saber a sus fans. «Si la voz me respeta esta noche saldremos de aquí atemporalmente recordando a El Barrio». El público iba a ser un protagonista de la noche. Bailó, cantó y tocó las palmas. Recordando el pasado también hubo tiempo de cantar por bulerías con 'Vamos niña un poquito' o escuchar otros temas como 'Me voy al mundo', 'Mal de amores' o 'Curandero'.
Entre cante y cante había momentos dedicados a la tierra, nuestra tierra, la que le vio nacer, crecer y llegar a la fama. En un momento el batería apareció con la camiseta del Cádiz, con el nombre del jugador Rubén Alcaraz a la espalda, quién también estuvo presente en el concierto, y el Selu lo aprovechó para entonar junto con todos los presentes el 'Me han dicho que el amarillo', himno oficioso del Cádiz.
Más tarde, El Barrio se atavió con la bandera de Andalucía amarrada a la cintura, porque él, ante todo, es «gaditano y andaluz». 'Andalucía' fue una de las letras dedicada a la comunidad autónoma que tanto ama y con la que representó a las ocho provincias que la conforman.
Incluso hubo tiempo de cantarle al dueño del barrio donde nació y creció, al Nazareno de Santa María. 'Cantar al barrio', un tema que se atrevió a entonar únicamente con su guitarra y que también dedicó a su hija, demostrando la familia que ha formado en la ciudad, a la que tan arraigado está.
'Mal de amores', 'Ángel malherido', 'Me voy al mundo', 'El coco', 'Orgullo' o 'Pa Madrid' son himnos de El Barrio que también se pudieron escuchar en el coso portuense. Tal era la conexión entre el cantante y sus fans que dudo que, por muy lejos que se vaya o por muchos pabellones que llene, jamás tendrá un público tan entregado al artista como el de su propia tierra.
