Cádiz
El déficit crónico de enfermeras tensiona la atención sanitaria en la provincia de Cádiz en pleno verano
El Colegio de Enfermería denuncia la falta de planificación del SAS, que deja a la provincia sin refuerzos
La sanidad pública gaditana vuelve a encarar un verano marcada por la falta de personal de Enfermería, un déficit estructural que se agrava año tras año y que este 2025 alcanza cotas preocupantes. La ausencia de planificación eficaz por parte del Servicio Andaluz de Salud (SAS), pese a los reiterados avisos del colectivo profesional, ha dejado a la provincia en una situación crítica, con centros de salud y hospitales tensionados, plantillas bajo mínimos y zonas turísticas con una cobertura asistencial insuficiente.
La situación no ha cogido por sorpresa a nadie. Ya en abril, el Colegio de Enfermería de Cádiz y el Consejo Andaluz de Enfermería (CAE) emitieron una advertencia pública, reclamando al SAS la urgente planificación del conocido como Plan de Vacaciones. Alertaban entonces de que, de no reforzarse adecuadamente los servicios de cara al verano, se repetiría el escenario de años anteriores: sobrecarga laboral, aumento de listas de espera, cierre de camas y deterioro de la atención al ciudadano. La llamada cayó en saco roto.
«Volvemos a comprobar que la planificación estival no existe o llega tarde. Se repite la historia, con las consecuencias que ya conocemos: una atención deficiente, profesionales que están desbordados y ciudadanos desprotegidos», lamenta Rafael Campos, presidente del Colegio de Enfermería de Cádiz. «Trabajar al límite no solo es injusto para los profesionales, sino también peligroso para los pacientes. El SAS no puede seguir fiándolo todo a la vocación. Sin recursos ni estabilidad, el sistema se resiente», añade.
Zonas como la Sierra de Cádiz, La Janda, la Bahía y el Campo de Gibraltar —que en verano duplican su población por el turismo— se enfrentan al mes de julio sin los refuerzos prometidos. Centros de salud con turnos incompletos, servicios de urgencias sin cobertura adecuada y hospitales que recurren a doblajes para poder mantener la actividad. La realidad en muchos puntos de la provincia es la de una sanidad que opera en condiciones límite.
Desde el Colegio señalan con preocupación que hay turnos en los que solo hay una enfermera para todo un centro de salud. «Eso no solo es ineficaz, es directamente inseguro. No se pueden asumir tareas asistenciales, administrativas y de urgencias con una sola profesional en plantilla», subrayan. Esta situación genera estrés, frustración y, en muchos casos, burnout entre los profesionales, que se sienten abandonados por la administración.
Cinco años después de la pandemia, el contraste con aquellos días de aplausos desde los balcones resulta doloroso. Las enfermeras que entonces fueron símbolo de entrega y resistencia frente al Covid-19 se ven hoy atrapadas en un sistema que no las reconoce ni les ofrece estabilidad. «Aquellos aplausos se han desvanecido. Lo que queda es la sensación de haber sido olvidadas», señala una enfermera del Hospital de Puerto Real. «Somos las mismas que nos dejamos la piel en los peores momentos, pero ahora parece que ya no somos necesarias», añade otra compañera con 15 años de experiencia.
El problema de fondo es estructural. España presenta una de las peores ratios de enfermeros por habitante de la Unión Europea. Según los últimos datos del INE (diciembre de 2024), la media nacional se sitúa en 6,3 enfermeros por cada 1.000 habitantes, lejos del promedio comunitario de 8,5. Andalucía está incluso por debajo, con una ratio de 5,5. Esta carencia estructural se agrava en verano por la falta de contrataciones para cubrir las vacaciones del personal fijo.
En el caso concreto de Cádiz, las cifras son aún más preocupantes. La provincia arrastra una elevada fuga de talento joven: más de la mitad de los nuevos graduados en Enfermería emigran cada año a otras comunidades autónomas o al extranjero, en busca de mejores condiciones laborales. «Tenemos constancia de cómo hospitales de Madrid, País Vasco o incluso de países como Alemania y Francia contactan directamente con nuestros recién titulados, ofreciéndoles contratos estables, vivienda y oportunidades de carrera. Aquí lo habitual son contratos de días, con salarios bajos y sin perspectiva de continuidad», denuncia Campos.
Precariedad
A las condiciones económicas se suma la precariedad en la gestión de recursos humanos. «Los contratos por días o semanas son indignos. Los profesionales no pueden hacer un proyecto de vida si no saben dónde trabajarán la próxima semana», explica una enfermera de atención primaria que encadena 14 contratos en lo que va de año. «Invertimos años en formación, másteres, especialidades… y al final nos encasillan en eventualidades continuas. Es muy frustrante», añade.
Una de las consecuencias directas de esta precariedad es el aumento de la presión asistencial. Con menos personal, las cargas de trabajo se disparan. «Hay consultas en las que se atiende a más de 60 personas en una mañana. No se puede mantener la calidad con esos ritmos», denuncia otra profesional. Esta presión contribuye también a un aumento en los episodios de violencia hacia el personal sanitario. «Las agresiones verbales y físicas están a la orden del día. Y muchas veces se producen precisamente por los retrasos, la falta de personal o la saturación. No se justifica, pero el origen está claro», sostiene el presidente del Colegio.
En paralelo, se genera un deterioro de la atención al usuario. «No hay enfermeros suficientes para mantener todos los servicios, y eso obliga a cerrar unidades o reducir la actividad asistencial. Lo hemos visto en quirófanos, en urgencias, en las consultas… Todo esto redunda en una sanidad pública más lenta, más tensa y menos eficaz», apuntan desde el CAE.
Los profesionales piden medidas urgentes y estructurales. En primer lugar, un cambio en el modelo de contratación que garantice estabilidad y continuidad. En segundo lugar, una planificación real del verano, con refuerzos específicos para las zonas costeras y rurales. Y en tercer lugar, una apuesta decidida por el reconocimiento económico y profesional del colectivo de Enfermería. «Las especialidades deben estar plenamente reconocidas. No puede ser que una enfermera especialista cobre lo mismo que una generalista, o que no se valore su formación en la práctica diaria», subrayan.
La falta de incentivos, además, está provocando que muchas plazas queden desiertas. En algunas zonas del interior de la provincia, el SAS no ha logrado cubrir los turnos disponibles por falta de candidatos. «Nadie quiere venir a trabajar a cambio de inestabilidad, sobrecarga y salarios bajos. Es una cuestión de dignidad profesional», recalca una representante sindical.
Desde el Consejo Andaluz de Enfermería lamentan que, pese a los reiterados llamamientos, la Consejería de Salud no haya dado señales de rectificación. Ni una sola reunión. «Ni una propuesta concreta. Ni una rectificación del modelo. Es una muestra de desprecio hacia un colectivo clave para el sistema sanitario», critican. El silencio institucional contrasta con la creciente alarma social. Asociaciones de vecinos, plataformas ciudadanas y colectivos de pacientes han comenzado a movilizarse en distintas localidades, exigiendo soluciones y respeto por la sanidad pública.
Sangría de talento
«El SAS forma a magníficos profesionales que luego se marchan porque aquí no tienen futuro. Es una sangría de talento que pagamos todos los andaluces», insiste Campos. No se trata solo de las condiciones laborales, sino de garantizar un derecho fundamental: el derecho a una sanidad digna, accesible y de calidad.
Los sindicatos han anunciado movilizaciones para las próximas semanas, si la Consejería de Salud no abre una vía de diálogo real. Las concentraciones arrancarán en los centros de salud de municipios costeros (donde la falta de personal es más acuciante) y podrían extenderse a los hospitales del SAS si no se atienden sus reivindicaciones.
En plena campaña estival, con miles de turistas incrementando la presión sobre el sistema sanitario, la sanidad gaditana se enfrenta a su enésima prueba de resistencia. El descontento es generalizado. La sensación, compartida. Y la exigencia, clara: planificación, respeto y soluciones estructurales que no dependan del voluntarismo ni del sacrificio constante de quienes sostienen la sanidad pública con su vocación. Porque sin enfermería, simplemente, no hay sistema.
Un centenar de enfermeros y fisioterapeutas se han sumado este jueves en Cádiz a las concentraciones impulsadas por SATSE, en centros sanitarios de las distintas comunidades autónomas de España, para manifestar su indignación por «el recorte salarial que sufren en sus dos pagas extraordinarias» y que les supone cobrar «unos 700 euros menos de media al año».
Los profesionales sanitarios han coreado distintas proclamas como «de mi extra, ni un euro», «Mi extra no se toca» o «es mi sueldo, es mi derecho». De esta forma, han visibilizado su profundo rechazo a una discriminatoria y perjudicial realidad que llevan padeciendo desde ya hace 15 años.
La Facultad de Cádiz, referente
Las titulaciones sanitarias continúan consolidándose como las más atractivas para los estudiantes andaluces que aspiran a ingresar en la universidad. Así lo reflejan los últimos datos oficiales publicados por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, que sitúan a la Facultad de Cádiz entre las tres más demandadas del sistema público andaluz, solo por detrás de Sevilla y Málaga.
Con un total de 8.812 solicitudes registradas para el curso académico 2025/2026, Cádiz se posiciona en el podio autonómico en cuanto a volumen de inscripciones universitarias. Este dato refuerza el atractivo de la oferta académica de la Universidad de Cádiz y consolida a su Facultad como un centro de referencia dentro del panorama formativo andaluz.
El interés por cursar estudios en Cádiz se concentra especialmente en el ámbito de la salud, donde destacan dos titulaciones por encima del resto: Medicina y Enfermería. Ambas han registrado cifras históricas en cuanto a solicitudes. Medicina ha recibido 6.861 peticiones, mientras que Enfermería ha alcanzado las 5.427. Estos datos confirman el fuerte tirón de la rama sanitaria, especialmente en el entorno gaditano, donde la vocación asistencial y el prestigio de la Facultad impulsan la demanda.
En el conjunto del sistema universitario andaluz, la Facultad de Cádiz destaca especialmente por estas titulaciones. Medicina se posiciona como la séptima carrera más solicitada de toda Andalucía, mientras que Enfermería aparece en noveno lugar del ranking general, superando también la barrera de los 5.000 aspirantes. Estas cifras consolidan el peso académico y la influencia regional de la Facultad, situándola como una de las instituciones más competitivas y valoradas por el alumnado andaluz
A pesar de los problemas estructurales que arrastra el sector sanitario —como la precariedad laboral, la sobrecarga asistencial o las condiciones de acceso al sistema público—, el alumnado sigue apostando de forma decidida por una salida profesional que continúa siendo un referente a nivel andaluz y gaditano. El compromiso vocacional, unido a la estabilidad a medio plazo y al reconocimiento social de las profesiones sanitarias, impulsa a miles de jóvenes a optar por estos estudios cada año.
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